Analizan expertos perspectivas de crecimiento económico para México en 2022

Mesa Redonda en la UNAM

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UNAM Com. Soc.

Aunque la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que el crecimiento de México en 2022 será bajo, de 2.3 por ciento, es difícil hacer predicciones. Además, en un contexto como el actual, de incertidumbre, en el que parecería que la pandemia está controlada, no se puede establecer si el coronavirus resurgirá, habrá nuevas variantes o si las vacunas van a funcionar; o bien, qué va a pasar con el conflicto Rusia-Ucrania, coincidieron en señalar académicos del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Durante la mesa redonda “El crecimiento económico de México 2021 y perspectivas para el 2022”, Moritz Alberto Cruz Blanco dijo que el desarrollo de la economía y su sostenibilidad se deben lograr por la vía del mercado doméstico, del consumo interno, y “toda vez que la inversión privada no responde, la otra opción es la inversión pública”.
En este sentido, hay avances que, si bien son insuficientes, alientan una visión de por dónde seguir para mantener el crecimiento económico. Además, no es una respuesta al fenómeno de la crisis, sino una política que se adoptó a partir del inicio de la administración actual. “Se quiere estimular el consumo, hacerlo crecer”, precisó.
Para la administración actual, expuso Moritz Alberto Cruz, las vías para estimular el consumo interno son: incrementos al salario mínimo; transferencias a los sectores con menores ingresos (programas de apoyo a adultos mayores, personas con discapacidad, becas para estudiantes, etcétera) e inversión pública.
Esta última, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación, alcanzará este año 3.1 por ciento del producto interno bruto (PIB), el monto más elevado en los últimos 10 años; tiene como prioridad la conectividad de regiones por tierra y aire mediante proyectos como el corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el aeropuerto de Tulum o el tren interurbano México-Toluca, por ejemplo, los cuales deben tener efectos como la generación de empleo.
En su participación, Arturo Ortiz Wadgymar añadió que la pandemia fue un factor que determinó la disminución de la actividad económica en el segundo semestre del año pasado. A pesar de factores en contra, el crecimiento del PIB de casi cinco por ciento, llámese recuperación o “rebote”, nos ubica en el cuadrante positivo.
“Eso le pareció poco a algunos, que pensaron que teníamos que crecer a siete u ocho para alcanzar niveles anteriores, pero se olvidan que hay una crisis internacional y una pandemia con dos variantes del virus que afectaron la posibilidad de un crecimiento mayor de la economía”, precisó el especialista.
Es incierto, continuó, saber qué va a pasar con el asunto de Rusia y Ucrania; está fuera de razón hacer proyecciones de un aspecto que no podemos controlar; los costos que esta guerra pueden tener tampoco son confiables. En lo interno desconocemos qué vaya a suceder; está pendiente la reforma eléctrica, por ejemplo.
Gerardo Minto Rivera, moderador de la sesión a distancia, explicó que estamos en un momento de crisis, nacional e internacional. En 2020 la economía mexicana tuvo su contracción pronunciada; el PIB se desplomó por el tema, aún presente, de la pandemia. Si a eso le sumamos la invasión militar de Rusia a Ucrania, “habrá afectaciones a la economía nacional, querámoslo o no”.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial establecieron que se desconocen los efectos que tendrá en la economía mundial la invasión rusa; “hay bastantes elementos que ubican a la economía nacional en un ambiente de crisis global”, finalizó.