PARÍS 2024: CONTROVERSIA POR LA PARTICIPACIÓN RUSA

“El deporte debe unir a naciones e individuos”.

Esaú Sánchez
Deportes
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Con los Juegos Olímpicos de París cada vez más cerca el deporte mundial continúa entre la espada y la pared sin poder decidir entre vetar a deportistas rusos y bielorrusos o permitir su participación, jugándose su neutralidad respecto del conflicto armado en Ucrania.

Desde hace meses el presidente del Comité Olímpico Ucraniano, Vadym Huttsait, pidió al Comité Olímpico Internacional (COI) y a otros organismos mundiales vetar a deportistas rusos y bielorrusos, con el argumento de que las condiciones de entrenamiento y desarrollo no son justas.

Además, teme que los deportistas rusos y bielorrusos hagan apología de la invasión a Ucrania, como el gimnasta Ivan Kuliak, quien subió al podio del Campeonato Mundial de Gimnasia 2022 luciendo en su maillot una Z, símbolo de la intervención rusa.

El COI intenta mantenerse al margen de la discusión y solo presenta sugerencias, aunque el titular, Thomas Bach, hace hincapié en que busca impedir que la política influencie al deporte, de modo que no se opone a que los deportistas rusos y bielorrusos se reintegren a las competencias mundiales.

En 2022 el organismo internacional sugirió a las federaciones deportivas vetar a los deportistas rusos y bielorrusos por “motivos de seguridad”. Pero a finales de marzo pasado corrigió su propuesta por considerar que la medida era discriminatoria, por lo que recomendó que solo los deportistas que no formasen parte del ejército o de las agencias de seguridad nacional pudieran participar.

Lo anterior afecta fuertemente a la planta deportiva de Rusia, puesto que según informó el Ministerio de Defensa ucraniano, de las 71 medallas que consiguieron en los Olímpicos de Tokio 2020, 45 fueron de deportistas miembros del Club Central de Deportes del Ejército (CSKA, por sus siglas en ruso) y del total de medallistas, 20 poseían un rango militar en 2021.

El ministro ruso de Deporte, Oleg Matitsin, recientemente puntualizó que competir en torneos mundiales y de clasificación no garantiza que formen parte de las Olimpiadas, ya que “existirán exigencias especiales establecidas por el COI”. Además, afirmó que de participar en París 2024 Rusia solo podría llevar a 180 deportistas como máximo.

Finalmente, el presidente Vladimir Putin declaró que a través de los vetos las organizaciones internacionales solo dañan la reputación deportiva y los principios del olimpismo. Además aseveró que las competiciones mundiales deben fungir de enlace entre pueblos y países, “sobre todo cuando hay conflictos”.

Decisiones

En estricto sentido, los organismos internacionales de cada disciplina no están obligados a seguir las recomendaciones del COI. En el caso del atletismo la federación internacional World Athletics señaló a finales de marzo que no permitirá la participación de atletas rusos y bielorrusos en ninguna competencia de la disciplina, a pesar de las sugerencias del COI.

Según informó, su Consejo decidió continuar con el veto que les impusieron desde 2022. Detalló que ningún deportista, directivo o personal de apoyo de ambas nacionalidades podrá atender o participar en las reuniones del Congreso de Atletismo, asistir a algún evento de World Athletics ni formar parte de los programas de desarrollo profesional del organismo. Las medidas no cambiarán “en el futuro cercano”.

Sebastian Coe, quien preside la organización desde 2015, afirmó que “la destrucción que hemos visto en Ucrania en el último año, junto con la muerte de 185 atletas ucranianos, ha reforzado mi determinación en este asunto”.

World Aquatics, el organismo internacional de los deportes acuáticos, señaló a su vez en abril que crearía una comisión de trabajo para encontrar la manera de que rusos y bielorrusos participen en las competencias mundiales.

No obstante, también detalló que los criterios quedarían definidos hasta julio, el mismo mes en que tendrá lugar el Campeonato Mundial de Natación en Japón, por lo que los deportistas provenientes de Rusia y Bielorrusia no podrían registrarse y se perderían competencias de natación, clavados y polo acuático.

En tanto, la Federación Internacional de Judo (IJF) permitió que dichos deportistas participasen en el Campeonato Mundial de la especialidad el 7 de mayo, argumentando que los competidores no incurrieron en propaganda de guerra y demostraron neutralidad.

Esto provocó que Ucrania retirara su delegación del torneo: señaló que la IFJ no era neutral ante el conflicto y denunció que la mayoría de los participantes rusos eran miembros de las Fuerzas Armadas.

A principios de abril la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) estableció que los gimnastas rusos y bielorrusos que no formasen parte de algún modo en la invasión a Ucrania podrían participar en todas sus competencias, incluyendo el Mundial de Gimnasia que se disputará en octubre en Amberes, Bélgica.

Morinari Watanabe, presidente de la FIG, insistió en que el deporte debe ser independiente de la política: “Entiendo y apoyo la posición de Ucrania en el aspecto político, pero el deporte debe buscar y promover la paz incluso cuando los gobiernos y los soldados están en guerra”.

En el caso del tenis y el ciclismo, la Federación Internacional de Tenis (ITF), la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) y la Unión Ciclista Internacional (UCI) han permitido que rusos y bielorrusos compitan como deportistas neutrales, es decir, que no representan a sus respectivos gobiernos, no reciben financiamiento del Estado o de compañías estatales y no expresan apoyo por la invasión a Ucrania.

El COI tiene pendiente definir la participación de estos países en París 2024 y, según diversas fuentes, no sucederá antes de julio de este año.

Ucrania, una vez más, amenazó con boicotear las Olimpiadas y prohibir a sus deportistas participar en el caso de que el COI permita a rusos y bielorrusos competir. A esta advertencia se unen Polonia, Dinamarca y los países Balcánicos.

Una vez más, el deporte se ubica en el borde de la politización.