La comunicadora, periodista y escritora Hannia Novell debuta como novelista con Trazos de sangre, un thriller policiaco cuya historia gira alrededor de una temática que hoy no deja indiferente a nadie, tanto en México como en el mundo: el feminicidio.
Se trata de un sólido debut literario de Novell con un relato donde la maldad, la denuncia y la esperanza pasan del rigor periodístico al género de la novela noir.
Con una pluma ágil y un estilo versátil, Trazos de sangre desarrolla una trama en la que cada personaje (Abril, Amanda, Manrique, Octavio y CC, un asesino serial) se ve envuelto en una serie de crímenes sangrientos.
Es una cruda historia en la que CC busca ganar una oscura fama eliminando a la comunicadora más famosa del país, cuyo objetivo es dar a conocer una nefasta obra compuesta por réplicas de arte hechas a partir de piezas humanas… ¿Logrará convertirse en la nota titular del noticiario de esa noche o será Abril quien gane la primicia reportando la captura del peor asesino que la Ciudad de México haya visto?
La novela, sin duda, es reflejo de “una dura realidad en la que es necesario atender el grave problema de los feminicidios e infanticidios que se cometen impunemente día con día en el país”, dice a Vértigo la autora.
Entre letras
Hannia Novell estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad del Tepeyac y realizó estudios en periodismo, literatura y seguridad nacional en diversas instituciones, como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Fue conductora titular de Hechos Sábado, Noticiero Azteca América y Hechos AM.
Ha realizado destacadas coberturas de interés nacional e internacional como la renuncia del Papa Benedicto XVI desde el Vaticano, el terremoto en Haití y Chile en 2010, la guerra en Irak, la intervención de la OTAN en Afganistán y reportajes en vivo desde Nueva York y Washington tras los ataques del 11 de septiembre.
Es autora de los libros periodísticos El santo que caminó entre nosotros, que habla sobre la vida del Papa Juan Pablo II, y Bitácora de guerra, experiencias de una reportera, donde retoma sus vivencias como corresponsal en el frente.
Con Trazos de sangre la escritora explora una nueva etapa como novelista y asegura que, a su vez, “este trabajo es resultado de mis inicios como guionista de radiocuentos, luego como guionista de radionovelas y, después, escribiendo cuentos cortos para algunos medios impresos”.
Realidad y ficción
—El feminicidio es un tema sensible…
—Es un asunto que nos preocupa, que me parece que ya tendría que estar escalando a un tema de seguridad nacional. Pero como estoy pasando de lo periodístico a lo literario, me parece que la mejor exposición para visibilizar este problema es a través de esta historia, que aborda el tema del feminicidio, pero desde la perspectiva de la persecución de un asesino serial: esa es la columna vertebral de la novela.
—¿El libro tiene como base algún caso específico?
—Se basa en la realidad, más que en algún caso de gran difusión o de alguna nota que me haya tocado cubrir; aunque sí, hay guiños a algunos de los casos más sonados.
Novell deja claro que, aun cuando los personajes se basan en situaciones reales, “solo algunos podrían parecer muy cercanos; por ejemplo, el que harto de la corrupción, la impunidad y la vendetta decide dedicarse a la investigación privada; y el otro personaje principal, que es una periodista que ante la falta de resultados de las autoridades decide por cuenta propia perseguir al asesino”.
—Como mujer ¿se siente insegura al conocer estos casos?
—Claro, miedo sí hay. Pero como periodista lo que intento es trabajar a pesar del miedo; trabajar y procurar ser la voz de tantas mujeres que no tienen voz, las olvidadas, las invisibles.
Aunque nadie está exento, señala, las mujeres son más vulnerables en esta sociedad: “Niñas, adultas y mujeres de la tercera edad, nadie se salva en este México que pinto de rojo, ya que, en mi opinión, está demasiado violento”.
Añade que “antes pensábamos que eran casos que sucedían en comunidades apartadas y de escasos recursos; hoy bien puede ser el caso de una vecina, la compañera de trabajo, la amiga… cualquier persona”.
Reflexión
—¿Cómo se plasma esto en el libro?
—Es complicado, porque cuando escribí esta novela lo que intenté fue dar voz a las mujeres y fue una parte que me costó trabajo realizar, ya que en las noticias siempre reportamos cuando desaparecen, cuando las buscan o cuando los familiares están desesperados por encontrar un eco por parte de las autoridades para que los acompañen en la investigación, pero nunca decimos cómo las matan. Esa es la parte en la que más tardé y fue más intenso e incluso doloroso: cuando investigas cómo las mataron y cómo fueron hallados sus cuerpos encuentras cosas terribles.
La autora señala que “para llevar a cabo la trama partí de datos reales: testimonios de médicos forenses, investigadores, policías, expolicías, víctimas y familiares; es decir, personas que han pasado por casos así. Es una novela con muchos toques de realidad”.
—¿Es una obra de reflexión para la sociedad?
—Soy una contadora de historias y aquí el personaje principal (Abril) dice: “Siempre quise contar historias, ¿ahora quién contará la mía cuando me convierta en un número más?” Creo que el punto en mi trabajo siempre es provocar algo, algún sentimiento que movilice, que haga reír, llorar o enojar, pero que provoque algo, que no pase desapercibido.
En este sentido, agrega, “sin duda, uno de los objetivos es invitar a la reflexión. Sufrimos mucho como país en materia de violencia, inseguridad y, sobre todo, feminicidios. Eso intento: que reflexionemos sobre estos asuntos”.
—¿Tiene pensada una segunda parte para esta historia?
—De hecho, mi intención es crear una saga, una trilogía; es decir, la obra recién se presentó primero en la FIL de Guadalajara; luego en el Senado de la República; y finalmente, el año próximo, se presentará en la Feria del Palacio de Minería. Ya veremos cómo marchan los tiempos. Y si es posible, que salte a la televisión, que llegue a más gente, que se convierta incluso en una serie.