TIEMPO DE CELEBRACIÓN FAMILIAR

“La piñata lleva dulces y fruta como premio a la fe y la perseverancia”.

Lorena Ríos
Cultura
navidad y año Nuevo , México

En tiempo de Navidad se conjugan los aromas de pino fresco, manzana-canela, galletas horneadas, bacalao, romeritos con mole, ponche de frutas y colaciones, todo enmarcado por las emociones de reuniones o reencuentros, abrazos y muestras de cariño iluminadas por una magia que llega a todos.

Sin duda, el colorido de los adornos, las flores de nochebuena y las luces multicolores son el escenario ideal para los buenos deseos, las muestras de amor, la unión y la entrega de obsequios que producen momentos inolvidables y quedarán impresos en la memoria de todos los miembros de las familias mexicanas.

Pero esta celebración no solo implica degustar los platillos decembrinos y las bebidas calientes para aliviar el frío invernal, sino que además es un espacio y tiempo para la reflexión; para analizar el sendero andado, pero también para llenarse de nuevos proyectos, metas y esperanzas.

Así que cada elemento tiene un significado en esta celebración, cuyo origen se remite a la religión cristiana, al nacimiento del niño Jesús, el símbolo de paz, esperanza y amor; son los elementos para la reinvención, la reconciliación y para seguir adelante en la vida.

Este es el tiempo para que las personas puedan reexaminarse y evaluar sus pensamientos, sentimientos y hechos. Un tiempo de recuerdo, de gratitud y de perdón. Una época para meditar en el significado personal que tiene la Navidad para cada uno. Es, sin duda, un tiempo de renovación.

Significados

La Navidad la estableció para cada 25 de diciembre como día de solemnidad la Iglesia católica en el año 350, gracias al papa Julio I.

En la Biblia, sin embargo, no se menciona el día exacto del nacimiento de Jesús, por lo que la celebración de la Navidad en principio no formaba parte de las tradiciones cristianas.

Fue a partir de la redacción de los textos evangélicos, en el siglo I d.C., que comenzó a desarrollarse un interés por el nacimiento e infancia de Jesús.

San Lucas y San Mateo hablan en sus Evangelios sobre su vida y su obra. Es en estos textos donde figuran los hechos que narran el alumbramiento y en ellos reside la esencia misma de la Navidad.

Por otro lado, la Iglesia tenía necesidad de sustituir las fechas en que se celebraban las fiestas Saturnales, tradicionales en la Antigua Roma durante el solsticio de invierno. Se fijó, pues, el día 25 de diciembre como fecha conmemorativa del nacimiento de Jesucristo para facilitar la aceptación del cristianismo por los llamados paganos.

La palabra Navidad, como tal, procede del latín nativitas que significa “nacimiento”. Este término también se utiliza para referirse a la época navideña, periodo que en algunos países abarca desde el Adviento, las cuatro semanas que preceden a la Navidad, hasta el Día de Reyes.

Desde el punto de vista cristiano el significado de la Navidad responde a la manifestación de ciertos valores que durante estas fechas cobran un significado especial: solidaridad, unión, amor, paz y esperanza son más propios de esta época decembrina.

Existen costumbres y símbolos que acompañan la celebración de la Nochebuena. Por una parte, se lleva a cabo una ceremonia llamada Misa del Gallo o Misa de los Pastores, que tiene una duración aproximada de dos horas (comienza a las diez de la noche y finaliza a la media noche), para anunciar el nacimiento de Cristo con el inicio del día 25. Es símbolo también de que la luz de Dios se abre paso en medio de las tinieblas.

Según la tradición es costumbre que en las casas se realice una cena donde se reúnen familiares y amigos cercanos. La comida dependerá de los gustos de cada familia. En México, por ejemplo, se suele comer pavo relleno, romeritos con mole y camarones, lomo adobado o bacalao, según la decisión de los anfitriones.

Otro de los símbolos de la Nochebuena es el intercambio de regalos. Normalmente se abren solo después de medianoche, en el momento de mayor expectativa, de gratitud y de abrazos fraternos.

Todas las tradiciones navideñas tienen un profundo arraigo en las creencias cristianas. Han sido transmitidas desde hace siglos de generación en generación y por eso a veces puede pasar que, aun cuando se practiquen habitualmente, algunos hayan olvidado cuál es su verdadero significado, origen, historia y razón de ser.

Símbolos

Para empezar, el árbol de Navidad se basa en el mito del árbol de la vida de la mitología nórdica. Este mito lo aprovechó en el siglo VIII San Bonifacio, evangelizador de Alemania, para introducir entre los pueblos del norte de Europa el culto cristiano.

Durante la evangelización de Alemania, San Bonifacio pensaba en una forma de orientar la fe de los paganos hacia el Dios cristiano. En lugar de desterrar las prácticas optó por modificar y dar un nuevo significado al símbolo del Yggdrasil. Entonces cortó un fresno y, en su lugar, plantó un pino de hojas perennes como símbolo del amor eterno de Dios. Luego lo adornó con manzanas, en representación del pecado original, y con velas, que simbolizan la luz de Cristo.

Sin embargo, la tradición demoró bastante en extenderse. Por ejemplo, en Alemania se hizo una costumbre establecida desde el siglo XVII, mientras que a países como Inglaterra y España llegó en el siglo XIX.

Hoy las manzanas han sido reemplazadas por esferas de colores, ya sea de cristal o plástico, y las velas por luces. La tradición indica que debe ponerse durante el Adviento, el periodo de preparación para la Navidad, el cual tiene una duración aproximada de cuatro semanas.

Etimológicamente la palabra adviento proviene del latín adventus, que significa “llegada” o “venida”. La llegada se refiere al nacimiento de Jesucristo. Por ende, el Adviento invita a los fieles a mantenerse esperanzados, preparados y vigilantes mientras aguardan el nacimiento del salvador. Al mismo tiempo, anuncia la segunda venida del Mesías en el final de los tiempos.

Además, el Adviento es el primer tiempo del año litúrgico de la Iglesia. Le siguen, en orden, los siguientes tiempos o periodos: la Navidad, el primer tiempo ordinario, la Cuaresma, el triduo pascual, la Pascua y el segundo tiempo ordinario.

El Adviento inicia cuatro domingos antes de la fiesta de la Navidad, lo que puede coincidir con el último domingo de noviembre o el primer domingo de diciembre. Finaliza invariablemente el 24 de diciembre. Ya que su inicio es variable, el periodo puede durar entre 21 y 28 días. En cualquier caso, siempre contiene cuatro domingos.

Durante el Adviento el presbítero o sacerdote usa estola y casulla de color morado, que representa las actitudes de preparación, contrición y vigilancia ante la llegada de Jesús.

Sin embargo, en el tercer domingo, llamado Gaudete (gózate, en latín), el presbítero usa el color rosa, símbolo de alegría ante la cercanía de la Navidad.

Árbol de la Vida

El árbol de Navidad tiene un significado religioso. Por un lado, se asemeja al árbol del Paraíso del que comieron Adán y Eva, introduciendo el pecado original; y, por otro, anuncia la llegada del Mesías, quien representa el verdadero árbol de vida, que borra el pecado y trae la reconciliación. Así, este símbolo cristiano pone en relación al Antiguo Testamento con el Nuevo Testamento.

Los elementos decorativos del árbol de Navidad suelen ser una estrella o un ángel en la parte más alta; esferas de colores y luces. También se usan espumilla, guirnaldas, lazos y adornos diversos. A los pies del árbol suelen dejarse los regalos. Cada uno de estos elementos tiene su propio significado.

Por ejemplo, la estrella simboliza la estrella de Belén, astro guía de los tres Reyes Magos hasta Jesucristo; se coloca en el tope del árbol. El ángel algunas veces sustituye a la estrella y es ricamente ataviado; representa al ángel Gabriel, quien anuncia el nacimiento del Mesías. Las luces son la representación de la luz que Jesús trajo al mundo con su venida, la luz de una nueva esperanza.

Las esferas representan los dones que Dios entregó a los hombres; lazos y espumillones son símbolos de la unión familiar y la alegría; las piñas son los frutos del árbol. Otros adornos variados, cumplen una función decorativa. Sin embargo, como son de libre elección, las personas pueden atribuirles un significado particular. Pueden usarse campanas, lágrimas de cristal, flores, soldaditos, juguetes, peluches, bastones de caramelo, fotografías familiares, etcétera.

A su vez, los regalos deben colocarse al pie del árbol, ya que tienen un profundo sentido cristiano: recuerdan que todos los bienes que reciben los seres humanos provienen de Jesús, el árbol de vida.

En cuanto al color verde del árbol, es símbolo de la vida y la esperanza, mientras que la punta señala las alturas celestiales.

Nacimiento

El nacimiento, también llamado belén, pesebre o portal, es la representación del nacimiento de Jesús. Las primeras representaciones datan del siglo V, aunque se considera que uno de los más importantes motores para su popularización fue San Francisco de Asís.

Su objetivo es recordar a las personas las circunstancias humildes en que nació Jesús en Belén. Lo tradicional es colocar un nacimiento en casa con José y María en el centro de la escena presenciando la llegada de Jesús. Le acompañan el ángel Gabriel, así como diversos animales que habitan las granjas: ovejas, gallinas, patos, burros, vacas en actitud de reverencia o descansando sobre paja.

En la colocación del nacimiento se observan flores de nochebuena, planta con hojas de color rojo carmín, originalmente usada por los mexicas en sus rituales como símbolo de la pureza y la vida nueva de los guerreros muertos. Pero en el siglo XIX, Joel Robert Poinsett, diplomático estadunidense destacado en México, la descubrió y exportó a Estados Unidos. Allí se popularizó y extendió al resto del mundo como planta ornamental navideña, debido a sus colores.

Posadas

Las posadas son fiestas populares que se inician nueve días antes de la Navidad. Consisten en una representación del camino de San José y la Virgen María buscando dónde hospedarse antes del nacimiento de Jesús.

Se celebran del 16 al 24 de diciembre en ciudades y pueblos de todo México. Durante estas festividades la gente normalmente disfruta de platillos y bebidas tradicionales de la cocina mexicana como tamales, ponche, pan dulce, champurrado y gran variedad de frutas.

Además, existe la tradición de romper la piñata y devorar las delicias que salen de su interior cuando después de varios golpes, ya sea de los niños o adultos, se logra partir por la mitad.

Se cree que esta festividad nació durante los tiempos de los mexicas, nativos del Valle de México. Los habitantes del imperio azteca celebraban el nacimiento del sol durante el solsticio de invierno, entre el 20 y el 23 de diciembre.

Cuando los colonizadores españoles llegaron con los sacerdotes católicos se dieron cuenta de que estas celebraciones de los mexicas coincidían con las fechas de la Navidad. Aprovechando esta coincidencia, para cumplir con su tarea de convertir a las poblaciones nativas al cristianismo, la imagen de Huitzilopochtli (dios azteca del Sol y de la Guerra) fue sustituida por la de María y José; y en lugar de celebrar tres días, se aumentó a nueve para simbolizar el tiempo de embarazo de María.

De ahí el significado de las posadas que comienzan cada 16 de diciembre y la última se celebra el 24 de diciembre, día del nacimiento de Jesús. La primera posada que se celebró en el país, según la Archidiócesis Católica de México, tuvo lugar en el convento de los agustinos de Acolman, cerca de Teotihuacán. Con el paso del tiempo las posadas salieron de los muros del convento y se abrieron paso en los barrios de pueblos y ciudades.

Las piñatas

De acuerdo con Marco Polo el origen de las piñatas se encuentra en las celebraciones de año nuevo en China y en su forma original representaban animales. De ahí la tradición viajó a Italia y, más tarde, llegó a México, donde los frailes la utilizaron como herramienta de evangelización.

Existen indicios de que en Mesoamérica había tradiciones similares. Los mayas acostumbraban romper recipientes de barro rellenos de cacao y los mexicas llenaban cazuelas de barro con tesoros y alhajas, las decoraban con plumas y listones y las rompían durante las festividades en honor a Huitzilopochtli.

La forma actual de las piñatas surgió en el siglo XVI en Acolman de Nezahualcóyotl, Estado de México, cuando los frailes comenzaron a celebrar las “misas de aguinaldo” o “posadas” durante los días previos a la Navidad. En ellas se usaba la piñata como alegoría para evangelizar a los pobladores de la región.

Actualmente las piñatas se elaboran a partir de una olla de barro o cartón moldeado cubierto de papel colorido y se rellenan con dulces, fruta, cacahuates y juguetes. Después se rompen con un palo.

Villancicos y calcetines

Otra parte de las fiestas navideñas son los villancicos, canciones de tema navideño. Los primeros fueron compuestos por los evangelizadores del siglo V para, a través de la música, contar a los campesinos y pastores que no sabían leer sobre el nacimiento de Jesucristo. Se dice que escucharlos en Adviento ayuda a preparar el corazón para el acontecimiento de la Navidad.

De manera habitual, las familias, sobre todo los niños, acostumbran a cantar villancicos los días de celebración al son de instrumentos sencillos como panderetas o castañuelas. Los villancicos son una tradición muy extendida.

Igualmente, la tradición de colgar calcetines en la chimenea tiene su origen en una leyenda de San Nicolás de Bari. La historia versa sobre un hombre muy pobre que no tenía dote para casar a sus hijas. San Nicolás, entonces, se metió un día secretamente en su casa e introdujo monedas de oro en los calcetines que se estaban secando colgados en la chimenea. Desde entonces se dice que los regalos que aparecen en los calcetines son los que pone Papá Noel.

Celebrar la Navidad con un gran banquete familiar, con los platos y las bebidas típicas de la época, forma parte de las tradiciones cristianas: hacer una cena abundante simboliza la abundancia que Dios trae a nuestras vidas con su llegada.

Intercambio de regalos

La costumbre de intercambiar regalos en Navidad es una forma de manifestar el cariño hacia los seres queridos. En algunos países Santa Claus o Papá Noel es quien trae los regalos a los niños la noche del 24 de diciembre. En otros, los regalos de los más pequeños los trae el niño Jesús. En España y en México, por ejemplo, son los Reyes Magos quienes se encargan de repartir los regalos durante la noche del 5 al 6 de enero.

Sin embargo, la tradición puede remontarse hasta la Antigua Roma, donde durante las fiestas Saturnales se ofrecían obsequios a los niños al final de las celebraciones. Hoy la tradición de intercambiar dones sirve para recordar el regalo que Dios dio en su hijo Jesucristo.

De esta forma cada uno de los integrantes de las familias mexicanas puede recordar y hacer realidad los valores de la solidaridad, la unión, el amor, la paz y la esperanza para celebrar la Navidad de una manera inigualable.

Corona de Adviento

La forma circular representa la eternidad de Dios, quien no tiene principio ni fin.

Ramas de pino o abeto recuerdan al árbol de Navidad; y su color verde, la esperanza en la Tierra.

Cuatro velas representan el paso de la oscuridad a la luz semana a semana. Cada domingo del Adviento se enciende una hasta que estén encendidas las cuatro a la vez. Para la liturgia suelen usarse tres velas moradas y una rosa, pero también pueden ser de otros colores, como rojo o dorado.

La cinta y/o listones simbolizan el amor de Dios que nos envuelve, así como el amor de los fieles.

Manzanas, bolitas o adornos frutales representan a la vez los frutos del jardín del Edén que introdujeron el pecado y los dones reparadores que trae el nacimiento de Jesucristo.

Simbolismo de la piñata

Los siete picos representan los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Sus brillantes colores simbolizan la tentación.

Láminas de oropel o latón hacen referencia a los engaños del mundo.

Una venda en los ojos nos recuerda que la fe es ciega.

El palo con que se rompe la piñata es la fuerza y la virtud que destruyen los engaños y pecados.

Dulces, fruta, cacahuates y juguetes son las riquezas del reino de los cielos que se otorgan como premio a la fe y la perseverancia.

Así la tradición de la piñata nos recuerda que la fe ciega y la voluntad vencen al pecado y nos hacen merecedores de recompensas divinas.