Teotihuacán fue la capital de un estado de primera generación

La arqueóloga Linda Rosa Manzanilla dicta conferencias

Redacción
Cultura
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Teotihuacan reabrirá al público este 24 de febrero
(INAH).

Ciudad de México, México, 6 de febrero 2025. La arqueóloga Linda Rosa Manzanilla ha estado muy cercana, profesionalmente, a las culturas de Teotihuacan, Egipto y Mesopotamia, un conocimiento de cuando menos medio siglo que le permitió reflexionar sobre los Procesos de formación del Estado arcaico: tres casos emblemáticos, título del ciclo en el que ofreció las conferencias “Egipto y Mesopotamia: dos procesos distintos y paralelos de formación del Estado” y “El Estado teotihuacano: una excepción en Mesoamérica”.
En la primera conferencia, se vio cuáles fueron los factores que hicieron tan distintos los procesos en Egipto y en Mesopotamia, a partir del convencimiento de que Egipto estaba cerrado sobre sí mismo, porque tenían el orgullo de ser un pueblo elegido por los dioses para ser gobernado por Dios, por lo tanto, no querían extranjeros en su tierra; en el caso de Teotihuacan, éste se fraguó con alianzas de varios grupos étnicos, aseguró la integrante de El Colegio Nacional.
Linda Rosa Manzanilla comenzó el ciclo contrastando la formación del Estado en Mesopotamia, ubicada en el actual Iraq, y en Egipto. Aunque ambos surgieron en cercanía geográfica y temporal, más o menos hacia el año 6000 a. de C., presentaban grandes diferencias en su conformación, porque, al formarse el Estado faraónico, se cerraron sus fronteras.
“En cambio, Mesopotamia, esta tierra del Tigris y del Éufrates, estuvo abierta a las comunicaciones, a los intercambios, porque fundamentalmente se trata de tierras cultivables y de pastizales para el ganado, pero no hay rocas, no hay minerales, no hay metales. Por ello, los pueblos mesopotámicos imperaron en estas redes de larga distancia para tener los bienes que permitieran desarrollar su tecnología, así como para fabricar bienes suntuarios, esculturas, etc.”
La manera en que los pueblos de Mesopotamia se vincularon con los de Turquía oriental, Irán, la zona del Líbano, e incluso con Afganistán, nos habla de su gran apertura a los intercambios de larga amistad. Obviamente, Mesopotamia tuvo muchos ambientes diversos, desde regiones palustres y acuáticas cercanas al Golfo Pérsico, hasta las zonas de pastizales en la de la cordillera de los Agros, sin olvidar las montañas nevadas que vinculaban Iraq con Irán.
“El movimiento de fuentes de obsidiana, de metales como cobre, estaño y, posteriormente, los bienes suntuarios como la plata de Anatolia y el oro de Egipto, nos hacen ver que estos pueblos realmente fraguaron su ser en un mundo de relaciones. Originalmente, los pueblos del llamado neolítico precerámico eran grupos que muy tempranamente se sedentarizaron, que podían cultivar, tener ganado, recolectar, cazar y hacer artesanías en lo que se llaman las casas-corredores, unos corredores anexos a las viviendas”, enfatizó la colegiada.
De alguna forma, se trataba de ciudades sin reyes hasta ahora conocidos, ciudades corporativas, muy vertidas sobre la producción de manufacturas muy bien planificadas, con drenajes sofisticados, baños, pozos de agua, pozos públicos, pozos privados. “Estamos hablando hacia el año 2000 al 1700, muchos siglos antes de los romanos, y ya se observa una sofisticación hidráulica de control del agua, así como también muchas artesanías provenientes de estas ciudades originales, donde se hacen estos bienes dirigidos a las élites del sol”.
Un caso muy distinto es Egipto: tiene muchos bienes en su territorio, no únicamente zonas de cultivo, de pastoreo, sino también rocas: granito, calizas, areniscas. No necesita salir de sus fronteras para tener más o menos una sensación de autosuficiencia, al grado de que Egipto surge con grupos muy diversos que constituyen las provincias de lo que después será el Estado faraónico: “lo que sucede en África del Norte es que tenemos un momento previo a la desertificación del año 6000, donde el norte de África tenía zonas lacustres, ganado de cuernos largos y pastores, pero, hacia el 6000 a. de C., el norte de África es un desierto, el desierto en Sahara y muchos de estos pueblos se movieron hacia el sur, hacia el río Nilo, que era una fuente constante de agua a la cual llegaron pueblos de diversos orígenes en el llamado predinástico para ubicarse en distintos puntos del valle del Nilo”.
Se ven representaciones de barcos de navegación por el río Nilo, probablemente también en el Mar Rojo y se observa la presencia de los primeros indicios de la conformación de dos reinos: uno con una capital en lo que después se llamó Hieracómpolis; el otro, con su capital en el Delta, en lo que se llama Buto. En la primera se encuentran restos de santuarios, de tumbas, en donde se ve por primera vez a los proto-faraones en baldaquines elevados y la presencia del Dios Horus, el Dios del alto Egipto, sobrevolando al proto-faraón.
Egipto fraguó un estado territorial para impedir la entrada de extranjeros en el Egipto faraónico, mientras las ciudades-estado sumerias estaban en intenso contacto con el resto del cercano Oriente por los bienes, la gente y las materias primas que requerían ser transportadas a las distintas ciudades-estado. Además, en Egipto el faraón era concebido como un Dios, el Dios Horus en la tierra, una idea propia del Antiguo Reino. Sin embargo, después del primer período de caos, ya en el Reino Medio, a los reyes que hicieron tanto esfuerzo para volver a consolidar un estado, ya nadie los veía como dioses sobre la Tierra, sino que se hacían llamar “pastores de su rebaño”, y en el nuevo imperio eran los reyes guerreros, los reyes fuertes, los reyes conquistadores, porque “aprendieron que había que detener a los conquistadores fuera de Egipto”.
“Lo magnífico de Egipto es que tuvieron la misma lengua en dos mil años, la misma religión, la misma idea de provincias, la misma idea del ser egipcio: éste ser muy observador de la naturaleza, tanto que en las escenas de las tumbas se ve la capacidad de observación.
Frente a esto, tenemos a Mesopotamia, con líderes que eran voceros de las sociedades con los dioses. No eran dioses, pero guiaban a estas sociedades muy pragmáticas, muy de contabilidad, muy de escritura. Para tener ideas del movimiento de bienes, tenían asambleas de hombres libres y consejos de mayores”.
De acuerdo con Linda Rosa Manzanilla, se trataba de dos órganos de representación de la sociedad: en mucho, de las asambleas de hombres libres y del consejo de mayores surge, a través de los milenios, la idea que ahora vemos en nuestras sociedades con la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. El origen de estos dos órganos de representación se encuentra en los jóvenes padres de familia que constituyeron la Asamblea de hombres libres y el consejo de venerables mayores, compuesto por jueces y gente de experiencia.
“Estos son órganos de Mesopotamia y son representativos de la sociedad”, afirmó la colegiada.
Una mirada a Teotihuacán
Desde hace poco más de medio siglo, Linda Rosa Manzanilla se ha dedicado al estudio de la formación del estado en Teotihuacán, periodo en el que ha tenido la oportunidad de hacer investigación de campo en varios aspectos de la capital de un Estado de primera generación, bajo la certeza de que hay muchos tipos de ciudades en Mesoamérica, como las ciudades dispersas del área maya, las ciudades construidas con un centro ubicado en la cima de un cerro, protegidos y vigilados, como en Monte Albán o Xochicalco.
La excepción en Mesoamérica son las llamadas ciudades ortogonales: es decir, ciudades con traza urbana a ángulos rectos, de las cuales Teotihuacán fue la primera y Tenochtitlán la última de tiempos prehispánicos.
En el centro de México vemos una sociedad corporativa, donde los grupos sociales son más importantes que los individuos. La ciudad de Teotihuacán es una de las más grandes ciudades preindustriales, con 20 a 22 km² de construcciones. El núcleo central es la zona donde las élites gobernantes se desenvolvían, como la calzada de los muertos o las plazas de convención, que representan espacios de las élites gobernantes en los cuales, durante los primeros seis siglos de la era, tuvimos el desarrollo de esta sociedad, que pasa por una serie de fases, pero que también tiene una cierta continuidad desde el año 150 al 570 d. de C.”
La clave para entender por qué llegó tanta gente al valle de Teotihuacán es la erupción del volcán Popocatépetl en el año 80 d. C. Las aldeas construidas en la ladera oriental del volcán tenían una forma de vida muy interesante y distinta a la aldea que excavé en el valle de Teotihuacán. Sus habitantes vivían en estructuras domésticas dispuestas alrededor de un patio con altar, una forma arquitectónica de tablero y talud que, después, veremos en Teotihuacán de manera monumental, junto con otros elementos que preludian aspectos característicos de la ciudad.
De esta forma, vemos que la ciudad en crecimiento se convierte en una mancha urbana muy grande que tiene, a nivel arquitectónico, la forma de tablero y talud, un estilo que se encontró anteriormente en Puebla y Tlaxcala, en sitios que luego fueron abandonados. Además, la disposición de tres estructuras alrededor de patios con altares se encuentra por toda la ciudad de Teotihuacán.
La ciudad de Teotihuacán es la capital de un estado de primera generación. O sea, la gente que huyó de la erupción del Popo llegó al valle, que además tenía manantiales, materias para la construcción de estructuras, obsidiana de Otumba, y obsidiana verde de la tierra de las Navajas, la cual estaba cerca. Entonces, llegaron a un valle que ya estaba ocupado por aldeas como Cuanalán, pero que vivían de una forma más sencilla”, aseveró la colegiada.
Así, pronto llegarían a ese territorio los oaxaqueños, que se establecieron en la parte occidental de la ciudad. Comerciantes veracruzanos se situaron en el barrio de los comerciantes, al este de la ciudad, y muy tardíamente, llegaron grupos michoacanos. También había un pequeño grupo de élite maya en ciertos puntos, pero “la conformación de la ciudad muestra que los llamados barrios étnicos estaban en la periferia, mientras que los barrios multiétnicos se ubicaban en el centro de la ciudad: oaxaqueños, veracruzanos y michoacanos viviendo en barrios étnicos están en la periferia de la ciudad”.
Una característica excepcional en Mesoamérica es la construcción de un asentamiento tan grande y ortogonal, regido por una traza urbana rígida, siendo la primera vez que se ve este fenómeno en Mesoamérica. Además, es la primera capital multiétnica que vemos, con una gran mancha urbana rodeada de aldeas de productores. No hay centros urbanos de segundo y tercer orden, solo hay aldeas de productores”, destacó Linda Rosa Manzanilla.
La arqueóloga definió a esa enorme ciudad como la capital de un estado de primera generación, a la cual designó como un estado tipo pulpo, siendo la cabeza la gran ciudad de Teotihuacán, mientras que los tentáculos son los corredores de sitios armados a través de alianzas originadas en un punto de Mesoamérica, de donde llegan bienes suntuarios, materias primas foráneas y migrantes, con lo que se generan dos formas de organización: la corporativa, integrada por estos grupos de trabajo que viven en los conjuntos multifamiliares, es decir, familias que no necesariamente están emparentadas entre sí, pero que comparten una actividad económica en común.
“El posible que el consejo de gobierno sea otro elemento corporativo en la cima de esta ciudad, porque no hay un rey o un gobernante único; no se han encontrado tumbas reales ni se han encontrado personas particulares con nombres que demuestren pudieran haber gobernado, sino un consejo de cuatro señores que proceden de los cuatro distritos de la ciudad”.
“Frente a este aspecto corporativo hay otro competitivo, empresarial, que arma competencias y presume los bienes, conformado por las élites intermedias que encabezan los centros de barrios. Se trata de señores que quieren enriquecerse, señores que forman alianzas casi de manera autónoma del gobierno central”.