RODRIGO MURRAY DESENMASCARA A LEONARDO DA VINCI

Alejandra Moncada
Cultura
Rodrigo Murray Teatro Xola

Después de una investigación de poco más de 15 años sobre el polímata Leonardo da Vinci, Rodrigo Murray presenta en el Teatro Milán su más reciente obra teatral, Leonardo, con la que lleva al público a un viaje por la mente brillante del artista, inventor y científico, revelando sus luchas, sueños y momentos clave que definieron su legado.

La obra explora no solo las contribuciones de Da Vinci, sino también los aspectos más íntimos y poco conocidos de su vida, como sus fracasos.

A través de un monólogo intenso y emotivo Murray se sumerge en los dilemas, pasiones y obsesiones que marcaron la existencia del hombre que pintó La última cena y La Mona Lisa.

A lo largo de 75 minutos el público se transporta a la época de este gran genio del Renacimiento, a la vez que es testigo de una historia en el México contemporáneo: los fracasos de Da Vinci parecen conversar con las derrotas de Rodrigo, un actor desempleado a quien le ofrecen la oportunidad de interpretar al polímata florentino.

La escenografía podría parecer sencilla, pero es todo lo contrario. Leonardo 4 es una escultura creada en 1974 por el artista mexicano Enrique Carbajal, mejor conocido como Sebastián. Esta pieza combina formas geométricas precisas con una estética moderna y fue adaptada para el monólogo de Murray. Originalmente el cubo mide 30 centímetros por lado y el que se ve en escena está hecho a gran escala, midiendo en total dos metros por lado.

Este elemento no es un decorativo, sino un componente dinámico de la narrativa, transformándose para representar distintos lugares y épocas, como Florencia, Milán y México. Es manipulado por Murray conforme avanza la obra. Los asistentes pueden ver cómo el cubo se desdobla, gira, cae, se convierte en una esfera y no vuelve a su forma original.

Leonardo revela al hombre detrás del mito, aquel que a pesar de sus múltiples talentos enfrentó las mismas incertidumbres y desafíos que cualquier ser humano.

A través también del humor Murray nos demuestra que, aun cuando la mayoría de las personas no poseemos la genialidad de Da Vinci, sí atravesamos por el miedo, la incertidumbre y diversas derrotas como lo hizo él.

Para finalizar el encuentro, Murray abre una sesión de preguntas y comentarios con el público, ya que afirma que siempre surgen dudas, sobre todo respecto de la pieza escenográfica. Así, comenta, “platicamos amablemente como seres humanos, ya yo sin personaje, puro Rodrigo”.

Mirada introspectiva

En entrevista con Vértigo Murray habla acerca de su preparación y la importancia de exhibir esta obra.

—¿Cuál fue el hallazgo más sorprendente o revelador que encontró en su investigación?

—La investigación y el trabajo sobre Leonardo no acaban nunca. Inicié el monólogo hace poco más de 15 años. Comencé a escribirlo después de una investigación sobre su vida. Mi padre me lo enseñó cuando yo tenía diez años y no me mostró al genio, sino al ser humano. Es decir, nosotros conocemos a Leonardo da Vinci como el genio del Renacimiento, intocable, en estatua de bronce o cualquier otro material, sin acercarse como persona a nosotros. Mi padre me lo presentó de forma más amable, que tenía fracasos y éxitos. Comencé toda esta investigación queriendo hacer un monólogo y en medio de la búsqueda de cosas, de hallazgos, me encontré con algo que me fascinó y que me identifiqué con él profundamente: el amor al teatro. Él tenía un amor particular hacia los eventos escénicos, le gustaba crear e inventar cosas; sus diseños de escenografías, de máscaras y vestuarios son verdaderamente prodigiosos y podrían usarse el día de hoy como escenografías modernas.

El actor agrega que “en ese momento decido cómo empezar a esclarecer temas que me parecen importantes del ser humano, como son la inmortalidad y el fracaso. Los tres grandes pilares de esta obra sobre Leonardo son la inmortalidad, el fracaso y el teatro. Sostengo que la inmortalidad de Leonardo la alcanzó en el teatro. El día de hoy nosotros lo hacemos inmortal: cada vez que lo represento vuelve a vivir. Obviamente el teatro es como el ave fénix que todos los días nace y muere para volver a resurgir de sus cenizas al día siguiente”.

—El monólogo está entrelazado con la historia de un actor desempleado. ¿Cómo surgió esta idea?

—Ese hombre se llama Rodrigo y es un actor que trata de llevar a escena un monólogo sobre Leonardo da Vinci. Divido la historia en dos tiempos: el tiempo de Leonardo con su primer maestro, Verrocchio, con el cual estuvo muchísimos años; y Rodrigo en el México contemporáneo, con su “maestro” Sebastián. A través de interactuar, de mover la escultura Leonardo 4, divido la obra en dos: la historia de Rodrigo y la de Leonardo. La de Leonardo, pues todo el mundo puede ir si quiere y meterse a los libros de historia a verificar que todo eso está recto. Y la historia de Rodrigo tiene que ver con ciertos capítulos de mi vida, donde obviamente está intuido en el monólogo Sebastián. Vemos a un fracasado actor que en realidad termina dándose cuenta al final del monólogo que el fracaso es una virtud del ser humano, no un defecto. Al fracaso hay que abrazarlo. El fracaso es lo único que nos va a permitir volver a intentarlo. Si Leonardo fracasó, ¿cómo no vamos a fracasar nosotros?

—Hay una interacción posescénica con el público. ¿Cómo lo enriquece a usted, como actor?

—Justamente por bajar del pedestal a estos genios y aterrizarlos como seres humanos, me gusta la idea de poder echarme un tequila con Sebastián y poder echarme un tequila en la ficción con Leonardo y asimismo con todos los espectadores. Por ello creo fundamental que al término de la obra me quede para resolver si es que alguien tiene alguna duda, pregunta o ganas de comentar algo, no se quede en el tintero y me quedo charlando con los espectadores. La relación del teatro es una relación de confianza y para terminar de cerrar ese hermosísimo círculo, qué mejor que quedarme platicando con ellos un rato.

Leonardo estará en el Milán todos los lunes de agosto y el 9 de septiembre a las 20:30 horas. Posteriormente, a partir del 23 de septiembre, se presentará en el Teatro Xola los lunes a las 20:00 horas.