Benjamin Millepied, coreógrafo y exbailarín, se estrena como director de Carmen, una nueva mirada sobre la ópera de Georges Bizet. El resultado es interesante, la película es moderna, visualmente muy atractiva pero un poco torpe en su narrativa. La historia se desarrolla en Estados Unidos y sigue a Aidan (Paul Mescal), un veterano de guerra que trabaja en la Patrulla Fronteriza, y a Carmen (Melissa Barrera), una mujer mexicana que escapa de los cárteles. Su encuentro en la frontera y su posterior huida juntos dan lugar a una historia de amor y desafío.
Lo interesante de la película es la forma en que se enfoca en la fisicalidad de los actores y en la hermosa partitura de Nicholas Britell. A través de las secuencias de baile podemos ver cómo Aidan y Carmen se enamoran, tanto en momentos apasionados como en gestos más sutiles. Paul Mescal logra transmitir tristeza y vulnerabilidad en su actuación, mientras que Melissa Barrera deslumbra con su ferocidad y elegancia, aunque también muestra cierta dosis de miedo. A pesar de la escasez de diálogos, su conexión es palpable.
La película cobra vida con la llegada de Masilda (Rossy de Palma), la dueña del club donde los protagonistas encuentran refugio. Masilda, con su carácter maternal y su sonrisa pícara, aporta una nueva energía a la trama. Sus interacciones con Carmen son especialmente destacables ya que proporciona consejos y apoyo durante momentos difíciles.

Impresionante fotografía
Si bien la cinta tiene algunos intentos interesantes de fusionar el ballet con la narrativa cinematográfica, en ocasiones no logra integrarlos de manera totalmente efectiva. Las secuencias de danza, aunque visualmente atractivas, parecen desconectadas de la historia principal en lugar de profundizar en ella. Sin embargo, la película compensa estos momentos con su impresionante fotografía, que captura magníficamente los paisajes desérticos y los clubes nocturnos con su mística iluminación de neón.
El clímax del filme nos ofrece una escena final de gran impacto, en la que se desencadena una pelea intensa al ritmo de una banda sonora primitiva y rap. Es un momento que resalta el poder del cine musical, alejándose de la realidad para golpear emocionalmente al espectador.
Carmen es una versión moderna y cautivadora de la famosa ópera que ofrece una experiencia visual y emocionalmente impactante. Aunque algunas partes no logran alcanzar su máximo potencial, la película brinda momentos de gran belleza y fuerza, gracias a las interpretaciones de los actores y a su impresionante fotografía.