PROPIEDAD HISTÓRICA Y REPATRIACIÓN CULTURAL: TEMA VIGENTE

“Enlazar el pasado y el legado histórico con el presente”.

Esaú Sánchez
Cultura
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Gracias a una activa cooperación entre México y el Reino de los Países Bajos el jueves 1 la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) entregó 223 piezas arqueológicas que forman parte del patrimonio de nuestro país según la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Historia.

El dictamen que realizaron especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) determinó que se trata de ejemplares prehispánicos provenientes del occidente, altiplano central, Golfo de México y sureste.

La datación de las piezas las sitúa entre los periodos Preclásico Mesoamericano (1200 a 400 a.C.) y Posclásico (800 a 1521 d.C.).

Retorno

Bernardo Aguilar Calvo, director general de la Cancillería para Europa, agradeció la colaboración de la embajadora del Reino de los Países Bajos en México, Anne Le Guellec, para la restitución de objetos culturales y patrimoniales a sus comunidades de origen.

Países Bajos es una de las pocas naciones que colaboran activamente con el gobierno mexicano contra la comercialización ilegal de piezas arqueológicas.

Durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador se han intensificado la defensa del patrimonio cultural y las demandas a las casas de subasta e instituciones extranjeras para que devuelvan bienes culturales. De hecho, según informó en julio el canciller Marcelo Ebrard, desde 2018 se han recuperado alrededor de nueve mil piezas arqueológicas gracias a la cancelación de subastas, decomisos y devoluciones voluntarias.

En marzo pasado, por ejemplo, la embajada de México en Bélgica impidió la venta de tres objetos por la casa de subastas Carlo Bronte Auction. Un mes después la dueña de las piezas, Maria-Helena Defever, las devolvió voluntariamente a México. En aquella ocasión el gobierno mexicano agradeció el gran gesto de la señora Defever y la cooperación de la policía de Brujas y Flandes Occidental, sin las cuales dicha subasta no hubiese sido detenida.

No obstante, hay países que continuamente se niegan a colaborar con la devolución de bienes históricos. El 18 de noviembre, durante su conferencia mañanera, López Obrador señaló que “los franceses son los más cerrados, no quieren. En congresos donde se toca el tema no firman ellos sobre la devolución del patrimonio cultural a los pueblos”.

Debate

Desde la Convención de 1970 de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el debate en torno de la repatriación de bienes culturales e históricos se polariza.

Quienes abogan por devolver los objetos culturales suelen argumentar que dichas piezas forman parte de las herencias patrimoniales de los países de origen y que repatriarlos es colocarlos en el contexto más óptimo para su estudio y apreciación. Además, la devolución cumple también una función social en la medida en que es posible a los países y comunidades enlazar su pasado y su legado histórico con su presente.

Por otro lado, en 2002 algunos museos estadunidenses y europeos emitieron la Declaración sobre la importancia y el valor de los museos, en la que reconocen la necesidad de detener el tráfico ilegal de piezas arqueológicas, pero justifican su negativa a repatriar sus piezas señalando que se han convertido en “parte de la herencia de las naciones que los alojan”.

Bajo esta consigna, el Museo Británico se negó a devolver los Mármoles de Elgin a Grecia, a pesar de que son de los elementos más llamativos del Partenón en Atenas.

La misma idea sirve a muchas otras instituciones y gobiernos para negarse a devolver piezas arqueológicas a sus países de origen.

Por si fuera poco, la gran mayoría de las piezas alojadas en otras naciones se extrajeron de sus países de origen de manera ilícita, independientemente de la época, a través de robo, saqueo o como resultado de la guerra.

Esta realidad ética no se presenta de manera explícita en las leyes, por lo que en los países donde se han apropiado de bienes culturales no hay legislación que abogue por devolver los bienes. En Francia, por ejemplo, el marco jurídico que regula las ventas y subastas de los bienes culturales establece que la repatriación de las piezas depende de la voluntad del dueño privado, no del gobierno, por lo que las negociaciones con los países de origen se complican más.

En México el patrimonio está protegido por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que castiga hasta con doce años de prisión o multas de un millón de pesos a las personas que transfieran, introduzcan o saqueen piezas culturales del país.

Sin acuerdos

Hay algunos bienes culturales de gran relevancia para la historia mexicana que no tienen fecha de retorno.

El más claro ejemplo de ello es el Penacho de Moctezuma, que se exhibe en el Museo de Etnología de Viena, Austria. Según la historiadora Carmen Cook de Leonard la pieza fue un obsequio de Moctezuma a Hernán Cortés, que terminó a su vez como regalo a Carlos I, quien residía en Alemania.

Junto con otros 158 objetos arqueológicos el penacho quedó en el olvido hasta que fue descubierto y restaurado para el museo.

En 2020, con motivo del quinto centenario de la caída de México-Tenochtitlán ante los españoles, el gobierno solicitó el envío del penacho. Sin embargo, científicos de ambos países señalan que cualquier tipo de transporte provocaría un daño irreversible en la pieza, por lo que incluso si se llega a un acuerdo la integridad del penacho está comprometida.

Otro de los objetos que no volverán es la Serpiente Bicéfala que se encuentra en el Museo Británico. La pieza proveniente del México prehispánico muestra una serpiente ondulante con dos cabezas a cada lado, bañada en oro y decorada con mosaicos de turquesa y ostra roja.

Ese mismo museo resguarda la famosa Máscara de Tezcatlipoca y la Máscara de Quetzalcóatl. Respecto de estas piezas no existen planes ni acuerdos para que regresen a nuestro país. Más aún, la serpiente es uno de esos objetos, como los Mármoles de Elgin, que se han vuelto icónicos del museo en Londres.