Nuestro país cuenta con una rica historia y tradición en torno de la poesía: desde las civilizaciones precolombinas hasta la época actual, este género literario destaca con variados temas como libertad, amor, naturaleza, política e identidad cultural, entre otros.
Hoy, a pesar de las trabas en la cultura y la educación, la poesía vive un gran momento.
En México hay actualmente diversas oportunidades para participar en programas, talleres y/u obtener becas relacionadas con la poesía.
Algunas instituciones y organizaciones ofrecen talleres de escritura creativa y poesía, como el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), la Casa del Poeta Ramón López Velarde, la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), así como numerosas universidades y centros culturales en toda la República.
De igual forma, existen programas gubernamentales y becas que apoyan a escritores y poetas emergentes, como las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) y las becas del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve).
Los festivales de poesía, así como las ferias del libro, también son una excelente oportunidad para conectarse con la comunidad poética y participar en lecturas, mesas redondas y talleres.
Algunos de los festivales más destacados son el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México, el Festival de Poesía de Aguascalientes y el Festival de Poesía de San Luis Potosí, entre otros.
Nuevas voces mexicanas
Para conmemorar el Día Mundial de la Poesía tres poetas actuales compartieron con Vértigo su opinión acerca del panorama actual de este género y cómo experimentan la poesía diariamente.
Sandra Lorenzano, narradora, poeta y ensayista argentina-mexicana, presentó su libro Abismos, quise decir, en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) el 2 de marzo.
Al preguntarle de qué manera vive la poesía, Lorenzano afirma: “Las palabras son como una extensión de mí misma que se vinculan con el mundo y a la inversa; es una forma de traducirme el mundo. Así vivo la poesía, como una intensidad, como un amor del que no te quieres despegar, como una lente que me permite eso, mirar lo que me rodea y transformarlo de manera tal, que me resulte inteligible, aunque con una inteligibilidad inexplicable”.
—¿Qué papel juega la poesía en nuestra sociedad?
—Es un elemento fundamental para la vida, aunque no nos demos cuenta. Toda nuestra emotividad, toda nuestra imaginación, toda nuestra posibilidad de contacto con el mundo viene conformada en primerísima instancia por la poesía. Todo el tiempo estamos diciendo refranes, fragmentos de poemas, canciones… Cuando estamos enamoradas, cuando estamos enojadas, cuando no sabemos qué pasa con la realidad.
Por su lado, Irma Pineda, poeta zapoteca, docente, promotora y activista por los derechos de los pueblos originarios, recién dio a conocer su poemario Hablo de un corazón, que junto con el libro de Lorenzano fue editado por la revista y editorial Círculo de Poesía. Pineda es una escritora bilingüe y su obra se compone de textos en zapoteco y en español.
Pineda resalta la importancia que tienen las lenguas originarias en la poesía: “Como en cualquier lengua, las culturas indígenas siempre han creado literatura. Y ahora vemos en México que hay un fuerte movimiento de creadores, de escritoras y escritores en diferentes lenguas mexicanas, que son 68 más o menos; no en todas se escribe, pero sí en muchas de ellas; y creo que estas lenguas enriquecen mucho el panorama en México”.
—¿Qué herramientas hacen falta para apoyar la poesía en lenguas indígenas?
—Creo que falta más difusión, es decir, en los pueblos indígenas no siempre se cuenta con los materiales o las herramientas de difusión, medios impresos, medios tecnológicos y audiovisuales. Por otro lado, también sigue haciendo falta mayor apuesta de las editoriales para publicar a autores en lenguas indígenas, para publicar obras creadas en lenguas indígenas y también más sensibilidad de los lectores en general para acercarse a la literatura que se escribe desde otras lenguas que no sean el español.
Rodrigo Perea estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es fundador de la revista digital Intergaláctica, enfocada en arte, magia y tecnología. Recibió el Premio Poesía Joven UNAM-Sectei 2022 con su poemario Postales desde el fin del mundo (2017-2022), que se presentó en la FILPM el 29 de febrero.
Para Perea la poesía está en lo cotidiano: “En mis poemas evoco películas, canciones, cosas así, porque lo poético está en pequeños momentos en los que digo ‘esto podría ser un poema’. Es una sensación de que lo poético no solo está en textos; hay muchas formas de la poesía en la vida”.
—¿Qué recomendaciones le daría a alguien que quiere comenzar a escribir?
—Pienso que hay que leer mucho e imitar, para empezar. Ponerte en diálogo con un texto que te guste. Decir “quiero escribir al estilo de Cortázar”. Yo hacía eso en la prepa. Podría verse como copiar un estilo, pero todo el mundo hace eso. En algún momento todos se ven influenciados o imitando las cosas que les gustan; y funciona muy bien, te alimenta un montón. Puedes dialogar de esa manera con los libros que te gustan. Los artistas se la pasan robando cosas de aquí y de allá.
Los poetas recomiendan a otros poetas: Lorenzano sugiere a todas las mujeres y jóvenes leer a Alejandra Pizarnik; Pineda recomienda a cuatro mujeres en lenguas originarias: Susi Bentzulul, Sasil Sánchez, Claudia Guerra, Paula Ya y Alejandra Lucas; y, por último, Perea propone leer a escritores que lo han influenciado, como Inti García Santamaría y Valeria Mussio.