Con un enfoque innovador y una estructura que mezcla voces y perspectivas diversas Luis Armenta Malpica presenta Camaleones. Razones para armar, un poemario publicado en la colección El Ala del Tigre de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Este libro propone un diálogo constante entre géneros y discursos, llevando al lector a reflexionar sobre la poesía, la identidad y la filosofía a través de un lenguaje dinámico y multifacético.
En Camaleones cada poema parte de una variedad de referencias textuales: citas, epígrafes, extractos de entrevistas, guiones cinematográficos, discursos y reseñas.
Se trata de un ensamblaje de voces y fragmentos que evoca la complejidad del Frankenstein de Mary Shelley, pues combina elementos de diferentes “cuerpos” textuales para dar vida a un nuevo ser poético.
A través de este entramado intertextual el autor rinde homenaje a figuras literarias y artísticas como Marina Tsvietáieva, Giovanni Gómez y Benjamín Labatut, así como a importantes referentes del cine.
La metáfora del camaleón es el eje central del libro, representando el cambio continuo y la capacidad de adaptación. En sus versos Armenta confronta lo concreto y lo abstracto, desdibujando las fronteras entre lo académico, lo ensayístico y lo poético, mientras cuestiona nuestra percepción de la realidad y lo esencialmente humano.
Este trabajo transdisciplinario invita al lector a reconsiderar la esencia misma de la poesía y su papel en la exploración de la identidad.
Armenta Malpica no es ajeno al reconocimiento literario. Como poeta, ensayista y director de Mantis Editores ha cosechado importantes galardones, entre ellos el Premio Jalisco en Letras (2008), el Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz (2013) y el Premio Iberoamericano de Poesía Minerva Margarita Villarreal (2021). También ha sido galardonado con el Premio Iberoamericano Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer para Obra Publicada (2020) y la Iguana de Oro (2022), que otorga la Cátedra Huston de Cine y Literatura de la Universidad de Guadalajara.
De igual manera, es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), y ha publicado títulos recientes como (Contra) Dicción (2022), Esto no es un bestiario (2023) y Enola Gay (2024).
Su más reciente libro, Camaleones, fue presentado el sábado 30 de noviembre durante la 38 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La poeta María Baranda acompañó al autor en dicha presentación.
La colección El Ala del Tigre reafirma con este título su compromiso con la poesía contemporánea y la exploración de nuevas perspectivas literarias.
Camaleones estará disponible en la red de librerías de Libros UNAM y en su tienda en línea, ofreciendo a los lectores una invitación a adentrarse en un universo donde las palabras son símbolos de transformación y resistencia.
Creatura lírica
En entrevista con Vértigo Luis Armenta Malpica habla sobre su trabajo y reflexiona en torno de la transformación del lenguaje.
—Camaleones combina citas, epígrafes, entrevistas y guiones para formar sus poemas. ¿Qué lo llevó a elegir esta estructura dinámica?
—En principio ya lo tenía pensado; es parte de mi proyecto de beca del SNCA. Se trataba de hacer un cuerpo de escritura más completo a partir de estos pedazos o restos de escritura de otros colegas o del propio trabajo que he realizado. Así se va armando un conjunto. Por eso me baso en la figura de Frankenstein: así como a este monstruo lo fueron creando de pedazos o de restos humanos, este libro está creado a partir de muchos fragmentos de entrevistas, epígrafes, citas, títulos, efemérides.
—¿Cómo recopiló los fragmentos que integran el libro?
—Hay una parte de investigación fuerte, por supuesto, que también es previa a la escritura de los textos. Voy apuntando, por ejemplo, efemérides sobre Mary Shelley, sobre su novela, qué acontecimientos la llevaron a escribir, con quién estaba en ese momento, y de ahí voy sacando notas. Me voy encontrando citas y las apunto para que después me puedan servir en algún momento. Es un poco como si tuviera los retazos de estos cuerpos el doctor Frankenstein para armar su creatura, pero que elegirá algunos y otros no; algunos le van funcionar y entonces va a tener que dejarlo y coserlo; y otros no van a funcionar, se va a echar a perder esa carne, la va a quitar y va a conseguir otra más fresca u otra que le gustó más o que va más acorde con lo que está consiguiendo. Un poco así es el proceso creativo.
—¿Qué aspectos del cambio y la adaptación le resultaron más interesantes o reveladores al plasmarlos en poesía?
—Para mí el camaleón es la figura representativa de todas las situaciones sociales porque tiene que estar todo el tiempo permitiendo la visibilización por los colores que maneja, pero también el pasar inadvertido, el camuflaje, para que en cierto momento cuando se considera en peligro o está en reposo no pueda ser atacado. Así el lenguaje; yo ya traía el proyecto desde un libro anterior, el manejo del lenguaje inclusivo en la poesía, que me ha permitido acercarme a otros lenguajes no solamente de la minoría LGBTIQ+, sino también el de las mujeres, de quienes están exiliados, los que son discriminados, etcétera.
—¿Cree que la poesía debe ser transgresora?
—Me parece que de principio el lenguaje de la poesía debe ser el más transgresor, porque justamente hacemos poemas con el lenguaje, no hacemos como los músicos con las notas o como los pintores con los pinceles y los colores. Lo nuestro es el lenguaje. Lo primero que hay que transgredir es el lenguaje; y si tenemos ya la transgresión del lenguaje, por qué no transgredir las convenciones sociales, y las convenciones naturales también. Todo el tiempo hay que estar transgrediendo.
Y agrega: “Me parece que una de las ventajas y uno de los deberes —yo lo veo como una obligación moral— de la poesía y del arte es transgredir todo el tiempo lo que no nos convence, lo que no nos gusta, lo que nos confronta y con lo que finalmente podemos o no llegar a un acuerdo, pero poner ahí el ojo, y si algo tiene el camaleón es un ojo, un ojo panóptico, un ojo enorme que voltea hacia todos lados. Entonces hay que estar observando todo el tiempo estas formas que tiene la sociedad para mostrarse y nosotros al mismo tiempo responder a lo que vemos”.