PINTURAS RUPESTRES, PATRIMONIO MEXICANO EN RIESGO

“Un vestigio del pensamiento y la forma de vida de nuestros antepasados”.

Arturo Moncada
Cultura
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Pinturas rupestres

Hace un par de semanas las pinturas rupestres de La Cueva Pinta, en el municipio de Cuatro Ciénegas, Coahuila, fueron saqueadas y además de retirar del muro la pintura de una mano se realizaron daños irreversibles al patrimonio.

Según detalló el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la entidad, José Francisco Aguilar, los vestigios tienen una antigüedad de más de cinco mil años y sufrieron vandalismo causado con herramientas de corte y perforación para trozar la roca.

De hecho, se interpuso una denuncia ante el Ministerio Público de la Fiscalía General de la República (FGR).

El arqueólogo perito Yuri de la Rosa Gutiérrez, quien acudió a inspeccionar la zona afectada, agregó que además de la extracción de la mano pintada intentaron sustraer al menos otras dos figuras.

“Las acciones perpetradas han ocasionado un daño irreparable en términos arqueológicos, históricos y culturales”, declaró.

El fragmento sustraído era parte de un panel de pinturas rupestres de cinco metros de ancho y tres de altura, donde poco más de 150 figuras pintadas en colores rojo, amarillo, blanco, negro y naranja conforman un testimonio histórico y cultural de la zona.

De hecho, como algunas de las figuras están superpuestas es posible que hayan sido realizadas a lo largo de distintas generaciones, desde hace cinco mil años y hasta hace 500.

Las pinturas rupestres de Cuatro Ciénegas han tenido tal importancia, que el propio De la Rosa ha propuesto un estilo homónimo de representación pictórica en el que predominan las figuras “de carácter abstracto y geométrico, muy poco naturalistas o realistas” y donde abundan puntos, líneas rectas y curvas, zigzags, círculos y espirales.

A pesar de ello, no es la primera ocasión en que saquean las zonas arqueológicas de Cuatro Ciénegas. Tan solo en mayo de 2023 se presentó una situación similar en el Cañón de la Lagartija, de donde pudieron extraerse textiles, maderas, huesos, puntas de proyectil, cuchillos y otros artefactos.

El Cañón de la Lagartija, al igual que La Cueva Pinta, cuenta con manifestaciones gráfico-rupestres, además de otras unidades arqueológicas como morteros sobre la roca y material lítico en la superficie. La zona fue habitada por grupos nómadas de cazadores-recolectores del desierto hace aproximadamente tres mil años.

Oficialmente el Cañón no es un sitio abierto al público, pero durante la pandemia comenzó a ser un lugar visitado de manera regular por turistas que buscan explorar otras zonas despobladas.

Para De la Rosa, quien también atendió dicho caso, solo los habitantes del pueblo cercano conocen el valor de las piezas extraídas en el mercado negro y no era raro que saquearan las cuevas para vender los vestigios a compradores estadunidenses.

La situación, no obstante, no es exclusiva de Coahuila, pues en enero de 2023 también sufrieron vandalismo las pinturas rupestres de Huapalcalco, en Hidalgo, un sitio que años antes fue saqueado por los vecinos para robar piedra y usarla en la construcción de sus propias casas. Sus pinturas rupestres fueron vandalizadas con grafitis que incluso estaban fechados en noviembre de 2022.

Patrimonio en riesgo

No obstante, las pinturas rupestres no solo peligran por el vandalismo y los saqueos; el medio ambiente es y será el gran causante de la destrucción de muchos vestigios de este tipo en todo el mundo.

En la isla de Célebes, Indonesia, donde yacen las representaciones gráfico-rupestres de cacería y seres míticos más antiguas del mundo, se espera que el aumento de las temperaturas globales empeore su degradación.

Para investigadores de la Universidad de Griffith que se han dedicado a analizar estas zonas el cambio climático fomenta las condiciones para que la piedra se descomponga a través de una mezcla de altas temperaturas con sequías y poca distribución de las aguas pluviales. A diferencia de otras pinturas rupestres en el mundo, las de Célebes están expuestas a un clima plenamente tropical, donde los efectos del calentamiento global pueden ser más patentes.

De hecho, ya hay evidencia de sal cristalizada (haloclastia) en los paneles de las pinturas, lo que debilita químicamente las superficies y promueve el crecimiento de cristales por detrás de las capas pintadas, de modo que pueden desprenderse fácilmente.

En México el valor de las pinturas rupestres es incalculable, pues permiten acceder al pensamiento y el modo de vida de nuestros antepasados.

Para la investigadora mexicana María del Pilar Casado López estas formas de representación son síntoma de la evolución humana y manifiestan un punto de la historia en el que como especie alcanzamos “la capacidad de cognición, de simbolismo, de abstracción del lenguaje, de la memoria y de la creatividad”.

La investigadora profundiza y recalca que en las pinturas y grabados están cifrados los símbolos y las historias de nuestros antepasados: “Vemos un venado, pero detrás de él puede haber una gran cantidad de cosas, como los mitos, los ancestros, los temores, los miedos, el devenir, el propio paisaje. Por lo tanto, conocer el arte rupestre es necesario si se quiere acceder al pensamiento y al modo de vida de nuestros antepasados”.

Además de las representaciones en Coahuila e Hidalgo, en Baja California Sur la Sierra de San Francisco también es hogar de algunas de las pinturas más famosas, en las que se hallan formas geométricas, imágenes de animales, plantas y siluetas humanas que portan flechas y lanzas. Debido al difícil acceso ha sido una de las zonas mejor conservadas en el norte del país.

Más aún, por su composición, su abundancia, su precisión y por ser testimonio de una tradición única, las pinturas de la Sierra fueron incluidas en 1993 en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Con todo y los riesgos humanos y ambientales, este arte antiguo ha logrado sobrevivir en territorio mexicano.