PIACENTINI: LA IA, LA MÚSICA Y LA ESENCIA HUMANA

“Se puede enseñar a una máquina a crear un aspecto más humano”.

Guillermo Medel
Cultura
MÚSICA #IA

En fechas recientes la incursión de la Inteligencia Artificial (IA) en la vida cotidiana ha dado lugar a distintas e intensas polémicas y el mundo del arte no es la excepción: artistas de todos los ámbitos se topan con creaciones desarrolladas a partir de este tipo de programas cuya regulación todavía se discute a nivel global.

Por ello, tanto músicos como actores, pintores y escritores alrededor del planeta alzan la voz para reflexionar sobre la importancia de aprovechar las herramientas que ofrece la IA, pero resaltando siempre la creatividad humana en cada obra.

Entre esos artistas que participan en el debate destaca en nuestro país el compositor y guitarrista ítalo-mexicano Giovanni Piacentini, cuyo cuerpo de trabajo es tan diverso como su trasfondo cultural.

Convencido de que en la música deben utilizarse todos los elementos que estén disponibles para el creador, Piacentini comparte con Vértigo algunos detalles sobre la amplia gama de expresiones artísticas que ayudaron a dar forma a su visión musical.

Pasión

Nacido en la Ciudad de México, Piacentini creció rodeado de una importante atmósfera artística: por un lado, su padre era apasionado de la ópera; por el otro, las artes plásticas fueron la vida y vocación de su madre.

Es doctor en Composición Musical por la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), ciudad donde reside actualmente y donde es también profesor asociado de Teoría musical y Entrenamiento auditivo.

Recientemente Piacentini estuvo de visita en la capital de nuestro país donde, abrevando en sus raíces italianas y mexicanas, interpretó una selección de obras de su autoría en Orígenes: música de las Américas, un homenaje a los grandes compositores del continente americano que han sido maestros y fuente de inspiración para músicos y compositores desde el siglo pasado hasta nuestros días.

—¿Cómo se siente en esta nueva normalidad?

—Estoy muy emocionado, ya que desde el año pasado tuve el honor de estrenar mi concierto para guitarra y orquesta, mismo que compuse para el legendario guitarrista Eliot Fisk, quién lo estrenó en el Centro Cultural Los Pinos, en el Auditorio Blas Galindo. Fue un doble estreno ahí y en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), con la Orquesta Escuela Carlos Chávez bajo la dirección del maestro Eduardo García Barrios.

Este año, menciona, “regresé para ofrecer tres conciertos de guitarra en tres hermosos lugares patrimoniales del país: primero fue en el Museo Virreinal de Zinacantepec, en el Estado de México; luego en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda (SHCP), en el Centro Histórico de la CDMX; y finalmente en el Museo de Arte Moderno en Toluca, Estado de México”.

—Nuevos objetivos…

—Así es. Por ejemplo, la idea principal detrás del último programa que presenté fue hacer ver al público cómo se fusionan estos dos mundos: el de la música europea de concierto y el de la música autóctona oriunda de las Américas, que es una pasión mía desde hace muchos años. Así que esta fusión es algo muy interesante, con la cual aporto mi granito de arena tocando piezas propias también.Básicamente, añade, “intento continuar este legado de compositores guitarristas a lo largo de la historia, en la cual México tiene una participación importante. Y más aún en la era tecnológica en la que vivimos”.

Vanguardia

En su etapa de formación se graduó summa cum laude del Berklee College of Music con una licenciatura en Composición y Música Electrónica. Comenzó a componer sus primeras obras instrumentales, como Transformaciones caóticas (para dos marimbas), cuyo estreno se realizó en la Biblioteca Pública de Boston, así como Tríptico (para trío de piano), al tiempo que escribió su primera pieza para guitarra intitulada Suite Lacanja, una obra programática inspirada en el paisaje del río Lacanja en el sur de México.

—¿Cuál es su visión en cuanto al uso de IA en la música?

—Desde que estudiaba música, hace ya algunos años, siempre ha sido de mi interés la creación de sonidos con base en síntesis musicales; es por ello que trato de incorporar elementos electrónicos en mis presentaciones. No estoy seguro de si será así de ahora en más, puesto que depende también de las capacidades técnicas de cada recinto, pero en lo personal me encantaría incorporar un poco de estos elementos electrónicos, sobre todo en el diseño de sonido.

Al margen de ello, subraya, “vivimos en un mundo donde cada vez se vuelve más relevante esta colaboración con la IA en la composición: ahora tenemos programas que hacen un trabajo verdaderamente asombroso en cuestión de la calidad en las composiciones que estos sistemas están logrando. Cada día me asombro más”.

El maestro y compositor musical señala que quedó impresionado al escuchar una pieza compuesta puramente por IA a partir de ciertas indicaciones y refiere que “lo más natural es que veamos mucho más y muy rápido, porque es un campo que avanza a pasos agigantados”.

—¿Consideraría que en algún punto la IA superará las habilidades de una persona?

—Es una pregunta un poco difícil de responder. Veamos. En cuestiones de técnica y todo lo que tenga que ver con la matemática que conlleva la creación musical, estoy convencido de que la IA superará al ser humano por mucho; pero está también este otro aspecto humano que es emotivo, espontáneo e incluso, quizás, erróneo hasta cierto punto; esto le da a la música el toque orgánico con el que una persona se puede identificar más.

Y, sobre todo, puntualiza, “es lo que nos gusta escuchar. En una interpretación de un coro, por ejemplo: ese toque humano con sus grados de error y el ángulo que es, quizás, un poco más sentimental. Desde mi punto de vista llevará mucho más tiempo enseñarle a una máquina cómo acceder a ese tipo de aspectos para poder hacer una composición que suene humana”.

Sin embargo, apunta, “no descarto que se pueda, caso contrario al de mucha gente que cree que eso es casi imposible; yo pienso diferente: pienso que se le puede enseñar a una máquina también a crear un aspecto más humano, que tenga que ver más con el error, con lo que algunos llaman el alma, la inspiración, etcétera. Yo creo que sí se va a poder, pero también creo que aún le falta mucho a la IA, aunque cabe mencionar que, del lado técnico, hemos sido superados”.

—En este sentido, ¿cómo podría acercar la música culta a las nuevas generaciones?

—Yo he creado programas con el propósito de llegar a la máxima audiencia posible. En lo personal me interesa mucho que venga gente que apenas va iniciando en la música, gente joven y, ¿por qué no? hasta niños: la música debe ser inclusiva.

En otras conversaciones que tuvo el año pasado en México, comenta: “Vi que, sobre todo en el mundo de la guitarra clásica, había una tendencia, desgraciadamente, a ser un poco exclusiva, insular. Y justamente lo que yo hago es crear programas que sean digeribles para todo el mundo y que todos puedan entender perfectamente sin la necesidad de ningún tipo de estudio musical ni mucho menos”.

En pocas palabras, dice, “eso es lo que nos hace humanos”.