La verdadera biografía de un poeta no está en los sucesos de su vida, sino en sus poemas.Pero los poemas no son confesiones, sino revelaciones.
Octavio Paz (1914-1998)
Escritor, poeta, ensayista y diplomático, Octavio Paz es sin duda una de las voces de la poesía y la literatura mexicana más importantes del siglo XX. Y no es poco decir: México es cuna de grandes artistas, fuente de inspiración para mentes inquietas y curiosas e incluso residencia de otros tantos que se maravillan con los encantos de esta tierra, así que trascender en esta riqueza cultural no ha sido nunca fácil.
Por esta misma razón es necesario, para tener un panorama más amplio sobre la riqueza cultural de México, hacer cada tanto una pausa para analizar la vida y obra de personajes que con su trabajo han construido un legado, pero también son pieza importante en la identidad de todo un país.
Octavio Paz es uno de ellos y logró ubicarse entre los autores de la lengua española más destacados a nivel mundial, motivo por el cual fue galardonado con múltiples premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1977 o el Premio Cervantes en 1981. Y por si fuera poco fue el primer autor mexicano en recibir el Premio Nobel de Literatura en 1990.
Paz murió a causa de un cáncer apenas dos semanas después de su cumpleaños 84, el 19 de abril de 1998. A 25 años de su muerte, sus letras siguen vivas y el mundo literario celebra su memoria como uno de los escritores más influyentes y uno de los líderes de la renovación de la lírica hispanoamericana del siglo XX.
Trotamundos
Octavio Paz llegó a este mundo en tiempos de la Revolución. Nacido en la Ciudad de México el 31 de marzo de 1914, vivió sus primeros años en el barrio de Mixcoac. Desde niño se sintió atraído por la literatura.
Recién cumplidos los 17 años publicó por primera vez, en la sección Los Nuevos del suplemento dominical del diario El Nacional, un poema al que tituló Juego. A partir de ese momento el joven poeta, entonces desconocido, comenzó una extensa producción literaria, en su mayoría con base en la lírica y el ensayo.
En las décadas de 1930 y 1940 fundó junto con otros colegas las revistas Barandal (1931), Taller (1938) y El hijo pródigo (1943).
En aquella época, mientras que con su poesía exploraba los terrenos del erotismo y la reflexión sobre el destino del hombre, sus ensayos abarcaron temas como el arte y la literatura, la sociología y la lingüística o la historia y la política.
Su legado literario estuvo marcado por numerosos viajes: hacia finales de 1937 vivió en España, donde conoció a personalidades como Vicente Huidobro, Nicolás Guillén y Antonio Machado, así como a destacados poetas de la generación del 27, como Rafael Alberti, Luis Cernuda, Miguel Hernández y Manuel Altolaguirre. Así, en pleno desarrollo de la Guerra Civil española (1936-1939) escribió numerosos artículos y poemas en apoyo a la causa republicana.
Posteriormente, en 1944, recibió la Beca Guggenheim, motivo por el cual se trasladó a Estados Unidos, donde tuvo contacto con la poesía en inglés; y más tarde, en 1945, se mudó a París para comenzar su labor diplomática en la embajada de México en Francia.
Ahí conoció, entre otros escritores e intelectuales, a André Breton y Benjamin Péret; y se relacionó con otros dos grandes poetas de su generación: César Vallejo y Pablo Neruda.
Asimismo, fue designado encargado de negocios ad interim de la embajada de México en Japón en 1952, retornando a México tres años más tarde para fundar, junto con Leonora Carrington, Juan Soriano y Juan José Arreola, el grupo de teatro Poesía en Voz Alta. Y de 1962 a 1968 fungió como embajador de México en India.
Ya con cierto camino recorrido, Paz colaboró en revistas como Fontaine, Esprit, Les Lettres Nouvelles (Francia); New directions, Horizon, Times Literary Supplement (Reino Unido); Evergreen Review, New World Writing (EU); Sur (Argentina); Mito (Colombia); Orígenes (Cuba); Papel Literario (Venezuela); Cuadernos Americanos y la Revista de la Universidad (México).
En 1971 Paz regresó al país para dirigir la revista Plural. Finalmente fundó y dirigió —hasta sus últimos días— la revista Vuelta (1976).
Legado
“Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo lleva dentro”, decía Paz.
Como lo muestran sus múltiples viajes, el Nobel mexicano fue un literato incansable. Pero al margen de ello su vasta obra comienza con su primer libro, intitulado Luna silvestre, el cual se publicó en 1933, seguido por su poemario dedicado a la Guerra civil española, ¡No pasarán!, en 1936. Después publicó Raíz del hombre (1937) y los tomos de Entre la piedra y la flor (1941) y A la orilla del mundo (1942).
Hacia finales de los cuarenta y principios de los cincuenta publicó cuatro libros fundamentales en su obra: Libertad bajo palabra (1949), El laberinto de la soledad (1950), Retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951) y El arco y la lira (1956).
Cabe destacar que El laberinto de la soledad constituye su obra más conocida, la cual en un principio se publicó como novela y más tarde una reedición la definió como un ensayo en el que el autor aborda su visión en torno de la sicología del pueblo mexicano a través de diferentes etapas.
A esta le siguieron Semillas para un himno (1954); Las peras del olmo (1957); La estación violenta (1958); y Salamandra (1962), por mencionar algunas.
Extensa y variada, su obra se complementa con numerosos poemarios y libros ensayísticos entre los que cabe citar Cuadrivio (1965), Ladera este (1968), Taponemas (1969), Discos visuales (1969) y El signo y el garabato (1973).
De este modo, la huella de Octavio Paz queda marcada en la historia de la humanidad: no solo es un icono cultural de nuestro país, sino que a nivel internacional renovó la poesía, cultivó el ensayo e incursionó en la dramaturgia, siendo uno de los críticos de la política y la sociedad contemporánea que más ha influido en las generaciones posteriores de México y del mundo.