MÚSICA DE LIBERTAD

“Empaticé con el deseo de libertad, con el deseo de encontrar una realidad diferente”.

Guillermo Medel
Cultura
Giovanni Piacentini

Luego de un largo proceso de creación Giovanni Piacentini traduce con su talento la influencia de la música espiritual en la creación musical clásica occidental, dando lugar a una versión propia de esta poderosa mezcla que a su vez representa un sentido reconocimiento al importante legado que dejaron compositores como Dvorak, Gershwin, Tippett y muchos otros.

Con una cultura rica y diversa de “música espiritual”, Piacentini pone manos a la obra y arma su Concierto para Guitarra y Orquesta como homenaje a esos compositores que emplearon en su tiempo tanto ritmos como otros elementos espirituales afroamericanos, ya sea directamente o como inspiración subyacente.

Doctor en Composición Musical por la Universidad de California en Los Ángeles, donde también es profesor asociado de Teoría Musical y Entrenamiento Auditivo, el músico de padre italiano y madre mexicana es oriundo de la Ciudad de México.

Piacentini creció rodeado de una atmósfera artística importante: por un lado, la ópera fue una de las pasiones de su padre; y, por otro, las artes plásticas fueron la vida y vocación de su madre.

Desde siempre ha tenido un profundo interés por los sonidos más experimentales de músicos como György Ligeti Ligeti o Ianis Xenakis, mientras exploraba la polifonía medieval y renacentista de Josquin des Pres o Giovanni Pierluigi da Palestrina.

Música espiritual

Piacentini define la música espiritual como “una manera de llamar a este género que surgió en el sur de Estados Unidos y comprende la música gospel y la afroamericana, que a la par es resultado de la fusión entre la diáspora que llegó de África en épocas oscuras de esclavitud hasta las plantaciones del sur estadunidense”.

Añade que como producto de la mezcla de culturas “se fusionaron muchas cosas muy interesantes. Por ejemplo, algunos instrumentos musicales que trajeron desde África se terminaron mezclando con instrumentos autóctonos de EU. Y nacieron instrumentos que dieron origen al blues, como las guitarras tipo fly, que con la técnica de slide, donde se toca con un tubito metálico, producen un sonido muy especial”.

Cuenta el maestro que en el tiempo que vivió en Nueva York pudo asistir a algunas congregaciones donde se toca gospel: “Estuve en Harlem, en una población afroamericana muy grande, donde se oficiaba con música gospel y un coro que cantaba estas canciones, estos sellos que llaman ‘himnos espirituales’, que datan de la época de la esclavitud y que gradualmente se fueron convirtiendo en himnos que se cantan todos los domingos en las iglesias de nuestros días”.

Dice Piacentini que, “en lo personal, desde niño siempre me conmovió la música gospel. De alguna manera adopté o traté de adoptar ese espíritu. Lo sentí como mío también, porque sentí su dolor en esa expresión artística de la música espiritual. Me identifiqué y empaticé con el deseo de libertad, con el deseo de encontrar una realidad diferente y, sobre todo, crear un mundo diferente”.

Por ello, puntualiza, “este concierto para guitarra trata de revivir o por lo menos representar este espíritu en un género completamente diferente, entre un género de música de concierto para guitarra y orquesta, un género utilizado en la música clásica tradicional europea. Desde mi conocimiento y el del maestro Eliot Fisk —quien lo acompaña en este proyecto— no existe un concierto para guitarra y orquesta que esté dedicado, basado, inspirado o las tres cosas en la música espiritual. Y nos pareció un experimento tanto interesante como importante”.

—¿De qué manera se identifica con la música gospel?

—Durante el histórico intercambio cultural que marcó a la humanidad hubo también una importante mezcla de arte y formas de esta: se fusionaron ritmos y melodías que poco a poco, a lo largo del tiempo y con una historia de mucha opresión y de mucho sufrimiento, construyeron a través de la música una manera de liberar, o por lo menos de imaginarse un mundo donde podían ser libres. Se podían dejar de sufrir por un momento con estos cantos. Y esta música se terminó denominando justamente ‘música espiritual’ precisamente por este motivo: porque daba un escape, una manera de expresar lo que el espíritu quería decir, cantar y gritar, esa liberación de la opresión y del sufrimiento enorme que sufrió ese pueblo.

A partir de ahí, agrega, “no les quedó más que rendirse ante su Dios: gente que se volvió muy religiosa. Y terminó siendo la música que acompaña las misas cristianas de las órdenes bautistas, luteranas, etcétera”.

El concierto nace de sus conversaciones con Fisk en torno de la importancia de contar historias en la música y de cómo esta puede actuar como espejo de la sociedad.

Ciclo

En su carrera, Piacentini ha mantenido una contundente actividad como compositor, lo que le valió incluso una nominación en los Independent Music Awards por su disco solista Between Worlds. Trabajó en la edición de obras para guitarra encargadas por Sharon Isbin y David Starobin, así como con diversos conjuntos entre los que destacan el dúo de arpas Duo Scorpio y el dúo irlandés de viola y violín Collailm Duo.

También formó parte del coro del Manhattan School of Music (dirigido por Kent Tritle) en el Lincoln Center, al lado de la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Su música ha estado en grandes proyectos, como en la serie de conciertos Music of Reality, en Boston.

Algunas de las agrupaciones artísticas más importantes han contado con su talento y entre ellas figuran el Cuarteto Habana, el Minneapolis Guitar Quartet y el St. Cecilia Music Guild, entre otros. Asimismo, ha participado en diversos festivales en la Unión Americana y en el Du Vert a L’Infini, en Francia.

—¿Es un nuevo ciclo en su carrera?

—Sí. Es un trabajo que me parece importante históricamente e importante para mí, puesto que marca un antes y un después en mi carrera, no solo por el hecho de estarle dedicando un concierto a un maestro como Elliot Fisk, que es ya de por sí una figura muy importante en la historia de la guitarra, un miembro del Salón de la Fama del Guitar Foundation of America y quien además obtuvo la Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica por su servicio a la causa de la música española, que con sus transgresiones en la guitarra revolucionó la manera de ejecutar el instrumento…

En fin, resume, “Fisk marca un antes y un después en el instrumento, como lo hizo en su tiempo Andrés Segovia, quien a su vez fue su maestro. Lo más bonito de esta historia es que en 1941 el maestro Manuel M. Ponce, compositor mexicano, le dedicó el Concierto del sur al maestro Segovia y hoy, 81 años después, un servidor humildemente le dedica un concierto para guitarra a Fisk, quien fuera el último alumno de Segovia. Es algo muy grato para mí”.

Intercambio

—¿Cómo puede un instrumento transmitir un mensaje sin utilizar palabras?

—Es posible porque lo traté de recrear con la guitarra y con las diferentes familias de cuerdas de la orquesta en una especie de diálogo, como sucede en estos cultos gospel, un diálogo entre el coro y los miembros de la iglesia. Traté de recrear esto entre la guitarra y la orquesta con partes donde la guitarra “canta” y le responden los demás instrumentos de la orquesta. El reto es lograr recrear esta atmósfera que se siente en las iglesias gospel de EU y que el público lo pueda apreciar. Creo que hay mucha conexión entre, repito, los pueblos oprimidos del mundo. En este caso el pueblo afroamericano en EU y el pueblo mexicano.

En este sentido, Piacentini señala que “en mi bagaje cultural tengo muchísima música mexicana que se verá reflejada en este concierto. Como mexicano es un orgullo tomar la oportunidad de presentar este trabajo. Creo realmente que es una historia que vale la pena contar. Quiero rendir homenaje a la tradición del estilo de Scott Joplin y de los grandes compositores americanos del ragtime. Hay un intercambio vivaz entre distintas familias de instrumentos y la guitarra como homenaje a la tradición afroamericana de ‘llamada y respuesta’ propia de la música gospel”.

Una parte muy importante de este concierto, además de hacer historia por varias razones, es dónde se presentará el domingo 9 de octubre: el Complejo Cultural Los Pinos.

Piacentini indica que el recinto “fue por muchas décadas una especie de búnker de gente que se refugiaba en una realidad muy diferente a la que vivía el pueblo de México. No pudo haber lugar más adecuado para presentar esta obra en que la libertad es fundamental”.

El estreno mundial del Concierto para Guitarra y Orquesta de Giovanni Piacentini contará con dos fechas: la primera presentación en el Auditorio Blas Galindo, del Centro Nacional de las Artes, el sábado 8 de octubre; y la segunda en el Salón Adolfo López Mateos, del Complejo Cultural Los Pinos, el domingo 9. Ambos a las 13:30 horas.