MÓNICA SOTO ICAZA: LIBERTAD A TRAVÉS DEL CUERPO Y EL AMOR

“Hay alternativas sanas para el amor y el placer”.

Alejandra Moncada
Cultura
MÓNICA SOTO ICAZA

El poliamor es la práctica de tener, al mismo tiempo, múltiples vínculos sexoafectivos con el conocimiento y el consentimiento de todas las personas involucradas. Se basa en la idea de que el amor no es exclusivo y es posible amar a más de una persona simultáneamente.

Para la escritora y editora Mónica Soto Icaza dicha práctica está inserta biológicamente en las personas y gran parte de los seres vivos.

En este sentido su nuevo libro, Los poliamorosos, que presentó el 25 de febrero en la Feria del Libro del Palacio de Minería (FILPM), es una invitación para cuestionarlo todo; para explorar cómo se ha construido la idea de monogamia y cuáles son las alternativas para un amor más libre y sano.

Soto resalta en entrevista la importancia de distinguir entre el poliamor y la infidelidad, pues en el primer caso hay una presencia clara de la comunicación y el consentimiento: “Es muy diferente engañar a tu pareja que tener una relación abierta consensuada; los seres humanos no somos monógamos por naturaleza”.

En México el poliamor ha ido ganando visibilidad y aceptación en los últimos años, aunque sigue siendo menos común y menos aceptado socialmente que las relaciones monógamas tradicionales.

De hecho, Soto puntualiza que en la historia humana puede constatarse cómo la pluralidad de vínculos es común desde hace siglos, pero estaba reservada a los hombres. Las mujeres, por el contrario, han enfrentado diversos tipos de prejuicios si engañan a sus esposos o hablan abiertamente sobre su interés en tener más de una relación sexoafectiva.

Más aún, la autora detalla que la monogamia está profundamente relacionada a la idea de propiedad privada y de herencia, pues fue una estrategia impuesta a las mujeres para que los nobles y la realeza pudieran constatar quiénes eran sus hijos y, por tanto, quiénes podían heredar el poder.

Con Los poliamorosos Soto propone otras formas de relacionarnos con base en la libertad y el placer. En otras palabras, el texto es una invitación a reflexionar sobre nuestra sexualidad y elegir con claridad y comunicación aquello que realmente queremos y que nos hace sentir cómodos y plenos.

Vivir el poliamor

La autora de Los poliamorosos comparte algunos elementos clave sobre la libertad y el amor.

—¿Por qué es importante conocer nuestro placer y aprender a darle voz?

—Porque lo que sucede en lo privado impacta lo público. Por tanto, si una sociedad se compone de personas que conocen su placer y viven su sexualidad de una manera plena, que están contentas con las personas que son y con la pareja que tienen, pues eso se traduce en una sociedad que también es plena. Hay menos violencia, menos represión; hay menos de todo eso que nos conflictúa. Además, una persona que vive un erotismo sano es una persona que vive sanamente con el mundo.

—México es un país en apariencia muy tradicional, con una sociedad muy asentada en la idea de la monogamia. ¿Cómo puede desarrollarse el poliamor en un entorno así?

—Vivimos en una sociedad muy complicada: primero porque los mexicanos somos muy orgullosos y, segundo, porque en realidad los índices de infidelidad son brutales. De hecho, hay una aplicación específica para buscar relaciones y encuentros extramaritales. Y México es el país con más mujeres inscritas en ella.

Por otro lado, puntualiza, “somos muy doble moral. Nuestra cultura está cimentada sobre la culpa y parece que una persona que siente placer es mala; se entiende el placer como algo pecaminoso y no debería ser así. Las religiones judeocristianas nos han enseñado que el placer es inadecuado para ser virtuoso, pero cuando tienes una sociedad que piensa que la virtud es sufrir y sacrificarse, parece que sentir placer es un error. Es un doble discurso que existe en nosotros y ese contraste produce conflictos y represiones, algo que, como he señalado, se traduce en violencia”.

—En su caso, ¿cómo vive la transición de la monogamia al poliamor?

—Ser una mujer poliamorosa en una sociedad machista tiene muchos problemas, porque un hombre puede serlo libremente y una mujer no: te dicen que eres una tal por cual, una puta que no vale nada. La otra vez alguien me dijo que “lo que es de todos no es de nadie”, pero no soy una cosa: soy una persona. Esta es una sociedad que ayuda mucho a los hombres a ser infieles, pero que la pone complicada si eres mujer: eso ha sido lo más difícil.

Agrega: “Pero me he dedicado a conocerme mejor, a reconocer bien quién era yo y sobre todo cómo quiero vivir. Yo sí creo que tenemos una sola vida. La historia del mundo tiene miles de millones de años y nosotros vivimos menos de 100, 80 si bien te va. Entonces, ¿por qué no vivir como tú quieres? La gente piensa que no sé amar, que nunca me he enamorado. Y no trato de convencerlos: solo les digo que la mejor manera de amar a alguien es no teniendo miedo a perderlo. Si está contigo es porque también está feliz y convencido. Existe otro amor, ese que te produce miedo, que es posesivo, celoso; ese hace que no te sientas bien ni con tu relación ni con quién eres. Pero si la persona se puede ir cuando quiera o quedarse, y lo hace desde una elección libre… eso es amor”.

—¿Diría que el placer y el cuerpo son vehículos para alcanzar la libertad?

—Totalmente. El cuerpo es de por sí el vehículo con el que existimos y también está hecho para sentir placer. El dolor es nuestro indicador de que algo está mal: que estamos enfermos, que nos cortamos o lastimamos… Es lo que nos mantiene vivos y sanos en la medida en que nos avisa y nos salva la vida. Pero el placer también es algo natural: tenemos una piel que es un órgano enorme, con millones de terminaciones nerviosas. Entonces, también estamos hechos para sentirnos bien y es una imposición no hacerlo.