Sergio Vela, director general de Arte & Cultura del CRBSP, destaca que la figura de Marina representa el punto de partida de una nueva identidad nacional, en la que se fusionan las raíces indígenas y españolas.
La figura de Malinche tiene un valor profundamente significativo, no solo por su labor como intérprete, sino por ser el puente entre dos culturas, dice a Vértigo Sergio Vela, director general de Arte & Cultura del Centro Ricardo B. Salinas Pliego (CRBSP)
Con motivo del estreno del musical Malinche en el Frontón México, el expresidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes comenta que este importante personaje histórico no debe ser visto como una persona traidora, como muchos la ven. “Ella fue una mujer que, como tantos otros pueblos indígenas, se alió con Cortés para liberarse del yugo del Imperio Mexica”, explica.
Malinche, enfatiza Vela, se enfrentó a un sistema opresivo que exigía tributos y sacrificios humanos.
México y Tenochtitlán
El territorio que hoy conocemos como México, explica Vela, no era lo que entendemos hoy como país, ni siquiera lo que fue el Imperio Mexica. “Ese territorio estaba habitado por una serie de grupos y sociedades organizadas de maneras muy diversas: la cultura maya, la purépecha, entre otros, y existía un sometimiento de los pueblos circundantes como característica fundamental de la sociedad mexica, cuya economía estaba basada tanto en los ciclos naturales (uno de los dos adoratorios del Templo Mayor estaba dedicado al dios Tláloc), como en la guerra (el otro adoratorio estaba dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra)”, señala.

El Imperio Mexica, agrega el también director de ópera, tenía como característica ser un pueblo guerrero que, según su culto, consideraba necesario sacrificar prisioneros para asegurar la continuidad de Huitzilopochtli. Además, aunque relativamente joven —con unos 200 años de existencia cuando fue conquistado—, estaba en plena expansión, y muchos pueblos vecinos (como el Tlaxcalteca) deseaban liberarse de su dominio.
“Lo primero que debemos reconocer es que la nación que hoy llamamos México es el resultado del encuentro de culturas diversas, a menudo contrastantes, como la cultura española y las culturas indígenas”, dice.
México, como tal, agrega Vela, se formó a partir del mestizaje, y ese es el punto de inflexión. Las culturas prehispánicas son anteriores, pero el encuentro con los europeos marca el nacimiento de lo que hoy conocemos como México.
“En este sentido, la figura de Malinche tiene un valor profundamente significativo, no solo por su labor como intérprete, que fue de enorme utilidad para Cortés, sino también por su rol en el mestizaje. Es importante recordar que Malinche, o Malinalli, hablaba tanto maya como náhuatl, lo que permitió a Cortés establecer una forma de comunicación entre los distintos pueblos y los españoles”, refiere.
También destaca que Malinche fue fundamental para la campaña estratégica de Cortés, pero la historiografía oficial ha interpretado los hechos de manera sesgada, como si México ya existiera como nación antes de la llegada de los españoles.
“La figura de Malinche representa el punto de partida de una nueva identidad nacional, en la que se fusionan las raíces indígenas y españolas. Y, como se ha querido hacer pasar, no es correcta la idea de que ella fue una aliada del enemigo, ya que muchos pueblos indígenas se unieron a Cortés para liberarse del dominio mexica”, añade.
Un nuevo enfoque
El también músico señala que esta figura histórica “fue esclavizada y no le debía lealtad al Imperio Mexica. Hay que recordar que su hijo, Martín, que tuvo con Hernán Cortés, simboliza el nacimiento de una nueva identidad mestiza, que es clave para entender el México de hoy. Lo que necesitamos es una interpretación más precisa de la historia, alejada de las distorsiones”.
“México es el resultado del encuentro de diversas culturas”.
En este sentido, asegura que es necesario distinguir dos cosas: en primer lugar, el personaje histórico como tal y, en segundo, el personaje en una obra, como es el musical Malinche de Nacho Cano.
“Hay que precisar que en una obra escénica no se busca la exactitud histórica. Un creador de una obra musical o escénica sobre un personaje crea una serie de cuadros, imágenes, situaciones dramáticas, etcétera, a través de las cuales expresa al personaje, pero no pretende que esto se convierta en una lección de historia. Sin embargo, si hablamos de los hechos históricos, lo primero que debemos asumir es que Malinche tiene un valor simbólico para una nación como la mexicana, que comienza a formarse a partir del mestizaje”, enfatiza.

Hay que distinguir entre la historia rigurosa y la interpretación artística, explica. “Las obras escénicas o musicales no son libros de historia: son interpretaciones que buscan evocar y reflexionar sobre los hechos históricos. Un documental o una película pueden dramatizar o modificar ciertos elementos para dar fuerza al discurso narrativo, pero en ambos casos el propósito es reflexionar sobre la historia, no necesariamente ofrecer una versión exacta de los hechos. En este caso, la obra de Nacho Cano es una contribución a la comprensión del personaje, pero no pretende ser un documento histórico literal”.
Lo más importante, agrega Sergio Vela, es disfrutar del espectáculo, que es una evocación de las raíces que configuran a México. “La obra debe ser vista como una interpretación libre, pero profunda, de los hechos históricos, que permite al público ver a Malinche como un personaje mucho más complejo y rico de lo que comúnmente se le atribuye”.
Apunta que es fundamental entender la historia detrás de los personajes históricos y distinguir las interpretaciones acertadas de las tergiversadas: “Las obras artísticas son aproximaciones creativas, pero siempre debemos buscar una interpretación correcta de los hechos históricos”.