EXILIO, PALABRA Y PROSA: LOS 100 AÑOS DE IDA VITALE

“Nada más necesario que leer cosas que uno no entiende”.

Alejandra Moncada
Cultura
IDA VITALE

En noviembre del año pasado la poeta uruguaya Ida Vitale llegó a la modesta edad de 100 años, en los cuales se ha consagrado como una de las figuras indispensables de la literatura hispanoamericana y que le han valido reconocimientos de la envergadura del Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y hasta el codiciado Premio Cervantes.

Ahora, con poco más de un centenario de vida, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tuvo el honor de recibir a la poeta para el conversatorio Érase un bosque de palabras, evento principal de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (Filuni), que se llevó a cabo el 27 de agosto.

En compañía de la también escritora Rosa Beltrán, titular de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, y del escritor español Luis García Montero, director del Instituto Cervantes, Vitale compartió algunos de los aspectos más importantes de su vida, la cultura uruguaya y su quehacer artístico.

Beltrán agradeció a la poeta su regreso a México, un país que la acogió en 1974 cuando se exilió de Uruguay por la dictadura cívico-militar instaurada en junio de 1973.

Para Beltrán esa etapa no solo “la marcó como poeta”, sino que dejó una huella imborrable en la cultura mexicana, pues tras conocer a Octavio Paz, Vitale formó parte del comité asesor de la revista Vuelta, participó en la fundación del periódico unomásuno e impartió clases en el Colegio de México (Colmex).

“Es un honor para la UNAM que una poeta como ella haya aceptado sin dudarlo la invitación a participar en la Filuni, porque su presencia es en sí un acto político, estético, un acto profundamente amoroso hacia México, al que tanto le dio y del que recibió también mucho”, celebró Beltrán.

Para García Montero, quien se detuvo más puntualmente en la obra de Vitale, su poesía es siempre una confrontación de las palabras con la realidad y un cuestionamiento constante de lo que es capaz de abarcar nuestro lenguaje: “Su obra es una manera de preguntarse lo que cabe en las palabras, porque en ellas está también la experiencia de cada uno de los seres humanos y, en este sentido, el trabajo de Ida Vitale refleja el rigor con que elabora, reflexiona y utiliza las palabras para interpretar tanto la realidad hecha como la que cambia”.

A manera de ejemplo el español recordó los primeros libros publicados de la uruguaya, La luz de esta memoria y Palabra dada: “Ambos son muestra de las interrogantes que se planteó. En el poema Agosto en Santa Rosa se pregunta lo que cabe en la palabra ‘agosto’, porque como dice uno de sus versos: ‘Una lluvia de un día puede no acabar nunca. Y uno puede acabar muriéndose de agosto’”.

Finalmente, García Montero insistió en que la línea que une la obra de la poeta centenaria es la exploración y el diálogo con las palabras mismas; su configuración, su orden y su ritmo son una forma de aprender y aprehender al mundo: “Las palabras son una interpelación, que a veces huyen como palomas que se escapan de nosotros. Pero eso no es lo peor, porque otras veces pueden llegar a morder. En Ecuación, de 1998, los versos son reflejo del esfuerzo de la autora por establecer un diálogo con las palabras. Por eso su poesía es una ecuación que no quiere cerrarse, una interpelación sobre la realidad como forma de conocimiento y de reconocimiento”.

Nada ida, muy vitale

Con deslumbrante lucidez, Vitale comenzó su participación relatando la experiencia de haber llegado a México tras un momento sumamente frágil en la historia uruguaya. “Cuando llego de vuelta a México lo que una ha hecho o no, me importa poco. Me importa volver a recuperar años muy felices. No solo porque me iba de un país que no estaba en buenas condiciones políticas, sino porque llegué a descubrir una maravilla a la que me habían acercado: ese lujo de literatura que es la literatura mexicana”.

Para la ganadora del Cervantes en 2018, Uruguay no era más que “un país chiquito”, con una historia “cortita, pequeña, prolija, limpita, cuidada, pero poca”, por lo que su llegada a México la puso en contacto con un mundo cultural amplio y complejo. “México era toda la historia: la historia-historia y la otra historia, esa que no parece organizada en los libros pero que es básica: la que asimilamos de pronto, por nuestra propia cuenta, cuando descubrimos solos un poeta extraordinario, una prosa de lujo o una historia cultural sorprendente”.

Más aún, detalló que el choque cultural, más que ser un evento violento y catastrófico, fue “astral”, íntimo; como saciar una necesidad humana de más poesía y más arte. “Uruguay siempre estuvo abierto a lo mejor del mundo y siempre hay cosas que uno no agradece; pero esto sí lo agradecí. Uruguay supo sus medidas y se encargó, casi diría que muerto de hambre, de llegar al mundo”.

A través de una lectura de sus poemas Vitale reflexionó sobre algunos de sus versos y de su relación con la vida diaria. Por ejemplo, recordó que su casa era “un hogar de literatura aburrida”, pero que siempre hubo lecturas que la llevaron a ir un poco más allá, a cuestionar los límites de su entendimiento y de su lengua: “Hubo cosas que me sacaron del marco de la literatura y me llevaron a descubrir otras cosas que de pronto suponían que no eran adecuadas para mi edad. A las mamás presentes, con niños en edad de ser estropeados, les sugiero que dejen que lean, aunque sean cosas que no sean para ellos. Yo creo que no hay nada más necesario que leer cosas que uno no entiende”.

Finalmente, y con un profundo sentido de ironía, Vitale puntualizó que lo que más le importa en el mundo no es la poesía, sino la prosa: “Me llevo más o menos bien con la poesía, pero la prosa… siento que me plantea más dificultades que la poesía. La poesía es cosa de ritmo, de buen o mal gusto, pero la prosa es todo. Creo que todos vamos por el mundo destinados a ser un cubito de prosa que quede ahí, para siempre, completando los grandes panoramas culturales que a veces nos superan”.