LA RAÍZ IGNORADA: LITERATURA AFROMEXICANA EN ESCASEZ

“Se conjugan la oralidad y la escritura”.

FERDERICO GONZÁLEZ
Cultura
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En Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, Octavio Paz señala que durante los primeros años de su vida conventual Sor Juana estuvo acompañada de una joven mulata cuatro años menor que ella, llamada Juana de San José. El propio autor sugiere que a lo largo de su vida la décima musa probablemente vivió con otras criadas o esclavas.

Sin embargo, la presencia de Juana de San José, servicial y por ello necesaria para una mujer de letras, ha pasado de largo en casi todos los estudios sobre Sor Juana.

Más aún, la figura afrodescendiente ha sido muy poco explorada en toda la literatura, como si a lo largo de nuestra historia nunca hubiésemos convivido con una igual o como si no fuese México el resultado de dicha influencia.

Presencia

El primer censo en nuestro país que consideró a la población afrodescendiente fue el de 2020. Con él se logró saber cuántas personas hay de este grupo, dónde se ubican y cuáles son sus condiciones de vida.

Según el estudio más de dos millones 500 mil personas se reconocen a sí mismas como afromexicanas. De ellas, la gran mayoría se concentra en Guerrero, Estado de México, Veracruz, Oaxaca y Ciudad de México.

Cabe señalar que el censo de aquel año se vio afectado por la pandemia y, además, las preguntas relacionadas a la afroascendencia no se realizaron en todos los estados del país, por lo que es probable que la cantidad sea mayor.

A pesar de que la población afromexicana constituye virtualmente 2% de todo México, su influencia en la vida política y cultural del país es indiscutible.

No obstante, según comentó la investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), María Elisa Velázquez, se continúa invisibilizando a los grupos afromexicanos en instituciones culturales. “Un caso concreto es Vicente Guerrero, uno de los más grandes personajes de la Independencia mexicana, aquel que encabezó la resistencia insurgente durante los últimos años del movimiento armado. Todos los estudiantes de México lo conocen, pero casi no se les dice que él era afrodescendiente”, señala.

La investigadora exhorta a dejar de concebir a la ascendencia afromexicana como la “tercera raíz”, puesto que “es imposible enumerar las raíces” de la población mexicana.

Hace aproximadamente cinco años comenzaron los esfuerzos por dar visibilidad a esta población dentro de las artes. En 2018 se llevó a cabo el primer Encuentro Afromexicano en Cuajinicuilapa, municipio de la Costa Chica de Guerrero, considerado la “capital negra de México”.

Aunque la influencia africana en nuestra cultura casi siempre es reducida a la música, la danza y las artes plásticas, también comienzan a abrirse espacios para la literatura afromexicana.

Letras e infancias

A finales de 2020 el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) editó y publicó Cuentos del cuerpo. Afromexicanos de la Costa Chica, un conjunto de relatos que giran en torno de distintas partes del cuerpo y su relación con la cultura afrodescendiente.

El texto consigue dar voz a las experiencias afromexicanas sin apropiarse de ellas y conjuga las perspectivas individuales con las colectivas, partiendo desde el centro de dicho vínculo, donde están la cotidianidad, los modos de vida y el habla.

En 2022 el mismo instituto publicó Veracruz afromexicano. Decenio internacional para afrodescendientes, otro colorido conjunto de relatos que toman lugar en Veracruz y que fue resultado de varias investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV). El objetivo del texto fue representar a través de la palabra el modo en que los afrodescendientes que habitan dicho estado participan de su herencia cultural. Así, en los cuentos que componen el libro abundan las festividades, la música y la riqueza gastronómica.

Si algo comparten ambos textos es el uso de coloridas imágenes, mismo que recuerda al de novelas gráficas y libros para niños. De hecho, es sobre todo a través de la literatura infantil y la participación de las infancias que se promueve la riqueza de los pueblos afromexicanos.

El propio INPI tiene un libro de cuentos infantiles que retratan la influencia y el impacto cultural de las comunidades afrodescendientes. Ta-ra-ra Ta-ra-ri es un libro que reconoce la diversidad y su valor. Además de este, se publicó en 2022 una micronovela llamada La lección de Haaziq, un libro donde Haaziq, un niño afromexicano, explora su pasado y las costumbres de su familia.

Que la gran mayoría de estos textos hayan sido publicados por el INPI da cuenta del poco interés de las editoriales por publicar este tipo de libros o de las pocas propuestas literarias en torno de la afrodescendencia.

Por su parte, en 2021 la asociación civil México Negro abrió una convocatoria llamada El porvenir de las orugas, donde niños y jóvenes afromexicanos de seis a 15 años podían compartir relatos y ficciones sobre su vida cotidiana, con los cuales componer una publicación antológica.

La apuesta por la infancia es un ejercicio de recuperación y reconocimiento cultural, mismo que en unos años podrá cultivarse a mayor y mejor escala.

Otro sector de la población afromexicana que se encarga de promover su herencia son las mujeres. En este sentido, desde 2021 el Centro Cultural de España en México (CCEMx) convoca al taller Del ombligo a la tierra. Narrativas de mujeres pertenecientes a pueblos originarios y afromexicanos, donde se conjugan la oralidad y la escritura para reflexionar y transformar las experiencias de esta población.

Finalmente, en 2020 se publicó La esclava de Juana Inés, escrito por Ignacio García Casas. La novela indaga en la vida de aquella mulata y acompañante de Sor Juana. Durante una entrevista el autor indicó que uno de los motivos para escribir dicha novela fue que “en México casi no se ha hablado de la negritud. Es una raíz que casi no tomamos en cuenta”.