REIVINDICAR AL LIBRO

Federico González
Cultura
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Juan Villoro

Juan Villoro. No soy un robot. Anagrama. 311 pp.

¿Alguna vez ha reparado en lo que implica señalar la casilla “No soy un robot” para validar el acceso a una página de internet? Ahora que estamos en la antesala de lo poshumano Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) nos invita a hacerlo, pero no desde la perspectiva de un académico, de un hombre de ciencia o de un informado sobre las últimas tecnologías sino desde la mirilla de un lector curioso.

En su nuevo ensayo, No soy un robot, el autor reflexiona sobre cómo lo digital transforma nuestra vida y nuestra relación con la cultura. Nos recuerda que de acuerdo con el coeficiente Fynn, en los últimos años la inteligencia humana ha disminuido al son de dos puntos porcentuales por década.

Es por ello indispensable volver a la cultura y a la lectura como instrumentos para equilibrar mejor nuestra relación con la tecnología.

Villoro nos lleva por un recorrido histórico encaminado a argumentar su tesis. Nos dice que la cultura es y seguirá siendo la gran reserva del pasado entendido no como una estática que ya ocurrió, sino como un territorio fértil que resignificamos desde el presente.

En tono amable y casi divulgativo, el libro funciona para hacernos reflexionar. Es verdad que dispositivos como los celulares ya están prácticamente integrados a nuestro organismo y no solo eso: nos condicionan al punto que hay quienes son sus rehenes. El ensayista no los sataniza —imposible hacerlo a estas alturas—; en todo caso “el gran desafío”, advierte, es dosificarlos y mantener un sano equilibrio con los estímulos que nos hacen pensar por cuenta propia, como son los estímulos de la lectura.

¿Crítica y autocrítica?

Hasta aquí los argumentos de No soy un robot tienen sentido. El problema es que seguramente quien se acerque al libro más o menos podrá coincidir con Villoro, pero el reto en todo caso es hacer a un lado el oropel que se le otorga a la cultura o a la lectura para acercarla realmente a quienes no la cuentan entre sus opciones de entretenimiento.

Tal vez por ahí se tendría que empezar. Leer o ver cine arte no nos hace ni más ni menos que los demás. Ahora, cuando estamos a un clic de la música, las películas o los videos que deseamos, más que promover los libros desde una posición de autoridad moral o revolucionaria es necesario hacerlo desde el canal de las emociones, algo que finalmente nos conecta a todos.

Otros títulos de Juan Villoro son Efectos personales, De eso se trata y Dios es redondo.

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