LOS JARDINES ERRANTES DE TANIA TAGLE

“Sus ensayos están impregnados de una sensibilidad única”.

Alejandra Moncada
Cultura
JARDINES ERRANTES

La relación entre la naturaleza y la literatura ha sido una constante a lo largo de la historia, manifestándose de diversas maneras en diferentes épocas y culturas. Esta conexión ha permitido a los escritores y poetas no solo describir el mundo natural, sino también utilizarlo como un medio para explorar temas filosóficos, emocionales y espirituales.

Tal es el caso de la reconocida escritora y ensayista mexicana Tania Tagle, quien nos invita a un recorrido profundo y personal en su nuevo libro Jardines errantes.

Este conjunto de ensayos no solo explora su relación íntima con la naturaleza, sino que también establece un puente literario con figuras históricas como Emily Dickinson y Rosa Luxemburgo, quienes cultivaron una conexión similar con el mundo natural a través de sus herbarios.

Tagle nos sumerge en este libro en su contemplación y admiración por la flora, destacando cómo la naturaleza ha influido en su vida y obra. Sus ensayos están impregnados de una sensibilidad única que capta la esencia de lo que significa coexistir con el entorno natural. A través de sus palabras los lectores pueden sentir el viento que acaricia las hojas, la textura de la tierra húmeda y el susurro de las flores en pleno florecimiento.

Uno de los aspectos más fascinantes del libro es la referencia al herbario de Emily Dickinson, una poeta cuya obra siempre estuvo marcada por su amor a la naturaleza.

Dickinson, quien vivió en el siglo XIX, creó un herbario que no solo reflejaba su conocimiento botánico, sino también su profunda conexión emocional con las plantas. Tagle utiliza este herbario como punto de partida para explorar cómo la observación y el registro de la flora pueden convertirse en una forma de arte y meditación. La autora destaca cómo Dickinson encontraba en su jardín un refugio y una fuente inagotable de inspiración para sus poemas.

Tagle también rinde homenaje a Rosa Luxemburgo, la revolucionaria marxista cuyos escritos y cartas desde la prisión revelan su fascinación por la naturaleza.

Luxemburgo, en medio de la agitación política y la lucha por la justicia social, encontraba consuelo en la observación meticulosa de la vida vegetal. Su herbario, compilado durante sus años de encarcelamiento, es un testimonio de su resiliencia y capacidad para encontrar belleza en los momentos más oscuros. Tagle conecta estas experiencias con su propia vida, reflejando sobre cómo la naturaleza puede ofrecer consuelo y esperanza en tiempos de adversidad.

El libro de Tagle no es solo una colección de ensayos sobre la naturaleza, sino también una reflexión profunda sobre la identidad y la memoria. A través de sus escritos la autora invita a los lectores a considerar su propia relación con el entorno natural y a encontrar en él una fuente de conexión y entendimiento. Jardines errantes es un llamado a redescubrir la naturaleza como un espacio de resistencia y creación, donde las historias personales y colectivas se entrelazan.

Además, la prosa de Tagle se acompaña de ilustraciones realizadas por Erika Lujano, quien a través de la técnica de cianotipia captura la belleza efímera de la vida vegetal. Así, el lenguaje de la autora fluye con el de las imágenes, lo que crea una narrativa que es un deleite tanto para la mente como para los sentidos. Este libro objeto se presentó en la Ciudad de México el 20 de julio y ya está disponible en algunas librerías. La publicación está a cargo de la editorial morelense Una habitación para nosotras.

Tania Tagle

Naturaleza y lenguaje

En entrevista con Vértigo Tagle comparte su experiencia al escribir este libro.

—¿Qué le inspiró a escribir Jardines errantes?

—Me di cuenta de que tenía todos estos ensayos desperdigados y que todos poseían ese hilo conductor del jardín y de la naturaleza, así que decidí agruparlos. Era un corpus más grande y se fue haciendo chiquito con estos que están en el libro. Pero sí, más bien vi que tenía varios ensayos con esa temática en común y así terminaron juntos.

—Hablas de Dickinson, Rosa y de sí misma: ¿es su intención que haya esta relación de lo femenino con la naturaleza?

—Siempre he creído que las mujeres tenemos una relación muy privilegiada con la naturaleza y con el lenguaje. Más allá de todos estos estereotipos que dicen que en la socialización somos más sensibles, que hablamos más, no; siempre he creído que nuestra relación con la naturaleza y el lenguaje es profundamente privilegiada, así prefiero enunciarlo. Y me interesa mucho la forma en la que otras mujeres se relacionan tanto con su entorno natural como con la lengua. Por eso estas escritoras, que además se interesan con el entorno natural, pues más me apasionan.

—¿Piensa seguir explorando la naturaleza a través de su escritura?

—Creo que siempre voy a estar escribiendo de naturaleza, aunque el tema no sea la naturaleza. Todas las metáforas de mi escritura siempre están ligadas a las plantas, al crecimiento de las plantas, a la naturaleza y los entornos. Sobre todo, a la relación que tengo con los entornos naturales, aunque podría escribir de cualquier cosa. Ahorita sí tengo un proyecto de escritura que no está centrado propiamente en la naturaleza, pero que sí está lleno de referencias. Creo que eso es algo que siempre va a pasar.

—¿Cómo ve la relación actual de la humanidad con la naturaleza en tiempos de crisis ambiental?

—Me siento optimista, pero también puede ser la microburbuja en la que me muevo y que comparto con muchas personas que están muy interesadas tanto por la preservación del medio ambiente como por buscar relacionarse de otra manera con el ambiente. Como tratando de dejar un poco de lado el antropocentrismo que marcó gran parte del siglo XX. Ahora me siento optimista, porque veo que por todos lados hay esfuerzos de personas que tratan de pensar desde otro lugar. No solo desde la ecología y biología, sino desde la escritura, el arte… y me gusta. Pero sí, claro que hay una crisis a gran escala. Entonces, todos estos esfuerzos, por pequeños que sean, sí me llenan de esperanza.