El Museo Nacional de la Estampa (Munae) abre sus puertas a la obra de dos artistas que encontraron en México un espacio fértil para desarrollarse. Las exposiciones El mundo inmaterial. Joy Laville y Territorios alterados. Ioulia Akhmadeeva muestran cómo ambas mujeres, a pesar de la diferencia de épocas y estilos, convergen en su capacidad de transformar la experiencia personal y migrante en arte profundamente universal y humano.
Nacida en Ryde, Inglaterra, el 8 de septiembre de 1923, Joy Laville llegó a México en 1956 junto con su hijo Trevor, motivada por la lectura de la novela Bajo el volcán, de Malcolm Lowry.
Esa decisión marcaría el inicio de una historia de creación constante, profundamente influenciada por la cultura mexicana, los paisajes del país y las experiencias de lo cotidiano.
Actualmente Laville es considerada una figura clave del arte moderno en México y su obra navega entre lo tangible y lo etéreo, construyendo paisajes interiores de gran serenidad y lirismo.
Esta muestra, disponible del 30 de abril al 6 de julio, se conforma por 126 piezas que dan cuenta de las más de seis décadas de trabajo de la artista y es a la vez un homenaje que destaca su riqueza gráfica, su profundidad emocional y su carácter íntimamente evocador.
La exposición se organiza en cuatro núcleos temáticos: Sucesos cotidianos, Zona liminal, Escenas interiores intimistas y Paisajes exteriores. En ellos se puede apreciar no solo la evolución de su técnica, sino también la coherencia emocional de una artista que transformó lo ordinario en poesía visual.
“En estos núcleos se refleja su atención a lo aparentemente trivial, la quietud de los espacios, la luz tenue, los colores pastel, el equilibrio compositivo”, explicó Lilia Prado Canchola, curadora de la muestra.
“Laville redujo al mínimo las formas y planos, pero no así la carga expresiva: su obra es un susurro constante que nos habla desde un lugar apacible, donde habita lo más íntimo de su ser”, agregó.
Además del contenido temático, la muestra es un despliegue de técnicas gráficas: litografía, serigrafía, aguatinta al azúcar, aguafuerte y a la poupée, además de óleos, acrílicos, escultura, cerámica y libros ilustrados. Entre estos últimos destacan las colaboraciones con el escritor Jorge Ibargüengoitia, pareja sentimental de Laville, y con el novelista Jorge F. Hernández, cuya novela Cochabamba (2023) incluye una portada ilustrada por Laville.
Diálogo
Por su parte, Territorios alterados, de la artista visual de origen ruso Ioulia Akhmadeeva, reúne 43 obras que abarcan técnicas diversas como litografía, siligrafía, colotipia, algrafía, collage y cerámica de alta temperatura.
Akhmadeeva explora temas como la guerra, el desarraigo y la reconstrucción identitaria a través de piezas que integran archivos familiares, cartas, fotografías y objetos personales.
Organizada en tres núcleos: Antecedentes, Consecuencias e Incertidumbre, la muestra que podrá apreciarse del 5 de abril al 13 de julio ofrece un recorrido profundamente autobiográfico. “Es una revisión de lo que significa ser migrante, venir de un país en guerra, y encontrar en el arte una forma de entender la pérdida, pero también el hallazgo”, explicó la artista en un video documental que acompaña la exposición.
Durante la inauguración, el curador de la muestra, David García Aguirre, especificó que el título Territorios alterados “hace referencia a esos espacios internos, afectivos, que cambian con la migración”.
Asimismo, agregó que “Akhmadeeva nos muestra que el cuerpo, la memoria y el arte son campos de batalla, pero también de reconstrucción”.
Akhmadeeva y Laville conversan desde sus espacios; ambas se sumergen en temas personales, desde los recuerdos, los espacios domésticos y los vínculos afectivos, hasta los grandes temas como la memoria colectiva y la historia familiar. Laville lo hace con un enfoque contemplativo y atmosférico; Akhmadeeva, con una carga autobiográfica más directa y emocional.
Las dos artistas hacen un uso protagónico del grabado y la gráfica, pero no se limitan a los formatos tradicionales. Laville incorpora ilustración, pintura, escultura y cerámica con un estilo minimalista y poético; mientras que Akhmadeeva explora soportes contemporáneos como el arte-objeto, el collage, y la cerámica intervenida, empujando los límites técnicos del grabado.
En palabras de García, “lo que buscamos es romper con la visión reduccionista del grabado como una técnica del siglo pasado. Estas artistas expanden el lenguaje gráfico a nuevos soportes, nuevos discursos, y nos conectan con historias personales de migración, memoria y transformación”.
Sus obras también tienen en común una conciencia del tiempo, ya sea como nostalgia, como transformación o como reconstrucción. Y, al mismo tiempo, ambas exploran el territorio: el físico (México como lugar adoptivo), el simbólico (el hogar, la patria, la guerra) y el emocional (la memoria, la pérdida, el amor).
Ambas exposiciones están acompañadas de un robusto programa público que incluye visitas guiadas, talleres, conciertos y conversatorios. Uno de los eventos destacados será la charla Joy Laville en la gráfica, programada para el 30 de abril a las 18:30 horas, con la participación de Enrique Cattaneo, José Valtierra, Lilia Prado y Emilio Payán como moderador.
Con estos espacios el Munae busca generar encuentros con la obra y los procesos creativos, fomentar la reflexión y acercar a nuevos públicos al mundo de la estampa y la gráfica contemporánea.