Ciudad de México, México, 20 de febrero 2025. Así como el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), tiene como prioridad la recuperación del patrimonio expoliado de nuestro territorio, también coadyuva para reintegrar el de otras naciones.
Prueba de lo anterior es la reciente devolución de 54 objetos culturales –29 de tipo arqueológico y 25 etnográficos– a Guatemala, oficializada en un acto público verificado en la Ciudad de México con la participación de autoridades de la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Relaciones Exteriores del país centroamericano.
El gesto de cooperación binacional surgió del interés de una ciudadana guatemalteca, residente en el estado de Guanajuato, por devolver a su tierra de origen al citado conjunto patrimonial, con el objetivo que sea investigado, protegido técnica y legalmente, conservado y, eventualmente, mostrado a sus connacionales.
El subdirector de Registro de Monumentos Arqueológicos Muebles del INAH, Jaime Alejandro Bautista Valdespino, explicó que dicha persona contactó al Ministerio de Cultura y Deportes (MCD) de Guatemala, que, a su vez, avisó al INAH, el cual, por medio de su representación en Guanajuato, recibió el lote de bienes, en diciembre de 2024.
Con base en el dictamen elaborado en el MCD, que determinó la autenticidad de las piezas y su pertenencia a las tradiciones culturales guatemaltecas, la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del INAH las embaló y trasladó a la Ciudad de México.
Los objetos prehispánicos datan de los periodos Clásico Tardío (600-900 d.C.) y Posclásico (1250-1524 d.C.), y corresponden a 16 figurillas antropomorfas y zoomorfas; una esfera hecha en roca, una cabeza de maza, dos malacates, una escultura de jaguar elaborada en roca, un fragmento de incensario, dos ollas pequeñas, dos vasos con pedestal, un plato y un cascabel de barro.
La última y más destacada de las piezas antiguas es una olla polícroma asociada –de acuerdo con su técnica de barro cocido, modelado y pintado– con la alfarería tipo Chinautla que, desde tiempos remotos y hasta nuestros días, es característica de las Tierras Altas guatemaltecas, en específico de poblados como Chimaltenango.
El peculiar objeto presenta una decoración zoomorfa en la que resaltan dos jaguares pintados (uno rojo en alusión al día, y otro negro, relativo a la noche), cuyas cabezas fueron modeladas para fungir como las asas del cántaro.
Los 25 objetos etnográficos, finaliza Alejandro Bautista, son trajes regionales, capas, sacos, gorros y máscaras de madera, representativos de la vestimenta tradicional de Guatemala.