FELIPE EHRENBERG: ARTE, GENIO Y FIGURA

Guillermo Medel
Cultura
MUSEOS ARTE CULTURAS POPULARES

En el marco de su 40 aniversario, a partir del 27 de junio y hasta el 15 de octubre el Museo Nacional de Culturas Populares presenta la exposición Felipe Ehrenberg es popular, que aborda aspectos poco conocidos de uno de los artistas mexicanos que revolucionaron la manera de concebir el arte y figura reconocida a nivel internacional por ser pionero en la investigación de medios visuales no ortodoxos: Felipe Ehrenberg (1943-2017).

De acuerdo con José Valtierra, curador de la exposición, “cuando este museo se inauguró se realizó un encuentro de arte popular en el que participó Ehrenberg. Hoy esta muestra se organiza por dos motivos: el primero, conmemorar el 80 aniversario del natalicio de Felipe; el segundo, celebrar el 40 aniversario del Museo Nacional de Culturas Populares, fundado en 1982”.

Del mismo modo, esta exposición tiene dos sedes, siendo la primera el Museo Nacional de Culturas Populares y la segunda una pequeña sala montada en el Complejo Cultural Los Pinos.

Esencia

Lourdes Hernández, viuda de Ehrenberg, señala que la mejor forma de definir la figura artística de un creador “es por medio de su círculo más cercano” y recuerda una vez en que el escritor, pintor, diplomático y académico mexicano Fernando del Paso (1935-2018) dio a Ehrenberg el título de neólogo, nombramiento que más tarde una universidad en Puerto Rico hizo oficial y que se refiere a “un hacedor, estudioso y amante de las cosas nuevas”.

Hernández dice que “Felipe tenía una visión muy clara: dar la vuelta a las cosas muy rápido. Tenía una frase que decía: ‘Yo en cualquier lugar lavo y plancho y en cualquier mecate tiendo’. Esa era su forma de acercarse al arte: lo veía como algo próximo, algo propio, y no como algo ajeno o imposible de lograr. Ese era él”.

—¿Era un artista visionario?

—Definitivamente lo era —responde Valtierra—. Era un visionario porque él empezó esta lucha cuando nadie la estaba haciendo; comenzó esta batalla cuando no se estaba previendo desde el arte; porque fue algo que se venía analizando por mucho tiempo desde la política pública, desde la antropología, que empezaba a considerar cuál era arte culto y cuál popular; qué era una artesanía y cuál su diferencia con el arte”.

Existen evidencias de discusiones académicas que se dieron en ese momento y que se venían dando desde la década de 1940, puntualiza. “Pero, insisto, desde la política pública y no desde el arte, donde ni siquiera se consideraba una categoría artística ni para el artista ni para los valores estéticos del arte popular, sino que eran considerados meras artesanías sin valor o cualidad artística más allá de lo comercial”.

—¿Cómo influye la obra de Ehrenberg en el arte actual?

—Es curioso: el otro día en una charla me comentaban que se hizo una encuesta en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda en la que se preguntó a los estudiantes quién era el artista que más había influido en su visión y quien ganó, por mucho, fue precisamente Ehrenberg.

Añade que “el maestro Ehrenberg está considerado dentro de esta generación de conceptualistas de finales de los sesenta y principios de los setenta que empezó a considerar la idea más que al objeto. Esa postura y esa generación de artistas es algo que se fortaleció en décadas posteriores, dando paso a artistas con posturas importantes como Gabriel Orozco y su Caja de zapatos, donde justamente lo que se posiciona es la idea: el concepto sobre el objeto”.

Y afirma: “Por sus aportaciones al arte contemporáneo, Ehrenberg es uno de los artistas más importantes que México ha dado al mundo”.

A su vez, Lourdes Hernández subraya que “en la actualidad para muchos artistas Felipe es una referencia de una serie de cosas que se hicieron en cuanto al arte en el pasado, pero principalmente algunas reglas que se rompieron y la desobediencia como método de trabajo, que era una cosa que él implementaba en todos sus cursos”.

De alguna manera, precisa, “les dice que eso es posible, como lo es también en la literatura: los que crecimos leyendo a autores como José Agustín nos dimos cuenta de que podíamos escribir de una manera propia y no de una tremendamente difícil. ¡Ojo! No estoy diciendo que sea fácil. Pero había algo que hacía que la obra se sintiera como propia al leer a Gustavo Sainz, por ejemplo; o más tarde a Luis Zapata”.

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Arte popular

¿Qué aspectos de la obra de Ehrenberg se destacan en esta muestra?

—Justamente —señala Valtierra— como la exposición se realiza en una sede que está enfocada a la cultura popular, coincide con la esencia del maestro Ehrenberg, quien tuvo una faceta en su labor donde trabajó mucho y muy cercano a proyectos que tenían que ver con la investigación del arte popular.

El propio artista, añade, “menciona que desde muy temprano, a los 17 o 18 años, empieza su curiosidad por la región media del Balsas, por lo cual se va a esa zona para investigar y entonces conoce a increíbles artesanos y artistas populares y además comienza a colaborar con ellos”.

En este punto señala que “existe una serie de investigaciones que hace, por ejemplo, con los otomíes de la región de Tenango de Doria, en Hidalgo, de donde incluso se derivan varios proyectos sobre esta cultura y particularmente de sus habitantes. Por ello, el bloque principal de la exposición se centra en estos proyectos de investigación sobre arte popular que Ehrenberg hizo prácticamente durante toda su trayectoria”.

Felipe Ehrenberg ha sido estudiado sobre todo desde un enfoque conceptual, ya que fue un destacado artista de este género.

En este sentido el curador refiere que “esta ha sido la parte en la que más se ha enfocado la crítica. Y me parece importante que veamos la parte que tiene que ver con el arte popular e incluso la lucha por defender este arte para que sea considerado como tal, buscando que no se le relegue como un arte menor o hasta como algo sin valor artístico”.

—¿Por qué el público no debe perderse esta exposición?

—Primero que nada —destaca Hernández— porque es una exhibición distinta, ya que tiene que ver con la pasión de Felipe por lo que muchos llaman simplemente artesanías. En realidad él ya marcaba una clara posición al respecto desde que trabajaba con el arquitecto Max Kerlow y con Manuel Felguérez, con quienes fundó un centro de arte y artesanías a principios de los sesenta. Él se había dedicado a buscar piezas artísticas entre los artesanos que sobresalían de lo común, que se destacaban de las piezas que no tenían esa expresión que a su vez es lo que nos hace llamar a algo arte”.