OTRA VUELTA DE TUERCA AL FCE

“El FCE continuará con su labor de fomento a la lectura”.

Esaú Sánchez
Cultura
FCE

En menos de un mes la Secretaría de Educación Pública (SEP) envió dos anteproyectos a la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) para incidir en las operaciones del Fondo de Cultura Económica (FCE). El más reciente, emitido el 25 de julio, intentó alinear las operaciones de Educal con las del FCE y obligar a la paraestatal a dejar de estar sectorizada en la Secretaría de Cultura (SC).

No obstante, el primer anteproyecto causó revuelo por modificar los objetivos del FCE de modo que pusiera énfasis en la distribución de textos en “los sectores vulnerables de la población” y concentrara sus actividades en el fomento a la lectura.

Más aún, la anterior incorporación de la Dirección General de Publicaciones (DGP) al FCE y la actual propuesta de alinear a Educal con la institución la denunciaron especialistas y editores como una centralización cultural.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM), Hugo Setzer, puntualizó al respecto que no hay per se un problema con el FCE ni con su personal, sino que la centralización “nos parece que no es lo más conveniente”.

Por otro lado, el anteproyecto también establece que el FCE distribuirá “de forma onerosa o gratuita dentro del territorio nacional e internacional las ediciones de sus publicaciones, así como de casas editoriales nacionales o extranjeras”.

Este punto sí es criticado por Setzer, quien lo califica de “competencia desleal”: “Si hay una editorial que con nuestros impuestos pone libros de un precio de venta al público muy bajo o de plano regalado, es competencia desleal; y se le quita el valor al libro y al trabajo y cuidado que hay detrás”.

El titular del FCE, Francisco Ignacio Taibo, recientemente defendió las modificaciones señalando que no es la primera ocasión en que el FCE da un giro “de vocación” para atender a otros sectores de la población: “¿No fue la creación de la colección infantil un cambio institucional?”

Además, destacó que no hay una centralización sino una unificación del sector de libros y que es imposible renunciar a la tarea de fomentar la lectura: “Hemos seguido publicando centenares de libros y creamos la gerencia de fomento a la lectura. Puedo convocar a la comunidad y responder cómo en estos cinco años se han creado lectores”.

Status quaestionis

En agosto de 2021 el presidente Andrés Manuel López Obrador y Taibo presentaron la colección gratuita de libros 21 para el 21, una suerte de biblioteca básica mexicana donde estuviera plasmada la literatura nacional a partir del siglo XIX.

Su objetivo era entregar esos ejemplares a “jóvenes y personas jubiladas” a lo largo y ancho del país, a modo de promover el hábito de la lectura y reiterar el valor del libro por encima de los medios electrónicos.

Además de que poco después el FCE fue demandado por Penguin Random House por incluir Paseo de la Reforma, de Elena Poniatowska, en la colección, la distribución de los textos fue imprecisa y muchos terminaron siendo obsequiados durante el Informe de Gobierno de aquel año.

A casi 24 meses de aquella estrategia el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó su Módulo sobre lectura 2023 y entre sus resultados resalta que la población de 18 a 24 y de 25 a 34 años los materiales que más ha leído en el último año son foros, blogs y páginas de internet. En estricto sentido, solo para los adultos mayores su principal material de lectura son los libros.

El estudio revela una disminución de 4% en la población lectora de 2021 a 2023 y una caída de prácticamente 12% comparada con 2016. Además, el promedio anual de libros leídos este año es de poco más de tres ejemplares, una cantidad menor a la del año anterior.

No obstante, el Módulo también demuestra que la gran mayoría de adultos que leyó libros los obtuvo de forma gratuita y que el entretenimiento continúa siendo el principal motivo para la lectura.

En realidad, el problema se hace más complejo al considerar que de la población no lectora, 83%, aseguró que durante la infancia no la llevaron a bibliotecas y 80% que ninguno de sus padres o tutores era lector. Más aún, 60% de los no lectores declararon que de niños sus profesores no los motivaron a visitar bibliotecas y a 30% no les pedían leer algo distinto a los libros de texto.

Durante la réplica ante la preocupación por los cambios al FCE, Taibo destacó que en estos cinco años de trabajo han “ayudado a crear bibliotecas comunales a las que se otorgan 35 libros; se han creado más de 15 mil clubes y salas de lectura a lo largo y ancho del país; y se han obsequiado más de cinco millones de libros”.

A diferencia de 2022, el Módulo sobre lectura 2023 no incluye las principales razones por las que la población alfabeta adulta no lee. En este caso se enfoca en los estímulos que hayan recibido o no durante la infancia. En 2022, por su parte, la gran mayoría de esta población afirmaba que no leía por falta de tiempo y de interés.

La creación del FCE fue síntoma de un interés nacional por fomentar la lectura, aunque comparta la misión con la propia SEP; a lo largo de esta administración ya se han distribuido libros de manera gratuita; y aunque tiene un déficit presupuestal de 170 millones de pesos se continuarán bajando los precios de los ejemplares.

Por ello, el único y verdadero cambio del FCE se mide y medirá en la creación de nuevos lectores de libros, pues tal y como muestra el Módulo del INEGI, el medio digital lleva la delantera.