Exploran colección permanente del Museo de San Carlos

Hay obras realizadas desde el gótico hasta el siglo XX

Redacción
Cultura
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Museo Nacional de San Carlos Tradición, reforma y vanguardia Noche de Museos 2025
Foto: Aurea del Rosario / Secretaría de Cultura

Ciudad de México, México, 28 de febrero 2025. El miércoles 26 de febrero de 2025, durante la Noche de Museos, el Museo Nacional de San Carlos (MNSC) organizó un recorrido especial por su colección permanente, titulado “Tradición, reforma y vanguardia”. El viaje exploró la transformación y el análisis de los valores tonales en diversas obras. Al finalizar, las y los asistentes participaron en un taller práctico sobre cómo la luz y la sombra estructuran la composición, definen volúmenes y guían la atención del público.

“Cada mes vinculamos la actividad con la colección o conmemoraciones específicas. En esta ocasión, decidimos enfocarnos en los valores tonales para destacar la riqueza técnica de nuestras obras”, afirmó el responsable del Departamento de Aprendizaje y Mediación del MNSC, Edgar García Valleza.

El Museo Nacional de San Carlos, inaugurado en 1968 en el antiguo palacio del Conde de Buenavista –obra del arquitecto Manuel Tolsá–, resguarda una importante colección de arte occidental que abarca desde el Gótico Internacional de los siglos XIV y XV hasta los movimientos plásticos de inicios del siglo XX.

“Tradición, reforma y vanguardia” se integra por más de 100 obras que muestran cómo, en los diferentes centros artísticos de Europa, la Nueva España, y posteriormente en México, el arte se fue configurando. Se conforma de seis núcleos: Renacimiento, Reformar el arte, destruir la idolatría; Arte francés: rector del buen gusto, la razón y la galantería; Explosión de las pasiones y nostalgia por el pasado, La Academia de San Carlos en México, y Modernismos.

De paseo por el museo
Durante la visita, que guio la investigadora del MNSC, Zyanya Ortega, se revisaron a detalle piezas como San Lázaro obispo con escenas de su vida (ca. 1400), una obra gótica de autor desconocido y la más antigua de la colección del recinto. Se destacó el interés del autor por la profundidad y los volúmenes, logrados a través del color y la pincelada, ya que, en dicho periodo, los artistas comenzaron a estudiar la anatomía y la proporción, aunque aún experimentaban con la perspectiva.

Otra pieza que comentó Ortega fue Episodio del diluvio universal (ca. 1850), de Francesca Coghetti, en la que se resaltó el uso del color para reflejar el estado emocional de los personajes. A través de una paleta fría, el artista representa la desesperación y la muerte, además, se habló de cómo la dilución del pigmento permitía representar la transparencia del agua.

El recorrido incluyó La cena de Emaús (1639), de Francisco de Zurbarán, en la que se abordó el uso del claroscuro para enfatizar la narración religiosa. “La luz aquí no solo ilumina, también simboliza el conocimiento y la revelación”, afirmó la investigadora.

Entre las obras modernas, se visitó La barca negra (1921), de Anto Carte, en la que se exploró el simbolismo del color. “La paleta verde genera un mundo de ensoñación, creando una atmósfera misteriosa”, afirmó Zyanya Ortega.

Por último, Ortega llevó al público a Las meninas (ca. 1905), de Leandro Izaguirre, una copia de la célebre obra de Diego Velázquez, quien " buscó integrar al espectador en la escena a través del juego de miradas y la composición de la luz y la sombra”, dijo.

Al término del recorrido, las y los asistentes participaron en un taller práctico sobre el uso de los tonos y la manipulación de la luz. Bajo la tutela de las instructoras, realizaron un dibujo, aplicando los conceptos aprendidos durante la visita.

El público mostró gran entusiasmo por la experiencia. “Es una forma de romper con la rutina y acercarse al arte de una manera práctica y reflexiva”, expresó uno de los participantes.