ESPEJO INCÓMODO: TEATRO INCLUSIVO

“Abrir las ventanas del arte a todas las personas”.

Guillermo Medel
Cultura
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En 1982, por iniciativa del Comité Internacional de Danza, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) proclamó el 29 de abril como el Día Internacional de la Danza, cuya fecha se eligió en honor al coreógrafo y bailarín francés del siglo XVIII, Jean-Georges Noverre (1727-1810), a quien se considera el padre del ballet moderno.

Pero lo cierto es que la danza ha evolucionado en el arte de la expresión corporal a través de un viaje de centurias.

Y hoy compañías como Expreso Danza Express ponen especial énfasis en la inclusión de personas con discapacidad en producciones de teatro, así como en proyectos que ayuden a impulsar el talento de este sector que según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye a 15% de la población mundial, es decir, aproximadamente mil millones de habitantes del planeta.

Karina Solís, directora de la obra dancística Espejo incómodo, cuenta a Vértigo algunos detalles sobre este proyecto y acerca de la importancia de “abrir las ventanas del arte a todas las personas”.

Rompiendo barreras

—¿Cómo inició el proyecto?

—Como contexto: yo hago danzaterapia y como terapeuta comencé un trabajo con Carmen Legaspi, quien es presidenta de la Asociación Mexicana de Danza Terapéutica y además se enfoca en la danza competitiva, disciplina en la que México es pionero y en la que hemos conseguido importantes medallas a nivel internacional en competencias de danza inclusiva.

A partir de ahí, puntualiza, “tuve la idea de hacer una compañía de danza no tanto de competencia, sino más bien para desarrollo escénico, abriendo así la puerta a todas aquellas personas que quieran desenvolverse, conocerse, aprender y, sobre todo, entenderse a partir de entrenar y fluir en movimiento”.

En la compañía, apunta, “no existen límites: somos un cuerpo de danza inclusiva que tenemos como misión demostrar al espectador cómo el bailarín desarrolla una esencia y es el propio bailarín quien lleva esa esencia al escenario y lo transmite al público. No me refiero tanto a lo técnico o a las formas, sino más bien a cómo una persona, a partir de conocer su cuerpo, puede desenvolverse y llegar a su mayor potencial, al grado de conectar emocionalmente con el público, como lo hace cualquier artista”.

—Están presentando Espejo incómodo

—Sí. Es una puesta de danza contemporánea en la que participa un total de nueve personas con diferentes afecciones, como discapacidad motriz, discapacidad sensorial y discapacidad cognitivo intelectual, por mencionar algunas. A través de la expresión corporal se reflejan situaciones que los bailarines y yo, como directora, hemos compartido acerca de cómo de pronto la sociedad se adelanta al juzgar a las personas, etiquetándolas o condenándolas.

Básicamente, indica, “este proyecto surge a partir de un proceso emocional, al compartir como grupo lo que hemos sentido en esos casos en los que muchas veces, incluso sin caer en cuenta, la sociedad te limita sin darse la oportunidad de ver más allá”.

No obstante, añade, “sabemos que eso es algo muy humano: no les pasa solamente a las personas que tienen alguna discapacidad, sino que sucede en todos los sectores; todos en algún momento nos hemos sentido etiquetados o vulnerados. Y justamente esta puesta trata de cómo a veces ‘lo que te choca, te checa’. Y tal vez no es afuera, sino adentro donde hay que trabajar para poder darnos cuenta por qué incomoda, por qué nos cuesta, por qué es difícil. Es un proceso en el que se descubre lo que uno es”.

—¿Cómo se prepara una coreografía de este tipo?

—Comenzamos esta puesta escénica de una hora de duración hace un año. Arrancamos poco a poco: primero duraba diez minutos, luego doce, después subimos a 18 y así le fuimos agregando cosas y afinando detalles hasta que el Centro Cultural El Hormiguero nos dio la oportunidad de presentar un programa largo con nuestra temporada, por lo que desde enero de este año comenzamos a estructurar y preparar este montaje.

Solís dice que “estamos muy contentos con este proceso, que por cierto es igual que en cualquier compañía: ya sabes, de pronto involucra nuestra presencia para ensayos, perdiéndonos incluso reuniones familiares, vacaciones y días de asueto. Pero muy contentos de llevar este proyecto a escena y que el público tenga oportunidad de descubrir lo que el teatro y la danza inclusiva tienen para dar”.

Lucha

—¿Qué tanto apoyo recibe este tipo de producciones?

—Afortunadamente hemos tenido muchas personas, grupos y lugares que nos han abierto las puertas, como en este caso lo hace el Centro Cultural El Hormiguero, donde presentamos esta propuesta. Sin embargo, aún falta mucho, ya que no es tarea fácil llevar una compañía de danza como esta. En general en el arte es complicado poder proyectar lo que uno tiene pensado si no hay apoyo económico. Por fortuna, en nuestro caso, además, podemos decir que hemos tenido una buena recepción por parte del público en cada presentación y eso nos ayuda a que más personas y grupos se acerquen para apoyarnos.

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En otros campos del ámbito laboral se han sumado personas con alguna discapacidad, por lo que Solís refiere que “este espacio —que aún es pequeño en el arte— es al mismo tiempo una fuente de empleo para personas con discapacidad, puesto que es gente que se está esforzando, que llega a sus ensayos puntual, que entrena, que conoce su cuerpo y que, encima, mantiene una disciplina. Ellos han descubierto su talento gracias a su trabajo. Y echándole muchas ganas hoy pueden ser remunerados”.

—¿Cuál es el mensaje de esta obra dancística?

—En definitiva, el trabajo de conjunto, pero no solo eso: Espejo incómodo muestra a cada uno de los bailarines también de manera individual en distintos instantes, donde brillan, destacan y hacen que el público se cuestione sobre quién es en realidad el bailarín principal. Y justamente eso hace que ellos vayan desarrollando y entendiendo su corporalidad sobre el escenario de una manera en la que pueden expresarse y entender su ser. Y sobre todo demostrarse a sí mismos, primero que nada, lo que son capaces frente a un público que tiene toda la atención puesta en ellos.

No se pierda la oportunidad de formar parte de esta obra de danza inclusiva que se presentará todos los viernes hasta el 26 de mayo a las 20:00 horas en el Centro Cultural El Hormiguero.