LA ESCRITURA LIGERA DE SKÁRMETA

Federico González
Cultura
Antonio Skármeta

El 15 de octubre el nombre de Antonio Skármeta volvió a ser noticia: el autor chileno falleció ese día a la edad de 83 años.

Poco se sabía del narrador, intelectual y dramaturgo, más allá de que era un académico de la Universidad de Chile, pero hubo una época en la que se convirtió en uno de los rostros más visibles de la literatura latinoamericana —estoy hablando de mediados de los noventa.

Su novela Ardiente paciencia, de 1985, llamó la atención de la crítica, pero entonces no pasó gran cosa. Fue hasta 1994, cuando la adaptación cinematográfica de Michael Radford titulada Il Postino o El cartero de Neruda, en Latinoamérica, colocó a la obra bajo los reflectores de todo el mundo junto con su autor: al punto que pocos recuerdan el nombre original del libro e incluso las ediciones posteriores llevaron el nombre del filme.

De aquella historia de amor entrañable hay frases que quedaron para la posteridad. Una de ellas: “La distancia no significa nada cuando alguien significa todo”.

Pese a que Skármeta no era ningún novato, el gran público lo conocía poco. Acaso se sabía que había formado parte de las huestes de Salvador Allende y que vivía exiliado en Alemania, donde por cierto escribió la famosa obra.

Pero el chileno es más que aquel notable escrito. Antes había publicado el libro de relatos Tiro libre y la novela Soñé que la nieve ardía —ambos títulos, hay que decirlo, pasaron casi desapercibidos.

No es casualidad que el éxito del escritor surgiera del cine. Skármeta no solo fue un gran constructor de escenas: era alguien, además, que sabía de la importancia de la cultura popular para conectar con la gente y a partir de ahí contar las grandes pasiones humanas, sin dejar de entretener.

Cultura pop

Su relación con los medios audiovisuales fue más que cercana. El realizador español Fernando Trueba adaptó a la pantalla grande El baile de la victoria, novela por la que el escritor obtuvo el Premio Planeta; mientras que Pablo Larraín convirtió su relato El plebiscito en la cinta No, protagonizada por el mexicano Gael García Bernal; y el brasileño Selton Mellon hizo lo propio con su texto Un padre de familia, que llegó al séptimo arte como La película de mi vida.

Además, el escritor protagonizó durante poco más de diez años el programa El show de los libros, del cual se pueden consultar algunos episodios en YouTube.

Perdonará el uso de la primera persona, estimado lector, pero hoy recuerdo a Skármeta en la FIL de Guadalajara de 1999, cuando este escribiente era apenas un incipiente reportero sin medio fijo. Pese a la novatez, el escritor accedió a una larga entrevista que serviría para conseguir un empleo; y no solo eso: tuvo la gentileza de intercambiar unos correos conmigo durante algún tiempo y entre los cuales me dejó varias enseñanzas: una de ellas, la importancia de la lírica en el relato; y la segunda, la necesidad de mirar hacia arriba a la cultura popular y nunca con el desprecio que ostentan muchos escritores.

Gracias, Antonio.