PROMESAS QUE NO SE LLEVA EL VIENTO

Federico González
Cultura
MARINA GARCÉS

Marina Garcés. El tiempo de la promesa. Anagrama. 101 pp.

¿Recuerdas la última promesa importante que has hecho o que te han hecho? Con esta pregunta inicia el nuevo ensayo de la filósofa Marina Garcés (Barcelona, 1973). Tomemos unos segundos antes de responder.

Hace un tiempo la escritora realizó este ejercicio con sus alumnos y menuda sorpresa se llevó al descubrir que fueron pocos los que alcanzaron a contestar.

En México la tasa de desempleo entre los jóvenes es de 8.6%, de acuerdo con datos del INEGI. La cifra es superior a 5.36% que se maneja a nivel nacional. En Estados Unidos los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades advierten que tres de cada cinco menores de 21 años padecen angustia y depresión. Vistos en conjunto, los datos dejan ver que el futuro no pinta bien para este sector.

Una promesa, explica Marina Garcés, plantea un horizonte y por lo tanto vislumbra un futuro. Quien promete genera una expectativa que generalmente es de mejoría ante una situación determinada. Una promesa “es efectiva en la medida en que oriente la acción hacia un futuro posible”.

Dejar de creer o confiar en las promesas es, por tanto, una señal de alarma. Implica una pérdida de confianza, credibilidad o esperanza para toda negociación o acuerdo. Por supuesto, eso no es todo: una promesa es también un ejercicio de seducción. Prometen las parejas, la familia, la Iglesia y en particular los políticos; quien promete ejerce un poder sobre quien acepta la palabra empeñada.

Rebeldía

Ante tal panorama, ¿qué hacer?, ¿cómo abordar un tema cuya hondura es más compleja y filosófica de lo que parece?, ¿quién hace y qué sostiene la promesa?, se cuestiona Garcés. Ya sabemos que la vida eterna no es real o al menos no está comprobada. Sabemos también que la tecnología no soluciona todos nuestros males, que la felicidad no es eterna y que la democracia no necesariamente mejora nuestro nivel de vida.

No obstante, con todo y las mentiras que se dejan en el camino, “donde no hay salida la promesa es la puerta a un nuevo comienzo”, nos dice Garcés.

En la medida en que estemos dispuestos a creer y a generar nuevos pactos podremos avizorar horizontes más prósperos. “La promesa funciona como fundamento y razón última que organiza el tiempo y el sentido de nuestras vidas personales y colectivas”; desecharla supone renunciar y resignarse al caos.

En una época donde las respuestas cada vez están más delegadas a los algoritmos la filósofa nos propone reivindicar a la promesa y ser cuidadosos respecto de quienes la hacen. Si lo conseguimos tal vez podamos convertirla en una forma de rebelión que apueste por el valor de la palabra en un presente incierto y un futuro amenazado.

Otros títulos de Marina Garcés son Filosofía inacabada y Nueva Ilustración Radical.

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