El último gran fenómeno de la literatura iberoamericana se llama Irene Vallejo (Zaragoza, España, 1979). Su libro El infinito en un junco lleva más de diez reediciones y se ha traducido a más de 20 idiomas. Si reparamos en que se trata de un ensayo sobre libros de más de 400 páginas, veremos que el logro no es poca cosa.
La escritora española supera una barrera que a un académico le puede tomar media vida, y eso si lo consigue: acercarse al público lego de una manera sencilla y clara.
Ahora, a Vallejo le corresponde demostrar que no es lo que en música se llama one hit wonder, sino una autora consistente y capaz de reinventarse libro a libro.
Con algo de ese resquemor el reseñista se acerca a El futuro recordado, título que reúne algunas de sus columnas publicadas en distintos medios. Los textos son breves y sobre temas varios; hay historia, filosofía; comentarios sobre cosas tan humanas como la infancia, la enfermedad o la muerte. Siempre abordados con una sencillez y una erudición que casi ni se nota.
Sin solemnidad
Si habla de Procusto, uno de los primeros asesinos seriales de la historia y de origen griego, por cierto, lo hace con el tono de quien hoy podría escribir una reseña de la serie Dahmer. Sucede algo parecido cuando tiende un puente entre la ambición de riqueza de los romanos y la de nuestra civilización, como preludio de la garum, una especie de salsa preparada con la víscera de distintos pescados durante la época del César y cuyo valor era muy apreciado, aunque caducara casi de inmediato.
Los textos de Irene Vallejo se deslizan como cuchillo en mantequilla. Cuando creemos haber encontrado el secreto de su punch de inmediato nos encontramos leyendo otros tres o cuatro; y así hasta terminar el libro. ¿Cómo lo consigue?, se preguntará algún incauto.
El secreto, en caso de haberlo, está en que la española escribe no solo con la vocación de divulgar sino también de dejar una sensación placentera en el lector. Acostumbrados a que la literatura y el conocimiento son solemnes, todavía nos sorprendemos cuando un escritor nos demuestra lo contrario, pero lo cierto es que esta debería ser la norma.
Otros títulos de Irene Vallejo son El silbido del arquero y La luz sepultada.
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