EL MUSEO NACIONAL, FUNDAMENTAL EN LA HISTORIA DE MÉXICO

“El origen del patrimonio cultural”

Guillermo Medel
Cultura
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El 18 de marzo de 1825, en el corazón mismo de la Ciudad de México y por órdenes del primer presidente del país, el general Guadalupe Victoria, se erige la construcción del Museo Nacional en uno de los salones de la entonces Universidad Real y Pontificia, recinto que sirvió para alojar colecciones de lo que fue un museo fundacional de la cultura mexicana y que dio lugar a otros recintos de divulgación científica y filosófica.

Para analizar un aspecto crucial de esta institución histórica y su importancia en la sociedad actual se realizó una obra que, por su gran formato, sobresale entre la producción editorial: producto del vínculo entre el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Consejo Editorial de la Cámara de Diputados y Chapa Ediciones se presentó el libro El Museo Nacional de 1825 a 1876, Organigrama Histórico.

Fue escrito por la arqueóloga Claudia Guerrero, la historiadora María Hernández, el arqueólogo Ignacio Rodríguez y el historiador Octavio Martínez, quien destaca que “la institución matriz de todo lo que representa el origen en el aspecto museístico, de patrimonio cultural y de investigación arqueológica, es sin duda el Museo Nacional, el cual surgió pocos años después de la consumación de la Guerra de Independencia”.

Esta interesante obra literaria permitirá al lector entender mejor el cruce de visiones que durante un periodo de importantes cambios forjaron el espíritu nacional.

Años clave

Martínez refiere que la idea de este libro surgió como un proyecto en el cual buscaban abordar la historia del INAH y cuenta que “para ese proyecto quisimos abarcar algunas instituciones que teníamos muy bien identificadas, dependencias del siglo XIX como el antiguo Museo Nacional y otras como la Inspección de Monumentos. Es decir, nos remontamos mucho en la historia”.

De este modo, agrega, “dimos con la necesidad de utilizar algún tipo de explicación que fuera mucho más sencilla, porque todos los cambios administrativos y políticos del siglo XIX —que fue una etapa convulsa y de muchos movimientos político-sociales— hacían un poco confusa su explicación. Fue así como surgió esta herramienta del organigrama”.

En este sentido el libro aborda de manera explícita diferentes momentos en cuanto a la organización interna del recinto mediante numerosos organigramas que resumen el interés de los científicos y humanistas a pesar de las vicisitudes que enfrentaron debido a importantes sucesos políticos como el Segundo Imperio Mexicano (1862-1867), hasta su vinculación con los ideales republicanos y con la Sociedad Mexicana de Historia Natural.

“Es una obra muy rica, pero la columna vertebral son los 41 organigramas históricos que presentamos: explican los grandes cambios políticos y administrativos en materia, principalmente, del patrimonio cultural y con el acervo que resguardaba el museo, así como su situación en todo este entramado administrativo”, señala el también jefe del Archivo Histórico del Museo Nacional de las Culturas del Mundo.

Capital humano

Si bien la obra aborda sucesos de gran relevancia en la historia del país, también hace un especial énfasis en las personas responsables de mantener la actividad del museo a lo largo del tiempo: los titulares de los gobiernos, la secretaría a la que perteneció el museo, la junta directiva, los directores y las personas responsables de las salas.

Y es que además de referir una historia administrativa, académica y política del México que buscaba su lugar en el mundo por las peculiaridades de su territorio, su población y su cultura, el Museo Nacional constituyó en cierta forma la búsqueda de síntesis de los diferentes proyectos de nación. Y lo hacía con herramientas educativas.

Por ello, subraya Martínez, “esta obra nos acerca de manera indirecta con los primeros años de México como nación, sobre todo por lo difícil de esta primera etapa. Pero además lo hace a través de lo que eran los comienzos de la protección e identificación del patrimonio cultural mexicano y de su gran valor”.

Añade que “estas iniciativas tan tempranas para la formación de un museo son al mismo tiempo los inicios de la sensibilización social sobre el patrimonio y respecto de las piezas mismas, porque nos ayudan a darle cohesión a la identidad nacional. Es aquí donde empiezan a surgir los primeros símbolos patrios, se revalorizan las raíces prehispánicas y se empiezan a difundir entre la sociedad, porque el museo comienza a ser una instancia pública que difunde lo que es el patrimonio, lo que te identifica como mexicano, nuestras raíces históricas. Es la primera institución que se dedica a forjar estas ideas, a amalgamar esta conciencia y el imaginario colectivo en la sociedad mexicana”.

Cabe señalar que el periodo cronológico de la obra (1825-1876) no coincide con la invención de la fotografía, por lo que este libro “contiene muchos trazos entre dibujos, óleos e ilustraciones, pero además se complementa con material fotográfico que se realizó posteriormente, sobre todo para hacer referencia a distintos sitios. Por ejemplo, el museo que originalmente estaba en la calle de Corregidora, en lo que era la antigua Universidad, un edificio arquitectónicamente bellísimo que ya fue demolido”, dice el historiador.

A través de nueve capítulos con referencias gráficas, ilustraciones y esquemas la obra refiere los diversos esfuerzos por dotarlo de colecciones del más alto valor, así como la legislación sobre el patrimonio cultural.

Mediante sus páginas podemos conocer los intercambios, donaciones, diversas gestiones y acopios que dieron sentido a los diferentes espacios donde residieron contenidos tales como manuscritos botánicos, zoológicos, vestigios y antigüedades mexicanas, entre muchos otros.

La obra se presentó el 24 de abril en el Espacio Cultural San Lázaro, con impulso de la Secretaría General de la Cámara de Diputados.

Asimismo, el 11 de mayo se hará la presentación de casa en el INAH, cuya sede es el Museo Nacional de las Culturas del Mundo.

Auspiciada por el Espacio Cultural San Lázaro la presentación contribuye a recordar las diferentes formas en que la Cámara de Diputados se constituye como un lugar donde el intercambio plural de las ideas es fluido y se erige como instrumento para el fortalecimiento de una ciudadanía crítica y participativa.

En esta ocasión con el impulso a la difusión de la obra del Museo Nacional, una institución fundamental en la historia del México independiente, monárquico y republicano.