Después de la caída de Tenochtitlán se desvanece en la leyenda y cae en el olvido, de donde soloes rescatada para ser protagonista del “malinchismo”.
Con motivo del estreno del musical Malinche el 28 de marzo en el Frontón México, el escritor y periodista Héctor de Mauleón comparte su perspectiva sobre la complejidad de este personaje y el impacto de su legado en el México actual.
“El problema radica en que mientras no aceptemos el papel de Malinche seguiremos sin comprender nuestra identidad como mexicanos. Si la seguimos viendo como una traidora y persistimos en la idea de que los españoles nos conquistaron, cuando en realidad conquistaron a un pueblo llamado mexica, un pueblo que tiene muy poco en común con los mexicanos y con el México actual, nunca entenderemos quiénes somos realmente”, señala De Mauleón en entrevista con Vértigo.
A lo largo de los siglos, agrega, Malinche ha sido vilipendiada y asociada al término “malinchismo”, uno de los mayores insultos en la historia de México.
Octavio Paz la analizó en El laberinto de la soledad sugiriendo que si la “chingada” representa a una mujer violada, la primera fue ella.
Esta reflexión invita a revisar su historia para comprender el contexto y las circunstancias que le tocó vivir.
Falta de información
El principal problema de la figura de Malinche, según el autor de La ciudad oculta, es la falta de información sobre su vida.
“Lo poco que se sabe proviene de las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, quien menciona que era hija de un cacique de la región de Coatzacoalcos. Tras la muerte de su padre, su madre se volvió a casar. Al parecer, Malinche fue vista como una carga y por ello fue entregada a unos comerciantes xicallancas, quienes la vendieron en un mercado. Esta situación se repitió tres veces. Cuando los españoles llegaron a Tabasco y se produjo la batalla de Centla, el cacique de Tabasco, para ganarse el favor de los conquistadores, les entregó 20 mujeres, entre las que se encontraba ella”, explica De Mauleón.
Por su historia personal se cree que Malinche hablaba náhuatl, probablemente su lengua materna, y que también había aprendido maya. “Esto la convirtió en un recurso invaluable para Cortés. Cuando se rescató al padre Jerónimo de Aguilar, quien había naufragado casi diez años antes y fue prisionero de una tribu maya, su conocimiento del maya resultó crucial. La comunicación entre Cortés y los pueblos indígenas se facilitó gracias a una triangulación lingüística: Jerónimo de Aguilar traducía del maya al español y Malinche del náhuatl al maya, lo que permitió a Cortés fortalecer su poder”, puntualiza.
El giro de su historia
Así, lo que inicialmente parecía una tragedia para Malinche, una vida marcada por la esclavitud en el mundo prehispánico, comenzó a cobrar otra dimensión. Su papel en la historia, hasta entonces relegado, adquirió un nuevo impacto.
No obstante, señala el escritor, aún desconocemos su edad exacta y cómo era físicamente.
Según Bernal Díaz se la describe como de “buen parecer”, “entrometida” y “desenvuelta”, pero esa es la única descripción física que tenemos de ella. Otros cronistas simplemente la mencionan como una “india” que acompañaba a los conquistadores o como “nuestra lengua”, refiriéndose a su rol como traductora.
Cuando Cortés recibe a Malinche y a las otras 19 mujeres entregadas en Tabasco, decide bautizarlas. El destino de estas mujeres era brutal: serían esclavas sexuales de los conquistadores y se repartirían entre ellos.
“Lo que sí sabemos es que durante el bautizo, realizado por el padre Olmedo, Malinche recibió el nombre de Marina y fue a partir de ese momento que los conquistadores comenzaron a llamarla doña Marina. Más tarde Cortés la casó con uno de sus capitanes, Alonso Hernández Portocarrero, uno de los hombres de mayor linaje aristocrático entre los conquistadores. Sin embargo, Portocarrero solo estuvo cuatro meses con ella, ya que fue enviado a España para entregar la primera carta de relación. Fue entonces cuando Cortés se quedó con ella, con quien tuvo un hijo, Martín, considerado por muchos el primer mestizo oficial de la historia”, expone el periodista.
Momento oscuro
Desde su travesía hacia Tenochtitlán partiendo desde Veracruz con los hombres de Cortés, Marina desempeñó un papel esencial que iba más allá de la simple traducción. “No solo traduce las palabras de Cortés o las respuestas de los nativos, sino que también facilita la comprensión de los protocolos y las formas de diplomacia del mundo prehispánico, un ámbito que le era familiar. Esta ventaja le otorgaba una condición única que nadie más habría tenido en ese momento”, señala De Mauleón.
Sin embargo, llega un punto oscuro en la historia de Malinche: el episodio de la Conquista que da origen a la leyenda que la convierte en un personaje vilipendiado. A los conquistadores, por encargo de Moctezuma, les enviaron presentes y les indicaron que tomaran caminos peligrosos para fatigarlos y evitar que llegaran.
“Al llegar a Cholula, Marina se enteró, aparentemente por boca de una anciana, que se estaba preparando una emboscada para matar a los españoles. Según la información, unos cinco mil mexicas esperaban afuera de la ciudad para atacarlos en cuanto salieran. Marina le cuenta esto a Cortés, quien ya había notado un cambio en el ambiente”, explica.
En su carta al rey de España Cortés relata que decidió “prevenir antes que ser prevenido”, lo que significa que optó por adelantarse y convocó a los principales caciques de Cholula a la plaza central. “El lienzo de Tlaxcala describe gráficamente el horror de la matanza en la que, según diversas fuentes, murieron entre tres mil y seis mil personas en tan solo dos horas”, indica Héctor de Mauleón.
El avance hacia Tenochtitlán continuó y las noticias de la matanza en Cholula llegaron a Moctezuma. Este episodio fue una carga histórica para Marina, que contribuyó en gran medida a consolidar su imagen como traidora y a fortalecer la leyenda de su desprecio.
Reivindicación
No obstante, parte del misterio de este personaje radica en que, tras la Conquista, los cronistas, con “una notable mezquindad”, dejan de mencionarla, señala el autor.
“Después de la caída de Tenochtitlán Malinche se desvanece en la leyenda y cae en el olvido. No se sabe con certeza cuándo ni dónde murió, ni dónde se encuentra su tumba. Se tiene constancia de que para 1529 ya había fallecido, pero las causas de su muerte son inciertas: algunos afirman que fue víctima de una epidemia, otros sostienen que fue asesinada por Cortés para evitar que revelara lo que sabía sobre él. Su destino permanece en la oscuridad, sin que se sepa ni siquiera el lugar de su sepultura”, afirma.
En este contexto, el autor y periodista destaca que el musical Malinche contribuye a resignificar la figura de este personaje como una pieza clave en la historia. “En todos los momentos de la historia, cada generación tiene la oportunidad de no repetir los discursos que ha recibido sobre el pasado, sino de mirarlo a través de la nueva luz de su tiempo y de los descubrimientos históricos. Debemos estar abiertos a todas las interpretaciones posibles. No hay una verdad única, ni una visión única. Todo esfuerzo por abrir nuevas perspectivas sobre las figuras históricas debe ser bienvenido”, concluye.