EDUARDO MILÁN EN ESTADO LIBRE

Cultura
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Eduardo Milán

Eduardo Milán. Reversura. Mantarraya Ediciones/Elefanta. 198 pp.

¿A qué suena la palabra reversura?... a ir de reversa, retrabajar el verso, a ver el reverso de las cosas. Todo cabe en ella empezando por el título del nuevo libro de Eduardo Milán (Rivera, Uruguay, 1952).

“Este viejo que soy siempre fue este viejo/ aquel joven que fue siempre fue aquel joven”, leemos al inicio de Especie de no saber, uno de los primeros poemas de un libro que ante todo se puede entender como una defensa a ultranza de la libertad en el proceso creativo. El escritor juega hasta el límite de la palabra. En un movimiento casi pendular va y viene, viene y va: “un verso siempre está por verse”, apunta más adelante.

Eduardo Milán, un poeta original y alejado de formalismos, juega con los significados para resignificar el lenguaje y resignificarse a sí mismo. A través de los versos encontramos a un autor preocupado por la memoria, pero no para recapitular, más bien para recolectar imágenes, escenas que se ponen a servicio del poema. Encontramos alusiones a su familia, en particular de su padre, pero también de su país, a cuya nacionalidad nunca ha renunciado a pesar de que radica en México desde 1979.

Caer en poesía

A los seis años del encarcelamiento de su papá decidió salir de su país, fue una de las 380 mil personas —casi 14% de la población— que migraron de Uruguay a causa de la dictadura militar. Llegó a México y al poco tiempo comenzó a trabajar en la redacción de Vuelta, la revista de Octavio Paz. Ahí se rodeó con una clase intelectual plural, no como la de ahora, dividida y sectarista. Dicho sea de paso, su único y definitivo desencuentro con el Nobel mexicano fue por una crítica a un título del español Jaime Siles. “En mi revista nadie escribe mal de mis amigos dijo Paz” y asunto cerrado.

Pero volvamos a Reversura. “Caí en la poesía/ caer en la poesía es caer en el no-día/ un-sin-tiempo”, explica para referirse a un no lugar, que no es más que el sitio desde donde salen estos versos que divierten, divagan, pero ante todo nos liberan y conmueven.

Otros títulos de Eduardo Milán son Disenso y Tres días para completar un gesto.

Vértigo también recomienda:

Darian Leader. Nunca es solo sexo. Sexto Piso. Trad. Albino Santos Mosquera. 194 pp.

“Fue solo sexo”. ¿Qué hay detrás de esta frase? El sicoanalista sostiene con claridad e ingenio que no existe tal cosa. Siempre se trata de mucho más que eso: de fantasía, ansiedad, culpa, venganza, violencia, amor.

Luigi Amara. Fetiches ordinarios. Literatura Random House. 320 pp.

Colección de ensayos en la que se recorre los recovecos del espacio doméstico para reflexionar, con curiosidad y agudeza, sobre aquellos objetos que habitan nuestra intimidad hogareña.

Ashley Flowers. Aquí todos somos buena gente. Destino. Trad. Pilar de la Peña Minguel. 416 pp.

A partir de un caso real, la autora crea un delirante thriller donde Margot Davies revive el caso de la pequeña January, una amiga de la infancia cuyo asesinato nunca fue resuelto.