Cristina Rivera Garza realizó lectura poética en el ColNal

La conferencia estuvo a cargo de la autora, Cheyla Samuelson e Ilana Luna

Redacción
Cultura
Cristina Rivera Garza
Foto: Cortesía ColNal

Ciudad de México, México, 20 de agosto. “Siempre son tiempos oscuros y siempre es necesario seguir participando de la poesía”. Las palabras de Cristina Rivera Garza, integrante de El Colegio Nacional, vinieron a propósito de la pregunta de Cheyla Samuelson, una de las traductoras de su obra poética, acerca cómo se puede hacer poesía cuando todo parece estar muy oscuro en el mundo que nos rodea, tras la lectura del poema “La tercera parada”.

“Hay muchas definiciones de la poesía y creo que cada lector, cada escritor y escritora, se regirán por sus propias definiciones. A mí me gusta mucho una que decía que la poesía era el lenguaje con el que investigábamos el lenguaje. Pareciera ser un poco abstracto, demasiado intelectual, pero si lo digerimos lentamente y nos ponemos a pensar en qué parte del lenguaje usamos para despertar también al lenguaje, qué parte del lenguaje de todos los días, que nos pertenece a todos, va ahí a horadar, a abrir grietas en narrativas dominantes y dejarnos ver un poco en lo que yace más allá, ahí radica la gran potencia crítica de la poesía, de la escritura en general”.

Durante la conferencia “Todo tiene cuerpo y lugar: lectura de poemas de Cristina Rivera Garza”, en la cual participaron con sus reflexiones y preguntas Cheyla Samuelson e Ilana Luna, traductoras de la obra poética de la colegiada, reconoció que ni siquiera está segura de que la poesía tenga un papel o de que sea necesario que tenga varios papeles, porque esa labor de investigación, de exploración y luego entonces de crítica que se encuentra en el acto de creación poética es, en sí mismo, suficiente.

“Algo que me mantiene regresando a esto que llamamos poesía, y lo dice alguien que ha estado trabajando mucho en los límites, en los bordes de los géneros, entre la ficción y la no ficción, entre la crónica, el ensayo, el cuento… son los intersticios, aquello que ocurre entre las cosas cuando están a punto de tocarse, pero todavía no se definen, creo que ese lugar es, por excelencia, el de la poesía”.

En ese sentido, a la narradora le interesan muy poco esas versiones estrictas de lo poético, sobre todo las personas que se dan el derecho de decidir qué es poesía y qué no es poesía, “más la labor de un policía que la de alguien que esté tratando de habitar universos de maneras colectivas, únicas”. Su principal interés está en “ese espacio poético que resiste a la definición, a la autoridad y que puede explayarse, derramarse sobre el mundo con esta ligera manera de estar”.

En el acto, celebrado de forma presencial en el Aula Mayor de la institución, Cristina Rivera Garza señaló que, mientras en otros géneros se exige o se invita a tener una cierta certidumbre —“si estamos viendo una novela algo ocurre, algo cambia, hay personajes, hay trama”—, la poesía es este espacio que se brinda cuando no es necesario llegar a esa certidumbre, “cuando podemos decir hay algo que ocurre ahí, que me está cimbrando, que está cerca de mí y no sé qué es, pero como es poesía se vale”.

“Esa capacidad flexible, porosa, limítrofe, de lo que podríamos decir que la poesía es lo que me hace correr el camino de regreso y el camino de ida”.