ARMANDO MORA: “AFORISMOS, UN GÉNERO LITERARIO POCO COMPRENDIDO”

“Una manera de decir verdades incómodas”

Guillermo Medel
Cultura
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En la literatura, como en otras ramas del arte, existen diferentes géneros a través de los cuales se expresan ideas, se cuentan historias o se recrean determinadas situaciones, como sucede en la dramaturgia, por ejemplo; pero en escasas ocasiones el foco se centra sobre algunos géneros como el aforismo, al que autores como el escritor Armando Mora definen como “frases con verdades incómodas”.

A manera de “sentencias populares”, el aforismo es un género literario poco conocido, pero no por ello menos importante, puesto que a través de sentencias breves y contundentes el lector se ve reflejado, más que por un aspecto descriptivo del texto en sí, por su contenido, que invita a la reflexión y evidencia “algunas verdades incómodas”.

Mora, escritor, periodista, fotógrafo y promotor cultural, es un autor que entre otras cosas ha dedicado años de su vida a la creación de aforismos, greguerías y apotegmas, por mencionar algunas, así como al estudio e investigación de este género.

¿Cómo surge el gusto por los aforismos?

—En aforismos llevo, tanto creando como investigando y recopilando, alrededor de 35 años, pero remontándome a mis inicios, desde muy joven me involucré en cuestiones políticas, por lo que escribía en torno de esos temas, hasta que un día conocí al maestro Eusebio Ruvalcaba, quien en ese momento tenía un taller de creación literaria al cual decidí asistir.

Ahí, puntualiza, “me pedían llevar algunos textos propios y yo intenté con novelas, cuentos, poesía… y en todo fracasé. No había un entendimiento porque yo tenía muy arraigada mi visión política en todo lo que hacía”.

Fue entonces que, sin pensarlo, “empecé a escribir y me decían que lo más rescatable de mis textos eran unas cuantas líneas, por lo que me pidieron que fuera reduciendo mis textos. Así lo hice hasta que poco a poco el aforismo me fue encontrando a mí. Esa fue la pauta para que empezara a escribir menos, pero con mayor sustancia: ahí encontré mi esencia, como escritor de aforismos”.

Poco explorado

Como antecedente, indica que escribía una columna en un periódico de Querétaro. Lo importante de esto es que “dicha columna era única y jamás se ha repetido, hasta donde he investigado, una columna dedicada a este tipo de textos. En mi segmento hablaba sobre aforismos, greguerías, apotegmas, refranes, epigramas y más”.

Sin embargo, señala, “puede ser que exista algún segmento dedicado a este tema, pero no toda una columna, ya que es un género no muy recurrente en medios escritos. Afortunadamente he ido creando una biblioteca sobre estos temas”.

—¿Actualmente publica en algún lado?

—Justo en este momento estoy haciendo más labor como promotor de cultura; estoy participando en ferias internacionales del libro de manera virtual. Por ejemplo, hemos participado en ferias del libro en Perú, Francia, Portugal y, recientemente, me tocó participar en una feria que se realizó en Estados Unidos.

De manera que “toda mi actividad gira en torno del quehacer literario, principalmente como promotor cultural, pero también realizando correcciones de textos y algunas colaboraciones, muchas de ellas de manera anónima. Al margen de ello, escribir aforismos es algo que siempre hago, algo que me da vida”.

¿Cómo es el proceso?

—La creación de aforismos no es tarea sencilla, sobre todo porque a la gente común suele gustarle mucho este género, pero cuando he enviado mis textos a otros sitios que tienen que ver con el área periodística no les gusta tanto, ya sabes, porque a veces se dicen algunas verdades incómodas.

—¿Cómo ha sobrevivido este género?

—Dentro de las grandes crisis que tienen las culturas, una de las formas en que han podido rescatarse es a través del aforismo. ¿Cómo? Fácil: si vemos a una persona agobiada y nos cuenta parte de sus problemas, casi de manera automática nos vienen a la mente refranes, dichos o pensamientos que le puedan ayudar a salir adelante; esa es la labor del aforismo: estar directamente relacionado con la gente, tanto en sus angustias como en sus alegrías.

Donde hay crisis, añade, “está presente el aforismo: la crisis es caldo de cultivo para la creatividad. Así es la vida del aforismo”.

—¿El aforismo es filosofía?

—El maestro Ramón Gómez de la Serna creó una nueva forma de escritura por la propia experiencia que le tocó vivir en la España de Franco: la greguería. Él tiene un texto en el que explica que el aforismo no puede ser filosofía, ya que no trata de ubicarse en un sistema de pensamiento, sino a ras de la gente del pueblo para que el mensaje pueda ser entendido de la manera más clara posible.

En una de las obras de Cervantes, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, dice, “un peregrino recorre todas las tabernas pidiendo a las personas que le digan aforismos; él los transcribe y los guarda en un costal. Esa obra explica lo que el aforismo debería de ser: algo directamente proporcional al pueblo”.

Por eso, apunta, “cuando surge El periquillo sarniento (1816), en él se dicen las cosas con una desfachatez y un lenguaje tan coloquial, que prácticamente cualquier persona puede entenderlo, porque representa la voz del pueblo buscando hacerse escuchar. Dicha obra de Fernández de Lizardi centra todo de una manera en que puede sentirse como un aforismo”.

Como característica particular, el aforismo es el género literario más breve y conciso, pues lo definen así tanto sus propias características estructurales como de extensión. Como sustancia, se acota un pensamiento de forma precisa y es justo esa precisión la que realza el texto.

Por otro lado, aunque el aforismo y la poesía están íntimamente emparentados, este género goza de suficiente diferenciación para considerarlo un género marcadamente distinto.