Ciudad de México, México, 26 de agosto. “Reverdecer”, “Oasis en la memoria” y “Naufragata” son algunas de las exposiciones individuales de la ilustradora y artista Andrea Gaume Amao, quien desde 2018 se dedica a la pintura y escritura.
En entrevista, menciona que su obra explora y hace homenaje a la naturaleza, “es un ejercicio de apreciar, de detenerse a mirar con gratitud y sentir la paz que brinda una orilla del mar”, así surgió su exposición “Naufragata”, donde el mar es el común denominador de una colección de obras en técnicas diversas.
La artista se ha enfocado en las infancias, con quienes simpatiza y en su obra externa la preocupación en la temática del medio ambiente.
Recuerda que en forma paralela al proyecto “Oasis en la memoria”, vino el libro La increíble odisea de una pequeña semillita, que se trata de la historia de una semilla en toda su odisea para convertirse en árbol, obra que obtuvo el Premio Sudcaliforniano de Libro Álbum y fue publicado por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2020.
Andrea refiere que, en aquella la región de Baja California, con motivo de la gentrificación, se ha dado un desarrollo inmobiliario desmedido que lleva consigo la tala de árboles por parte las compañías desarrolladoras, además de que ahora se consume más agua.
“Me da tristeza que tumban árboles para poner algo que luce turístico, entonces, ese libro surge a partir de la tala de árboles que había en la calle, que eran nativos, y en su lugar pusieron macetas con buganvilias, esta situación me molestó como ciudadana y empecé a desarrollar la historia, también la ilustré”.
En 2024 publicará su segundo libro álbum infantil, titulado Mala pata, que surgió de un taller de cuento que tomó en La Paz, con Raúl Cota, un tallerista local, y que posteriormente adaptó al formato de libro álbum. Este fue merecedor de un estímulo Pecda en la categoría de Literatura Infantil en 2022.
Se trata de una historia con un poco de suspenso: “A Lalo le gusta el futbol, los helados, el mar y los dinosaurios. María ama a su hámster Toribio, dibujar, las tazas de chocolate que prepara la abuela y disfrazarse. A los dos les encantan los animales, pero aprenderán que tener uno no es cosa de juego. Los hermanos harán lo imposible para traer un perrito o un gato a la familia, sin embargo, aquel fatídico día y la mala pata de Lalo llegaron para complicarlo todo”.
Sobre el proyecto “Oasis en la memoria”, comenta la entrevistada, que surgió de su gusto por la poesía; en este, colaboró con Yaroslabi Bañuelos, una poeta sudcaliforniana que ganó el Premio Amado Nervo y el Carlos Pellicer.
“Nos encontramos en un evento y me dijo que le gustaba mucho mi trabajo, yo, a su vez dije que era admiradora de su poesía. En la pandemia elaboramos este proyecto, lo hicimos desde casa y me compartió unos poemas inéditos sobre la infancia de su mamá, quien creció Comondú, dos pueblos casi pegados, en medio de un oasis; yo quería ver el lugar, ver que crecía ahí”, menciona.
Trabajaron en ello casi un año, hasta que presentaron la exposición pictórica y los poemas de Yaroslabi Bañuelos se integraron en los muros como parte de la museografía, alternando poesía y pintura.
Actualmente, Andrea se encuentra ilustrando un cuento denominado La valiente princesa Tewal, de la autora Zaida Ríos. Es la historia de una niña que emprende un viaje fantástico para salvar al Sol y unos gigantes protectores de la naturaleza denominados Tewales.
“Empecé a trabajar proyectos más estructurados, en vez de pintar un cuadro, algo con más intención, y vinculando mi gusto por la naturaleza. Vivimos en un estado con una naturaleza privilegiada, en donde el mar y el desierto conviven, coexisten y nosotros, los humanos debemos aprender a hacerlo de una manera respetuosa”.