Ni la soberanía ni el patriotismo se miden por el régimen de propiedad de las empresas. Decir que la inversión privada en un sector de la economía es equivalente a traicionar a la patria parece tan absurdo, que es difícil pensar que alguien realmente se lo tome en serio. Sin embargo, esta es la actitud que algunos políticos mexicanos están asumiendo en el caso de la reforma petrolera.
“El general Lázaro Cárdenas aseguraba que quien entrega los recursos nacionales a extranjeros es traidor a la patria —dijo esta semana Andrés Manuel López Obrador, en un mensaje grabado en video—. Yo estoy absolutamente convencido de que privatizar el petróleo, reformar el artículo 27, es traicionar a la patria. Hay que llamar a las cosas por su nombre. Son unos traidores”.
Nadie que yo conozca, sin embargo, está proponiendo “privatizar el petróleo”. Si los diccionarios no han cambiado sus definiciones a últimas fechas, esto equivaldría a vender las reservas petroleras a empresarios privados. No sé si sea una mala idea, porque le daría un ingreso enorme e inmediato a los mexicanos sin realizar ningún esfuerzo o correr algún riesgo, pero no sé de ningún país que lo haya hecho.
Andrés Manuel retuerce la palabra para sus propósitos políticos. Privatizar no significa en su lenguaje vender un recurso a un empresario privado, sino simplemente permitir que haya inversión privada en una actividad. El que alguien pueda proponer inversión privada en la industria petrolera es suficiente, así, para tildarlo de traidor.
López Obrador confunde, además, a propósito el concepto de inversión privada con el de “entregar” los recursos naturales a extranjeros.
No sé si realmente el general Lázaro Cárdenas afirmó que quien entrega los recursos nacionales a extranjeros es un traidor. La cita no la encuentro por ningún lado. Pero decir que reformar el actual artículo 27 de la Constitución es traicionar a la patria seguramente colocaría en esta categoría al propio general Cárdenas.
Beneficios
La actual redacción del artículo 27 de la Constitución no es de Cárdenas sino de presidentes posteriores, particularmente de Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, quienes surgieron de ese PRI del que también salió López Obrador, pero que ahora repudia.
La propia Ley Reglamentaria del artículo 27 de la Constitución que Cárdenas promulgó en 1939 establecía los contratos de riesgo, en que empresas privadas comparten los riesgos y productos de una exploración petrolera y que hoy López Obrador considera una traición a la patria.
Pero la discusión teórica o histórica no tiene sentido en estos momentos. Lo que necesitamos saber es cuál es la mejor manera de otorgar mayores beneficios a los dueños del petróleo, que no son ni los políticos ni los líderes del sindicato de Pemex, sino los ciudadanos mexicanos. Hay muchos esquemas en el mundo y virtualmente todos implican una mayor o menor participación privada. Incluso en México tenemos una enorme presencia de contratistas privados, pero con reglas que dificultan la inversión productiva y que son lesivas para Pemex y para el pueblo mexicano.
Algunos políticos, sin embargo, rechazan cualquier debate pragmático o inteligente sobre las opciones para mejorar la renta petrolera de los mexicanos. Quien pretenda violar el dogma del monopolio petrolero que Adolfo Ruiz Cortines impuso a la Constitución mexicana en 1958 es un traidor a la patria, aunque sea el propio general Cárdenas… quien inventó los contratos de riesgo