La CNTE está tratando de empujar al gobierno federal al extremo. Los bloqueos causan un daño cada vez mayor en Oaxaca y Chiapas. En algunos casos se permite ya el paso de vehículos privados, usualmente a cambio de una cuota, pero en otros no. A los transportes de empresas privadas simplemente no se les permite circular. Las ambulancias, después de la muerte de cuando menos dos pacientes atrapados en los bloqueos, pueden ya transitar. Policías o maestros que dan clases recorren las carreteras con riesgo grave a su integridad.
Walmart, Oxxo y otras empresas se están viendo obligadas a cerrar tiendas. Diconsa, que atiende los lugares más aislados, está recurriendo a un puente aéreo para llevar productos a las comunidades. Los contribuyentes tenemos que pagar el costo adicional.
Desde que el gobierno federal llevó a cabo el fallido intento por liberar la carretera Oaxaca-Puebla en Nochixtlán el 19 de junio, con un saldo de ocho muertos en ese lugar y otro en Hacienda Blanca, ya no ha habido esfuerzos por utilizar la fuerza pública para liberar las vías de comunicación. El gobierno se ha paralizado, pero también ha preferido dejar que la CNTE cargue con el costo político de los bloqueos. Mientras esto ocurre, la situación que sufren las poblaciones se deteriora a pasos acelerados. Se agotan muchas mercancías. Ya hay mercado negro en productos esenciales. La falta de gasolina llega a niveles críticos.
Aun cuando la CNTE permita el paso de algunos vehículos, las consecuencias económicas de los bloqueos pueden ser muy importantes. Las empresas no cerrarán por unos días de bloqueo, es cierto, pero tendrán que hacerlo si estos se mantienen durante meses. Nuevas inversiones no habrá en una entidad en la que no hay libertad de tránsito.
Opción
Los cierres son una provocación a las autoridades federales. La CNTE ha encontrado que una de las tácticas que más le funcionan es generar mártires. Lo lograron ya en Nochixtlán, donde los hechos de violencia le permitieron a la CNTE conseguir una “mesa de negociación” en la Secretaría de Gobernación, la cual el secretario de Educación, Aurelio Nuño, había dicho no podía realizarse si los disidentes no regresaban a las aulas.
Pero cualquier extorsionador al que se le permita negociar siempre exigirá más. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, por lo tanto, demanda la abrogación de la reforma educativa y la entrega nuevamente del control de las escuelas públicas de Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Guerrero a la CNTE. Son posiciones que el gobierno simplemente no puede aceptar.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ha señalado que la paciencia ante los bloqueos tiene límites: “Tenemos un mandato de regresar a la normalidad y estamos abriendo los espacios. No se ha cancelado el diálogo, pero sí lo digo con toda claridad: tenemos que generar las condiciones; si no se dan estas por la vía del diálogo, entonces tenemos que actuar, porque no pueden seguir así las cosas”.
La CNTE, sin embargo, estará esperando a las fuerzas federales si tratan de liberar las carreteras. Muchas de las acciones policiales contra bloqueos de la CNTE terminan mal. Este es el caso de los hechos de violencia de Nochixtlán. Pero lo mismo ha sucedido a lo largo de los años en las movilizaciones de la CNTE, que sabe muy bien cómo crear mártires.
La Secretaría de Gobernación, sin embargo, no tendrá más opción que intervenir. El gobierno no puede aceptar que una organización bloquee carreteras de manera prolongada. La acción policial tendrá que ser mucho más cuidadosa que las que suele realizar la Policía Federal. El propósito es liberar las carreteras y no darle a la CNTE los nuevos mártires que busca.