Sergio Sarmiento
@sergiosarmient4
Termina no sólo el sexenio del presidente Felipe Calderón, sino también un período de doce años de gobiernos panistas, los cuales empezaron con grandes esperanzas el 1 de diciembre de 2000. ¿Quién puede olvidar el grito de “No nos falles” a Vicente Fox tras su triunfo electoral del 2 de julio de aquel año?
¿Cuál es el saldo de estos gobiernos panistas? Todo depende de a quién se pregunte. Los perredistas y priistas consideran que fueron dos sexenios de un experimento fallido, en los que prevalecieron la ineptitud, el conservadurismo y la corrupción.
Los panistas, por el contrario, consideran que fueron doce años de mejores gobiernos y reformas importantes en los que se enderezó el rumbo del país luego de siete décadas de regímenes autoritarios.
Los datos fríos cuentan su historia. El crecimiento económico en el período fue escaso. Suponiendo que este año la economía se expanda cerca de 4%, el promedio de los doce años panistas será de 2.2% anual. Es una cifra decepcionante, sobre todo si consideramos que se registró en un momento de vigorosa expansión en Latinoamérica y coincidió con un largo período de altos precios del petróleo.
Pero la verdad es que México ha venido creciendo con lentitud desde la década de 1980.
El manejo de las finanzas públicas fue en realidad bastante competente. Los secretarios de Hacienda, todos técnicos capaces y no políticos, con excepción de Ernesto Cordero, impidieron un gasto deficitario.
El Banco de México fue manejado de manera competente a lo largo de los dos sexenios. Los mexicanos, de hecho, nos hemos acostumbrado a vivir en una economía de baja inflación.
Cimiento
Los gobiernos panistas hicieron algunas reformas importantes, como la de transparencia que creó el IFAI en los tiempos de Vicente Fox o la de las pensiones del ISSSTE en el sexenio de Felipe Calderón, que salvó al sector público de una bancarrota inminente.
La reforma laboral, que se llevó a cabo casi al término del gobierno de Calderón, fue muy importante, pero por sí sola no creará los empleos que tanto necesitan los mexicanos.
Los presidentes panistas no pudieron hacer otras reformas de fondo, como la energética y la fiscal. Las que hubo fueron parciales, aunque en buena medida esto se debió a que los legisladores del PRI se negaron a hacer los cambios de fondo que resultaban indispensables. Es paradójico que ahora que están por asumir el poder, los priistas buscan impulsar las mismas reformas que les negaron a los gobiernos panistas.
Quizás el peor problema de los gobiernos panistas tuvo que ver con el tema de la seguridad. Durante el sexenio de Fox se escapó el Chapo Guzmán del penal de Puente Grande, en Jalisco, y empezaron las ejecuciones masivas, si bien el índice de homicidios dolosos alcanzó su nivel más bajo en la historia.
El presidente Calderón emprendió una ofensiva vigorosa contra los capos del crimen organizado y mató o detuvo a 25 de los 37 más buscados. Pero a cambio se desató una espiral de violencia que hizo que de 2007 a 2011 se triplicara la cifra de homicidios dolosos en el país.
Terminan dos sexenios panistas con claroscuros. La idea de que bastaba sacar al PRI de Los Pinos para que el país avanzara resultó falsa. Pero algunos avances se lograron, que un nuevo gobierno, con apoyo de los partidos realmente progresistas en el Congreso, podría usar como cimiento para empezar un período de crecimiento rápido con generación de empleos.