Supongo que la mayoría de los siquiatras tienen uno o dos pacientes de este tipo,
cuyo caso quisieran consultarme.
Hannibal Lecter
Hace un año cerraron el penal de Topochico en Monterrey, Nuevo León. Dentro de este hubo muchas muertes e innumerables peleas sangrientas, pero hoy nos ocupa la historia de Tomas Harris, el escritor de El silencio de los inocentes. Él cuenta que trató de entrevistar al norteamericano Dykes Askew Simmons, quien estaba recluido por triple asesinato en esta prisión.
Dykes trató de escapar y recibió un balazo por parte de los guardias. Harris conoció a un estudiante de medicina que curó al preso. El estudiante se paseaba por los pasillos con bata y el escritor sostuvo una pequeña plática con él, cuyo nombre era Jesús Castillo Rangel, y le preguntó por el asesino.
Jesús le pareció un joven encantador e inteligente. Al poco rato de la charla llegó el director del presidio, quien le informó que el “doctor” en realidad era un asesino que había matado a su amante en el consultorio de este por una riña. Le aplicó pentotal sódico, lo descuartizó y desangró para luego enterrar su cuerpo en Guadalupe, Nuevo León.
Lo que más le impresionó a Harris fue que el galeno le contó al director del penal que no sintió ningún remordimiento y se ufanaba de que en los cortes que le hizo a su novio nunca tocó hueso alguno.
En el libro y la película inspiradas en esta historia la joven agente del FBI Clarice Starling busca entender a un asesino serial y contacta al doctor Lecter, quien se encuentra recluido en una cárcel, para que le ayude a resolver el caso. La realidad supera la fantasía.
Otro dato curioso es que en el cartel que anunciaba la cinta hay un cráneo formado por cuerpos de mujeres en el centro de la mariposa que tapa la boca de Jodie Foster. Este fue diseñado muchos años antes ni más ni menos que por Salvador Dalí. Como no hubo descendientes nadie reclamó el plagio.
Hay otras cuatro cintas que abordan el tema pero a mi entender la primera es la mejor, con Anthony Hopkins como el sicópata doctor asesino.
Un asesino en serio
Tris encontró el cuerpo descuartizado de la joven pero logró escuchar que cerraban la puerta de atrás de la habitación.
Antes de que el asesino pudiera salir Tris alcanzó a dispararle en la pierna. El criminal cayó, así que el detective lo agarró muy fácil. Lo llevó al interior del cuarto. En el piso había una motosierra llena de sangre. Comenzó a descuartizarlo. Primero le cortó las manos, luego los hombros, los pies, las rodillas... Todo como supuso lo había realizado antes el loco con su víctima. La única diferencia fue que Tristán lo hizo mientras estaba vivo. Al final le cortó la cabeza.
Dejó los dos cuerpos. Se limpió la sangre con una manguera que encontró en el patio trasero y salió muy quitado de la pena. Nadie lo vio entrar ni salir.