La gente inteligente no se ofende, ellos sacan conclusiones.
Agatha Christie
Hannia Novell es sin duda un referente de la información nacional. Desde hace ya muchos años la podemos sintonizar en adn40 como la conductora titular del informativo de las nueve. Pero no nada más es una cara bonita: es Premio Nacional de Periodismo 2003 por el trabajo Infancia Interrumpida: Irak y finalista del Premio Internacional de Periodismo Gabriel Garcia Márquez por el documental El año de dos Papas.
Además, en 2004 ganó el Laurel de Oro a la Calidad que otorga la Asociación de Locutores de México y en 2009, durante el Foro Económico de Davos, Suiza, se le reconoció como Joven Líder Mundial.
Ella estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Tepeyac. También ha pasado por la Ibero, el Tec, el Beit Berl College en Israel y la George Washington University, siempre con altos estándares de estudios.
O sea, es una chingona. Por si fuera poco ha escrito los libros Bitácora de guerra; experiencia de una reportera y El santo caminó entre nosotros.
Hablar de Hannia es hablar de una mujer comprometida y con grandes capacidades de comunicación.
Ahora nos trae una nueva faceta de su alta calidad como escritora: Trazos de sangre, una novela policiaca bien construida, con personajes sólidos y creíbles; y, sobre todo, muy humanos, llenos de claroscuros, como la vida misma.
El género policiaco surge, según la biblioteca nacional española, en el siglo XIX de la mano de Edgar Allan Poe cuando crea al detective Auguste Dupin en su libro Los crímenes de la calle Morgue.
Hannia logra tensar la cuerdas con su personaje de Manrique y llevarnos por el texto junto con una reportera (que se me antoja es autobiográfica), Abril Mudarak, quien va tras las pistas de un asesino serial poco común.
No hay que perder detalle de esta fascinante obra de suspenso e intriga. No se las voy a espoilear porque espero que disfruten tanto como yo al leerla. Lo único que he de reclamarle a Hannia es: ¿por qué Abril (una de sus protagonistas) no se llamó mejor Hannia? O peor aún: ¿por qué no usó su nombre de pila? ¿Por qué Manrique, siendo hombre cabal, no lleva su apellido? En fin, es una novela muy recomendable, editada por Círculo Editorial Azteca, que pueden adquirir ya en las tiendas de la esquina. Ah, no, ¿verdad? En sus librerías preferidas.
Cuando Tris la conoció
Hannia Novell llamó a Tris porque tenía información de un asesino que vivía en la Magdalena Contreras, allá por la calle de Zacatecas. Al asesino lo apodaban el Tic Tac porque siempre acababa moviendo un reloj.
A Tris también lo apodaban así, porque de chico tenía un tic nervioso que hacía que moviera la cabeza de un lado a otro. Así que tenía doble interés en atrapar al maleante. El asesino había matado a unas 30 personas sin discriminar edad ni género. Era un sádico.
Hannia lo había estado estudiando y tenía un perfil sicológico del Tic Tac, con pelos y señales. La carpeta que desarrolló era más extensa y detallada que la Biblia.
Gracias a la colaboración de Hannia, Tris dio fácilmente con el asesino. Lo encarceló, pero no había cadáveres y las pruebas eran circunstanciales. No confesaba dónde enterraba a sus víctimas. En el estudio de Hannia había una parte donde describía cuál era el talón de Aquiles del Tic Tac: le gustaban los licuados de chocomilk.
Tris le llevó a la cárcel un litro de su preciado líquido. Antes de dárselo, comenzó a verter el líquido en el suelo. El Tic Tac, pidiendo clemencia, confesó dónde estaban los cuerpos y Tris se bebió enfrente de él todo el chocomilk.