EL LIBRO DE TEXTO

La mujer en la portada era una mesera de un conocido bar de la CDMX.

Sergio Pérezgrovas
Columnas
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Y así seguimos adelante, botes contra corriente, empujados sin descanso hacia el pasado.

El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald)

¿Recuerdan la portada del libro de texto que salió a la luz en 1959 y que acaba de cumplir 61 años? Resulta que la mujer plasmada en la portada era una mesera de un conocido bar de la Ciudad de México a donde acudían pintores e intelectuales de la época, entre ellos Diego Rivera.

Jorge González Camarena, hermano del reconocido inventor de la televisión a color (Guillermo González Camarena), acudía regularmente a ese bar. Ahí se encontraba una muchacha de nombre Victoria Dornelas, una hermosa mujer indígena de tan solo 19 años.

Camarena trató por todos los medios de convencerla para que posara para él, pero ella se negaba con el argumento de que su marido era pistolero y guarura de un político con muy mal humor, que descargaba su arma a los pies de ella a cada rato. En resumen, le advirtió que si posaba la mataría.

El pintor jalisciense no paró en buscar la oportunidad para pintarla, averiguó dónde vivía y un buen día alguien le avisó que en el portal de la casa de la tlaxcalteca había un moño negro en señal de luto. Camarena pensó lo peor: que el celoso marido la había matado. Ni tardo ni perezoso buscó la dirección y cuál sería su sorpresa al conocer que el listón era por el matón, quien había sido muerto a tiros (o sea que hubo un cabrón más rápido con la fusca).

Esperó los días de duelo y buscó a Victoria de nuevo, lográndola convencer de que la dejara pintar.

Hay una pequeña discrepancia en las fechas ya que el pintor asegura que fue en 1962, pero lo importante es que al final pudo realizar la obra tan conocida.

De Victoria no se sabe más. Al parecer conoció a otro pintor y se mudó a vivir con él a París. De seguir viva tendrá 80 años.

Héroe

Cuando niño, el papá de Tris metió a su hijo a la escuela de los maristas, el Colegio México, que por esa época gozaba de muy buena reputación. A pesar de ser una escuela privada los alumnos tenían que llevar el famoso libro de texto de la SEP. En una ocasión Tris invitó a su amigo Manolo Abascal a hacer la tarea juntos a su casa. El niño sacó su libro de texto, pero la portada estaba manchada de sangre. El papá de Tris, quien se las sabía todas, preguntó al niño. Este se puso nervioso y no supo qué responder. Pasó el tiempo y un buen día Tristán papá entró a la escuela con una orden de arresto para uno de los maestros por maltrato y abuso de autoridad. Manolo ese día sonrió como nunca. Tristán chico le preguntó a su amigo el porqué de su felicidad.

––Tu papá es un héroe, es mi héroe.

––Es el mío—contestó Tris.

Al cabo del tiempo, ya entrado en edad, sabría la verdad.