El diseño de la copa Jules Rimet, trofeo que se entregó al campeón del Mundial de futbol hasta 1970, se basa en Niké, la diosa griega de la Victoria. La figura tiene un par de alas y levanta los brazos para soportar una copa octagonal. Descansa en una base de mármol con unas pequeñas placas que llevan inscritos los nombres de los campeones del torneo.
Se realiza en plata esterlina enchapada en oro y su peso total es de 4.5 kilogramos. Cuando la diseñaron su precio se estimó en 50 mil francos.
Era 1928 cuando el entonces presidente de la FIFA, Jules Rimet, la mandó hacer con el artesano francés Abel Lafleur. Fue nombrada Diosa de la Victoria, pero en el congreso de la FIFA que se realizó en Luxemburgo el 1 de julio de 1946 le cambiaron el nombre en honor a su creador. Desde entonces se llama Copa Jules Rimet.
La regla decía que quien ganara el campeonato tres veces se quedaría con ella. Esto ocurrió en México 1970, cuando Brasil derrotó a Italia cuatro a uno. Si Italia hubiese ganado, esta nación se la habría quedado porque para entonces esa escuadra también tenía dos campeonatos. Brasil se quedó a perpetuidad con la copa. Los otros campeones tuvieron réplicas.
De hecho, unos meses antes del comienzo del Mundial de 1966, con sede en Inglaterra, la Copa Jules Rimet se expuso en una exhibición en el Central Hall Westminster de Londres, junto con una exposición filatélica. Misteriosamente, la estatua fue robada a pesar de la intensa vigilancia que la custodiaba. La policía londinense no tenía pruebas de dónde o quién perpetró el robo.
Mientras paseaba por un jardín con su dueño, el perro de David Corbett olfateó algo y encontró el valioso trofeo cubierto en periódicos. Los ladrones nunca fueron arrestados. Nadie sabe cómo llegó ahí. El perro, de nombre Pickles, se hizo famoso y de premio recibió croquetas para el resto de su vida.
Cuando Brasil ganó de forma definitiva la presea en 1970 expuso la copa en la sede de la Confederación Brasileña de Futbol. El 20 de diciembre, una vez más, fue robada. Al poco tiempo los tabloides informaron que el símbolo más importante ganado por el equipo brasileño había sido fundido. En 1986, la FIFA donó una réplica a la Confederación Brasileña.
Esos son los datos que hasta hoy se han recopilado, aunque dicen las malas lenguas que la copa anda por ahí, en la casa de un millonario excéntrico. ¿Será?
La copa
En una extraña mansión de la colonia Polanco, que parecía sacada de la película Psicosis, encontró la mucama el cadáver putrefacto de un hombre tirado en el jardín posterior y con un trofeo en la mano.
Cuando llamaron a Tris, el fotógrafo, quien había ya sacado muchas placas, sabía que la copa que llevaba en las manos era ni más ni menos la famosa presea Jules Rimet. El fotógrafo era un fiel aficionado al futbol.
Para Tristán ese deporte era una de las muchas cosas que le valían madre, por lo que no supo el significado de la copa hasta que su amigo el fotógrafo se lo explicó. Cuando los agentes quisieron quitarle al cadáver el trofeo de las manos, no pudieron. El cuerpo estaba todo duro y entumido. No se podían despegar las manos, así que decidieron dejarle la copa hasta llegar a la morgue. Ya ahí, y con todo el rigor mortis, las manos no cedían. Al hacer la autopsia se determinó que había muerto de muerte natural, un paro cardiaco fulminante. No había deudos. El occiso vivía solo, así que decidieron enterrarlo con todo y su copa. Total, nadie creería que era la copa original del Mundial de futbol.