¿Y AHORA QUÉ?

Mónica Soto Icaza
Columnas
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INFIDELIDAD

Tu suposición se convierte en certeza y sí: te pusieron el cuerno. Tu pareja sucumbió a la tentación y se encamó con aquel o aquella que era solo una amiga, no era su tipo, no le caía bien, o cualquier pretexto o explicación que te dio cuando externaste tus sospechas.

¿Y ahora? ¿Qué hacer? Confiésalo: era muy distinto responder a estas preguntas cuando los cuernos eran hipotéticos, que ahora que ya son un hecho concreto, ¿verdad?

Por eso sugiero algunas alternativas a ejecutar una vez confirmado que no eras una loca que alucina o un obsesivo que ve amenazas donde no las hay:

1. Si ya te querías ir, aprovecha el empujón que te regala la vida.

2. Evalúa la permanencia. ¿Hay voluntad por aprender del error? ¿Si te quedas sería porque amas a la persona y tienes fe en un futuro a su lado, o nada más te incomoda que cambie la cotidianidad y por eso prefieres quedarte para no vivir las molestias de una transformación de vida?

3. ¿Tu pareja es violenta, golpeadora, mentirosa, mañosa, manipuladora? ¿No es la primera vez que te pone el cuerno por alguna de esas situaciones? ¿Te ha insultado o golpeado más de una vez y te promete que no va a volver a pasar… y siempre vuelve a suceder? Mejor aprovecha la crisis para reconstruirte en soledad, no se puede remodelar lo que ya está demolido.

4. Si tú sigues o la otra persona sigue enamorada del tercero en discordia, es mejor darse el tiempo suficiente para tomar la decisión de continuar o separarse con cabeza fría. La rabia, el dolor, el deseo de venganza, el ego herido no son buenos consejeros.

5. Reconoce cuál es la vida que quieres, cuáles son tus necesidades afectivas, tus sueños, tu proyecto de vida, y evalúa si esa persona es la adecuada para acompañarte.

6. Reconoce la dinámica de poder en la relación. ¿Tienen los mismos derechos y obligaciones? ¿Las reglas aplican igual para ambos, o alguien tiene más concesiones? En una relación donde hay una víctima y un victimario no puede haber amor. Las relaciones de poder desequilibrado no son amor: no eres ni la mamá, ni el papá, ni el hijo ni la hija ni la mascota de tu pareja: eres su igual.

Momento propicio

7. Así como te casaste con esa persona por amor, también puedes terminar la relación con amor. Nos dicen tanto en las novelas como en las películas, que el término de una relación es conflictivo por naturaleza, que en el divorcio son indispensables el pleito, la violencia, las descalificaciones, las ofensas. Esto es un error. Se puede valorar lo bueno que compartieron, agradecer el aprendizaje y entrar al futuro con el corazón fuerte para construir mejores relaciones o vivir la soltería con armonía.

8. Si dejaste de querer a la otra persona o le perdiste el respeto, lo mejor es despedirse por lo sano.

9. La vida cambia. A veces las decisiones son incompatibles con la realidad. A veces todo sale según lo planeado. A veces sale mejor. A veces sale fatal. A veces solo hay que ajustar un poco el rumbo. A veces hay que modificarlo de manera radical. La infidelidad es un momento propicio para tomar decisiones hacia la alegría y la felicidad.

10. Si decides quedarte será importante perdonar a tu pareja sin estarle recordando todo el tiempo, o cada vez que te acuerdes tú, lo que pasó. Tienes que saber que nunca se te va a olvidar, nada más vas a aprender a lidiar con ello.

11. La infidelidad no siempre está tan mal; a veces te puede salvar de un mal matrimonio, liberar de un mal marido o una mala esposa; a veces es que simplemente te casaste con el amor de la vida de otra persona, y la infidelidad te da la oportunidad de descubrirlo.

12. Que la relación no funcionara no quiere decir que estén descompuestos. Alguien puede ser una mala pareja para ti, pero la mejor para alguien más. ¿Por qué no darse la oportunidad de descubrirlo?