La mayoría de los electores ya han tomado su decisión. La elección de 2024 se ha definido en buena medida como un plebiscito sobre las políticas del presidente López Obrador. La misma candidata oficialista, Claudia Sheinbaum, afirma que su proyecto es construir un segundo piso a la Cuarta Transformación. La opositora Xóchitl Gálvez cuestiona casi todas las políticas del actual gobierno.
Las encuestas favorecen ampliamente a Sheinbaum y sugieren que los programas sociales, que el presidente López Obrador ha hecho que se identifiquen con él y con su partido, Morena, son el principal factor en la intención de voto. En contra de su gobierno pesan la persistente violencia, el desplome del sistema de salud y una economía que ha crecido muy poco en el sexenio. Claudia se siente tan confiada de su triunfo, que más que buscar el voto a su favor a través de alguno de los tres partidos que la postulan está pidiendo una victoria de carro completo para Morena. “Vota todo Morena”, es el lema de los últimos días de campaña.
El presidente López Obrador busca dar a su sucesora un dominio total sobre el país, como el que tenía el PRI en los tiempos en que era el partido hegemónico. Señala, por ejemplo, que quiere cambiar el Poder Judicial para que se ajuste a las decisiones del Ejecutivo y no pueda invalidar leyes inconstitucionales. Quiere que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), los magistrados y los jueces, sean electos por voto popular en planillas controladas por el partido en el poder. Desea también eliminar a los legisladores plurinominales que han permitido a los partidos minoritarios tener representación parlamentaria y fueron cruciales en la democratización de nuestro país.
No sorprende así que la elección se haya convertido en una especie de referéndum del gobierno de López Obrador. Lo que busca el presidente es profundizar el cambio que ha realizado y centralizar el poder más que nunca en manos de quien ocupe la Presidencia de la República. Para cambiar la Constitución sin que la oposición pueda hacer nada, le ha pedido a Sheinbaum que busque una mayoría calificada de dos terceras partes en las dos cámaras del Congreso. Sin embargo, es poco probable que obtenga este objetivo.
Final del camino
Xóchitl Gálvez y sus seguidores afirman que buscan defender la democracia. Al país no le conviene, dicen, que el poder se concentre en las manos de un solo hombre o una sola mujer. Señalan que el presidente ha promulgado iniciativas inconstitucionales, ha eliminado proyectos de manera discrecional, ha gastado dinero en obras faraónicas no rentables y ha permitido que el crimen organizado tome control de partes importantes del país con su política de “abrazos y no balazos”.
El gobierno usa todos los recursos a su alcance para inducir el voto por Morena. El presidente López Obrador utiliza la mañanera para hacer campaña; ha recibido decenas de medidas cautelares por parte del INE y del Tribunal Electoral, pero esto no lo ha llevado a cambiar su conducta. A quienes se manifiestan a favor de la candidata de oposición los descalifica como “traidores a la patria”. Los “servidores de la nación” son un cuerpo pagado con dinero del gobierno, pero los utiliza para promover el voto a favor del gobierno.
No ha sido un proceso electoral justo. Pero al final del camino el elector estará solo en la mampara cuando cruce el recuadro de un partido o un candidato el día de la elección. En esta soledad emitirá su voto.