El pánico que se ha apoderado del Partido Demócrata tras la terrible actuación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el debate presidencial de la semana pasada está rápidamente evolucionando a una tormenta política sin precedente. A pesar del discurso oficial de la Casa Blanca, el mandatario se enfrenta a la amenaza más letal no solo a sus aspiraciones de permanecer en la carrera contra Donald Trump, sino a todo su legado político.
En la turbulenta arena política de EU la figura de Biden ha sido una constante, simbolizando tanto estabilidad como renovación en un momento crítico para el país. Pero no es ningún secreto que la clase política estadunidense enfrenta una crisis de liderazgos. Durante décadas, figuras veteranas han dominado el escenario, ancladas en un bibloquismo que ha generado estancamiento legislativo y divisiones profundas.
Esto es el resultado de una envejecida clase política estadunidense que rebasa, en promedio, los 64 años en el Senado y los 58 años en la Cámara de Representantes. De hecho, si se pusiera como límite de edad los 60 años, al menos 71% del Senado no podría ejercer su cargo.
Esta falta de renovación ha impedido la entrada de nuevas voces y perspectivas que puedan abordar los desafíos contemporáneos de manera efectiva. La avanzada edad de muchos líderes, incluido Biden, subraya la necesidad urgente de una transición generacional.
Crucial
Pero esos no son los únicos números que deberían preocupar a Biden. Una nueva encuesta de CNN publicada el martes pasado —una de las primeras desde el debate— encontró que tres cuartas partes de los votantes estadunidenses piensan que los demócratas tendrían más posibilidades de ocupar la presidencia si hubiera alguien más en la boleta.
Biden cayó seis puntos ante Trump en las preferencias. Incluso la impopular vicepresidenta Kamala Harris obtuvo mejores resultados que el mandatario en la encuesta, quedando detrás de Trump entre 47 y 45% dentro del margen de error.
Escenarios para un cambio de candidatura demócrata hay muchos, pero al final todo se reduce a la determinación de un solo hombre: Biden. Dicen que el liderazgo se mide no solo por la capacidad de tomar decisiones difíciles, sino también por la sabiduría de saber cuándo retirarse. Hoy, al aferrarse al poder, Biden puede estar inadvertidamente socavando la misma democracia que juró defender de una amenaza existencial llamada “Trump”.
Hoy, al negarse a considerar la posibilidad de no buscar la reelección a pesar de su avanzada edad, Biden corre el riesgo de convertirse en aquello que juró destruir: un líder aferrado al poder, incapaz de reconocer cuándo es momento de ceder el paso, tal y como ocurrió aquel vergonzoso 6 de enero de 2021 en el asalto al Capitolio.
En un momento en que tanto EU como el resto del mundo enfrenta desafíos sin precedentes, la renovación del liderazgo es crucial para garantizar un futuro para los valores democráticos. Hoy Biden tiene la opción de elegir cuál será su verdadero legado: el de la sabiduría o el del villano involuntario.