POBRES CRIATURAS, UNA REVISIÓN ÚNICA DE FRANKENSTEIN

Francisca Yolin
Columnas
FRANKENSTEIN

La última película de Yorgos Lanthimos es otra de sus oscuras comedias, que sigue la historia de una mujer renacida y su paso a la madurez en un deslumbrante entorno victoriano steampunk.

Con actuaciones magistrales que prometen destacar en la temporada de premios, Pobres criaturas (Poor Things) nos sumerge en un mundo surrealista lleno de detalles absurdos y extravagantes.

Conocemos a Bella Baxter (Emma Stone), una mujer adulta con comportamiento de niño que está aprendiendo a caminar y hablar. La trama se desarrolla en la mansión victoriana de su creador, Godwin Baxter, donde habitan animales híbridos hilarantes creados mediante la costura de torsos de patos y cuerpos de perros, o cabezas de cerdos y cuerpos de pollos.

Estos seres imaginativos marcan el tono surrealista que se extiende a lo largo de la película, creando una versión única de la Londres victoriana y el clásico Grand Tour a través del cual seguimos el crecimiento de Bella, tanto física como mentalmente.

Siguiendo la firma distintiva de Lanthimos, la película explora comportamientos extraños y extremos en entornos rígidamente codificados, similar a The Lobster (2015) o The Favourite (2018).

Emma Stone, en el papel principal, garantiza una nominación, y su actuación precisa, valiente y divertida asegura que merezca más que elogios. Willem Dafoe interpreta a Godwin Baxter, un talentoso cirujano dispuesto a experimentar de manera salvaje. Y la historia se centra en su creación, Bella, que se desarrolla física y mentalmente en un mundo que la impulsa hacia adelante.

Química

Gran parte de la trama se centra en el descubrimiento temprano del placer sexual por parte de Bella, lo que la lleva a una búsqueda insaciable de conocimiento y experiencias.

Mark Ruffalo, como el abogado Duncan Wedderburn, sorprende con una actuación de un hombre arrogante y controlador, pero vulnerable y cómicamente autodestructivo. Su dinámica con Stone es impresionante, hasta que el crecimiento del personaje de Bella eclipsa la construcción de Wedderburn, llevándolo a la locura en una reversión maravillosa de los tropos narrativos victorianos.

El Grand Tour de crecimiento lleva a los protagonistas de Lisboa a Alejandría y París, donde Bella, tras dejar atrás a Wedderburn, trabaja como prostituta para explorar la sexualidad humana. La película culmina en Londres, donde descubre los intentos fallidos de Baxter por replicar su experimento con otra mujer. El último acto, aunque un poco más débil, no resta valor a la historia, que de todas formas llegaría al mismo punto.

Lo que distingue a Pobres criaturas de las obras anteriores de Lanthimos, igualmente surrealistas y crueles, es una nota más alegre que resuena a lo largo de la película. Incluso en sus momentos oscuros, la película es profundamente alegre.

Acompañamos a Bella en su asombro infantil al descubrir el maravilloso mundo exterior, reflejado para el espectador en sets exagerados, colores saturados y la construcción surrealista de los lugares fantásticos que visita.

Este filme es una joya visual, una historia de crecimiento única y una exhibición de talento de Stone y Ruffalo, cuya química enciende la pasión en cada escena. Es un filme imperdible y una experiencia cinematográfica que dejará un recuerdo que durará.