UN PRESIDENTE MINARQUISTA GRINGO (3)

“Si se fomenta la producción, la distribución se cuida sola”.

Guillermo Fárber
Columnas
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“Apenas hay una palabra en la Constitución de cualquiera de nuestros estados o de nuestra nación que no haya sido escrita con el propósito de proteger las libertades del pueblo de alguna servidumbre que un gobierno despótico les había impuesto en algún momento.

“Esta Constitución necesita un esfuerzo constante y una vigilancia incansable para su protección y apoyo.

“No necesitamos preocuparnos mucho por los derechos de propiedad si observamos fielmente los derechos de las personas. Bajo nuestras instituciones sus derechos son supremos. No es la propiedad sino el derecho a poseer propiedades, tanto grandes como pequeñas, lo que garantiza nuestra Constitución.

“Lamentablemente, el gobierno federal se ha desviado mucho de su negocio legítimo. Ha traspasado campos donde no debería haber trasgresión. Si pudiéramos limitar nuestros gastos federales a las obligaciones y funciones legítimas del gobierno federal sería evidente una reducción material. Pero mucho más importante que esto sería su efecto sobre la estructura de nuestra forma constitucional de gobierno, que tiende a debilitarse y socavarse gradualmente por esta invasión.

Sobre el libre comercio

“Donde el comercio ha florecido, la civilización ha aumentado. Hoy no es la flota de batalla, sino la flota mercante la que al final determinará el destino de las naciones. La civilización y las ganancias van de la mano.

“En toda experiencia la acumulación de riqueza significa la multiplicación de las escuelas, el fomento de la ciencia, el aumento del conocimiento, la difusión de la inteligencia, la ampliación de las perspectivas, la ampliación de las libertades, la ampliación de la cultura. Por supuesto, la acumulación de riqueza no puede justificarse como el fin principal de la existencia, pero mientras la riqueza sea el medio y no el fin no debemos temerla demasiado”.

Prosperidad

“No podemos mejorar la condición del pueblo o reformar la naturaleza humana introduciendo a la nación en los asuntos de los estados o despojando al pueblo de sus negocios.

“Nuestro país es un excelente ejemplo del hecho de que si se fomenta y aumenta la producción entonces la distribución se cuida sola. Ningún otro país se acercó jamás al nuestro en la distribución equitativa y general de la prosperidad.

“Hemos tenido muchos intentos de regular la actividad industrial por ley. Algunos se han basado en la teoría de que si quienes disfrutaban de prosperidad material la utilizaban para fines equivocados, esa prosperidad debería limitarse o abolirse. Sería tan sensato como abolir la escritura para impedir la falsificación.

“Una prosperidad en expansión requiere que la mayor cantidad posible de ingresos excedentes se invierta en empresas productivas bajo la dirección de las mejores capacidades personales. Esto no se logrará si los impuestos eliminan en gran medida las recompensas de tal acción.

“El curso sabio y correcto a seguir en materia de impuestos y toda otra legislación económica no es destruir a aquellos que ya han logrado el éxito, sino crear condiciones bajo las cuales todos tengan mejores posibilidades de tener éxito.

“No importa lo que digan acerca de hacer que los ricos y las corporaciones paguen los impuestos, al final estos provienen de la gente que trabaja. Son sus compañeros de trabajo a quienes se les ordena trabajar para el gobierno cada vez que se aprueba un proyecto de ley de asignaciones”.