“¿Qué es lo opuesto a una dependencia depravada de la deuda para comprar cosas de valor cuestionable o temporal? Comprar herramientas con efectivo y aprender a usarlas para crear valor para uno mismo, su hogar y su comunidad, y consumir/compartir/vender lo que uno produce.
“La Contracultura cuestionó el valor de la deuda y el consumismo y buscó regresar a las habilidades y valores fundamentales de la era anterior a la deuda y al consumismo. Estas incluían la frugalidad (no desperdiciar, no querer) al servicio de ahorrar y pagar todo en efectivo en lugar de pedir dinero prestado, y reducir la dependencia del sistema explotador de trabajo, donde uno vende su tiempo (es decir, su vida) por los dudosos beneficios de un salario.
“La alternativa preferida de la Contracultura era ser dueño de tu propio trabajo, ser dueño de tus propias herramientas y ser dueño de tu propia tierra. Y por ‘propio’ queremos decir ‘propio, libre y claro’; o sea, deuda cero.
“Uno de los libros más populares de la era de la Contracultura fue Cómo vivir con nada. Una exageración, por supuesto, pero no obstante ofrecía una guía práctica para gastar lo menos posible, pues se entendía que la frugalidad es libertad, mientras que la deuda es servidumbre”.
Libertad
“En mi propio trabajo me he esforzado por ofrecer alternativas a la acumulación de deudas/servidumbre. Mi libro Get a Job, Build a Real Career ofrece una alternativa a aceptar una vida de deuda/servidumbre por un título universitario de valor cuestionable.
“Mi libro Self-Reliance in the 21st Century establece un marco para aumentar la autosuficiencia reduciendo la exposición a fragilidades y vulnerabilidades sistémicas y reuniendo habilidades y activos del mundo real en lugar de acumular más deuda o depender de un gobierno financiado con deuda.
“Nuestra primera casa fue una microcasa construida con herramientas manuales, ya que no había servicio eléctrico en el lugar. Se puede hacer mucho con una sierra de mano y otras herramientas básicas. Unos años más tarde, a la edad de 26 años, construimos una ‘casa real’ nosotros mismos, subcontratando los servicios eléctricos y de plomería requeridos por los códigos de construcción locales. Tomamos un préstamo del banco local por cinco mil dólares para terminar la casa y la liquidamos en menos de dos años (en dinero de hoy, unos 17 mil 500). A partir de ahí la casa era nuestra, libre y limpia.
“La frugalidad al servicio del ahorro y el pago de contado por un valor duradero es realmente libertad. También lo es saber cómo hacer las cosas para no tener que pagar a otros para que hagan lo que tú mismo podrías haber hecho.
“En lugar de burlarnos de la Contracultura nos beneficiaría volver a adquirir sus valores que favorecían la frugalidad y la autosuficiencia, la propiedad de habilidades, trabajo, empresas y tierras, compartir conocimientos con otros y rechazar la deuda como servidumbre innecesaria.
“Estos valores no desaparecen con el éxito financiero, sino por el contrario, son su base (https://www.oftwominds.com/blogoct23/counterculture10-23.html; Charles Hugh Smith)”.