TOSCA

“Una combinación casi perfecta”.

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Tosca, de Giacomo Puccini.

Una de mis óperas favoritas es, sin lugar a dudas, Tosca, de Giacomo Puccini. Este comentario viene a cuento porque justo en días como los que corren, pero del año 1900 (el 14 de enero para ser exactos), se estrenó esa obra maestra en el Teatro Costanzi de Roma. El libreto de la misma fue escrito por Luigi Illica y Giuseppe Giacosa.

Antes de entrar a comentar la trama de la ópera permítame el lector expresar mi profunda admiración al trabajo realizado por Puccini. Este enorme compositor nació el 22 de diciembre de 1858 en la ciudad de Lucca. De hecho, Italia y la ópera van de la mano (sin por ello despreciar otras óperas cuyos textos están escritos en alemán, francés, inglés y otras lenguas).

El origen de la ópera lo encontramos en la llamada Camerata Fiorentina, que hacia finales del siglo XVI, en Florencia, reunió a talentos de todo tipo que buscaban un renacimiento musical inspirados en el teatro griego.

Desde luego que no podemos dejar de reconocer en esa influencia italiana para el origen y desarrollo de la ópera al que ha sido considerado “el padre” de la misma: Claudio Monteverdi.

De los compositores italianos más conocidos, escuchados y venerados por sus distintas óperas, serias o cómicas, encontramos en primerísimo lugar al propio Giacomo Puccini, a Giuseppe Verdi, junto con Vincenzo Bellini, Gaetano Donizetti y Gioachino Rossini; seguidos muy de cerca por Ruggero Leoncavallo y Pietro Mascagni.

Trama

Regresemos a Tosca. Lo que nos ofrece esta obra es una combinación casi perfecta entre una historia horrenda, con un final inesperado, arias preciosas (Vissi d’arte, E lucevan le stelle), un enorme Te Deum, el lirismo característico de Puccini y la mezcla de sentimientos y conductas humanas, algunas naturales y propias de nuestra especie y otras brutales, inconfesables y vergonzantes.

Un apretado resumen de la trama es que Mario Cavaradossi (tenor) es un pintor de quien está enamorada Floria Tosca (soprano) y que, por ayudar al revolucionario Angelotti (bajo), cae en las garras de Scarpia (barítono).

Sin proporcionalidad alguna por la falta cometida, Cavaradossi es objeto de prisión, tortura, amenazas de muerte y el eterno señalamiento de traidor a la patria.

Tosca —bella, pero celosa— se encuentra desesperada por la enorme pena y condena de la que es sujeto Mario y accede a un encuentro privado con Scarpia, bribón que le ofrece a su invitada y al procesado un salvoconducto para quedar en libertad y poder huir de Roma, a cambio de los favores sexuales de Tosca. Ella, creyendo en la palabra de este ser miserable, accede a cambio de la vida y libertad de su amado.

Al tiempo de que Scarpia redacta el salvoconducto en su escritorio Tosca toma un cuchillo de la mesa del banquete que le será ofrecido por el jefe de la policía, para hacerse justicia por propia mano. Scarpia es notificado de que Angelotti ya fue localizado, pero lamentablemente muerto por suicidio. Scarpia finge instruir a Spoletta (miembro de la corporación) para que el fusilamiento de Cavaradossi sea simulado y así puedan escapar los amantes.

Scarpia se acerca a la mujer de sus deseos, pero esta le clava el puñal antes de ser sometida. Es así que Tosca corre a confesar a Cavaradossi todo el plan y le pide hacer una gran actuación cual si cayese fulminado con su supuesta ejecución. Pero Tosca no contaba con que la instrucción de Scarpia era que la simulación no lo fuera en realidad y que ejecutaran a Mario como era la decisión original.

Al percatarse de la muerte de su amado y escuchar la llegada de la guardia de Scarpia en búsqueda de Tosca, esta asciende la escalinata de la torre del castillo de Sant’Angelo y se arroja al vacío, no sin antes gritar: “O Scarpia, avanti a Dio!”, que significa: “Scarpia, ya nos encontraremos ante Dios”.