LA TORMENTA (ELÉCTRICA) PERFECTA

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TORMENTA ELÉCTRICA CAOS

Han bastado pocas muestras para darnos cuenta de cuán importante es contar con un servicio de provisión eléctrica eficiente e ininterrumpido para un correcto desarrollo de nuestras actividades en la vida cotidiana.

Este insumo fundamental propicia en muchos sentidos un devenir cotidiano mucho más ordenado y funcional; la electricidad es así, en muchos casos, el núcleo y punto de partida de casi toda nuestra actividad.

No contar con ello pone en relevancia la muy posible crisis que se avecina, ya que los niveles de saturación en la demanda dependen directamente de las altas temperaturas que el clima en nuestro país ha experimentado. Así, lo más preocupante es que conforme a la opinión experta México aún no ha atravesado por las más cruentas olas de calor que se ven en el horizonte próximo: los meses de junio, julio y agosto podrían significarse en los más calurosos incluso de la historia para nuestro país.

Tal situación nos ubica en un círculo negativo, ya que el calor ha venido de la mano con sequías atípicas. A tal grado resulta complicada esta situación, que se sabe que actualmente doce estados de la República presentan sequías catalogadas como graves; 80% de los municipios del país no ha tenido la provisión hídrica suficiente, ya no se diga para la reserva en presas, sino para el consumo fundamental agrícola o personal.

Tener una disminución generalizada de 40% del nivel de agua en las presas a nivel nacional por igual limita en gran medida las capacidades de producción de energía que se generan bajo la modalidad hidroeléctrica.

Pero ahí no terminan las calamidades: ante los apagones que en pasadas semanas ocurrieron en todo el territorio nacional el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) informó que dicho escenario se provocó en gran medida porque tres de las grandes plantas generadoras dejaron de proveer la reserva necesaria al sistema nacional. Tan mala suerte se tuvo, que conforme a lo informado por el centro las proveedoras de energía fotovoltaica dejaron de funcionar “atípicamente” debido a la existencia de nubosidad. Malas circunstancias pero por igual mal escenario que orilló al Cenace a cortar el suministro eléctrico por espacios no menores de una hora en distintos puntos de la República.

Probable caos

Pero más allá de aquellas razones sobre las que no se tiene control ni injerencia está la previsión para contar con un sistema nacional de generación de energía eléctrica que se encuentre preparado y a la altura de una demanda que ya se sabe será creciente conforme al avance del tiempo.

El proteccionismo sindical y de rentabilidad electoral a la industria eléctrica, disfrazado de patriotismo, sumado a una política de restricción donde el propio Estado dejó de promover la generación eléctrica por vías privadas, han resultado en una debilidad estructural del ramo que hoy preocupa en demasía.

Lo anterior se ha potenciado al establecer una meta para que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) genere 55% de toda la energía consumible en el país. Esto provoca a su vez limitar la construcción, establecimiento y conexión a la red de suministro de cualquier planta de la iniciativa privada. Y por si fuera poco el presupuesto dedicado a la industria eléctrica a través de su empresa estatal resulta absolutamente insuficiente para procurar un mantenimiento adecuado a la totalidad de la red eléctrica nacional. Se estima que más de 70% del presupuesto dedicado a la CFE se circunscribe al pago de gasto corriente y no a la inversión productiva o al mantenimiento de la red.

Y a pesar de este panorama no se ha instrumentado un plan emergente estructurado, objetivo y de plena coordinación entre entidades para la solución temprana del problema.

A medida que se acerca el verano la demanda, que hoy se estima en 48 mil 500 megawatts, podría aumentar hasta en 15%, lo cual, con las condiciones actuales, podría llevar a un colapso mayor en las zonas de alta concentración poblacional: Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, centros densamente poblados, así como la propia península de Yucatán, como zona de alta industrialización, podrían quedar en una oscuridad más prolongada y continua.

¿Estamos preparados para el caos probable?